Comentario
En primer lugar debemos aclarar a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de unidades organizativas indígenas. Se han utilizado varias expresiones para designar a aquellas realidades que encierran los términos gens, gentilitas y genitivos de plural que aparecen en las inscripciones formando parte del nombre de los individuos. Desde el término homónimo de "gentilidades", inicialmente utilizado por Tovar y seguido posteriormente por muchos autores, hasta quizás el más cercano a la realidad de "organizaciones suprafamiliares", propuesto por M.L. Albertos, aunque esta autora incluye también en la denominación términos como populus y otros, o el que, aun pareciendo más ambiguo por su primera parte ("unidades organizativas"), mejor define lo que realmente son por el segundo ("indígenas"), utilizado por M.C. González y otros autores.
Así pues, cuando hablamos de unidades organizativas indígenas, nos estamos refiriendo a esas realidades, que, por cierto, no sabemos todavía qué son, ni su forma de organizarse, que aparecen en la epígrafia bajo los términos gens, gentilitas y genitivos de plural en -on/-om, -un/-um y -orum, y que han sido objeto de una recogida y análisis exhaustivo por M.C. González, siguiendo y ampliando los trabajos de M.L. Albertos, pioneros en éste como en tantos otros temas referidos al análisis de la realidad indígena en la Hispania romana, y de J. Santos.
Lamentablemente para nosotros los datos transmitidos por las fuentes son insuficientes para poder hacer una reconstrucción completa de cómo era la sociedad indígena en el momento de la conquista de la Península Ibérica por Roma. A pesar de ello, los investigadores han intentado definir el grado de desarrollo histórico alcanzado por estos pueblos y, para ello, se han fijado fundamentalmente en la información que transmiten las fuentes epigráficas, en las que aparecen los términos anteriormente referidos. Junto a estas informaciones tenemos las descripciones que Estrabón hace de estos pueblos.
El problema se centra en saber qué es lo que representan esos términos y cuál es el papel que las unidades que representan juegan dentro de la organización social indígena.
A pesar de la falta de información se ha calificado a la sociedad indígena de la zona como una sociedad de carácter gentilicio o tribal, aludiendo con estos términos a una sociedad preestatal, aplicando un modelo teórico elaborado por Morgan a finales del siglo XIX a partir de su análisis de la sociedad de los indios iroqueses de Norteamérica, aplicación de este modelo que no es exclusiva a la Antigüedad de la Península Ibérica, sino que tiene su origen en su aplicación a otras sociedades del mundo antiguo, concretamente a Grecia y Roma.
En el siglo XIX se crea un modelo que intentaba explicar el proceso mediante el cual en Grecia y Roma se había llegado a la formación de la ciudad-estado, a partir del conocimiento del resultado final, pero no de su desarrollo, ni de su punto de partida. Para llenar este vacío se recurrió a un esquema teórico elaborado en buena parte sobre sociedades primitivas modernas. Se suponía, con una perspectiva evolucionista, que estas sociedades primitivas modernas se hallaban en un estadio de desarrollo similar al del pueblo heleno y latino de comienzos del primer milenio y, por ello, su estructura social debía ser semejante. Según esto, se asumió que la ciudad-estado clásica se había constituido a partir de una sociedad fundamentada en grupos de parentesco con escaso o nulo enraizamiento territorial. Estos grupos de parentesco estarían vertebrando las principales actividades comunitarias tanto en el plano social y económico como en el religioso, etc. La confirmación de esta similitud se establecía a partir de la existencia en las sociedades clásicas de una serie de términos como genos, phratría, phylé en Grecia y gens, curia y tribu en Roma, que se identificaban con los grupos de parentesco que se conocían entre los pueblos primitivos modernos, en particular, entre los indios norteamericanos. Los términos gens, phratría y tribu se convirten en categorías que designaban a ciertas agrupaciones parentales fuera cual fuera la sociedad en la que se hallaban, e incluso el adjetivo gentilicio, derivado de gens, fue utilizado para designar el tipo de organización social que constituía la pieza básica.
Las noticias que se conservan en la sociedad clásica sobre estos términos son escasas y confusas; sin embargo, a partir de ellas, se intenta reconstruir de una manera razonable y verosímil el proceso que condujo a la cristalización de la ciudad-estado desde el estadio gentilicio definido a partir de determinados modelos antropológicos.
Los fundamentos de la teoría gentilicia surgieron con los primeros balbuceos de la ciencia antropológica de los años sesenta y setenta del siglo XIX. Varios investigadores (Maine y Morgan, entre otros), partiendo del estudio de sociedades distintas (la clásica o, más concretamente, el derecho antiguo el primero y las sociedades primitivas modernas, concretamente los iroqueses, el segundo) coincidieron en dos puntos de interés que llevaron a la elaboración de la teoría gentilicia: por un lado la preocupación que se mostraba por la familia, su génesis y desarrollo y, por otro, la valoración del relevante papel de las relaciones de parentesco en las sociedades primitivas. A partir de aquí se intenta elaborar un esquema sobre la evolución social de la humanidad.
El verdadero padre de la teoría gentilicia fue L.H. Morgan para quien la organización gentilicia habría nacido del "salvajismo" y habría acompañado a la humanidad como forma fundamental de la organización social e incluso habría sobrevivido, aunque desvirtuada durante las primeras fases de la "civilización". Para Morgan no importaba la sociedad de la que se tratara, pues esta organización era idéntica en estructura orgánica y principios de acción, de forma que el genos griego, la gens latina, etc. eran lo mismo que la "gens" del indio americano.
Su valoración del papel del parentesco en las sociedades elementales, así como de la importancia de la actividad económica en el desarrollo social y, en particular, de la propiedad privada y su transformación hereditaria como elemento clave en el proceso de formación del Estado, hicieron que rápidamente su teoría fuera aceptada por los padres del marxismo, Marx y Engels, y que sus postulados quedaran sólidamente arraigados.
El término tribu es utilizado a partir de Morgan por toda la antropología en general para designar dos realidades: un tipo de sociedad, un modo de organización social específico que se compara con otros modos (estados, bandas, etc.) y un estadio de la evolución de la sociedad humana. En ambos casos el término es muy impreciso y, por ello, hace más de dos décadas que está en crisis debido a las críticas sobre su imprecisión. En la actualidad, en la definición de Morgan únicamente se ha mantenido su primer aspecto, es decir, el descriptivo de un tipo de sociedad, aunque no tal y como Morgan lo había hecho. El segundo aspecto, la referencia a un estadio de evolución, se ha perdido a raíz del hundimiento de las teorías evolucionistas.
Antes de pasar adelante vamos a fijarnos en los elementos esenciales que definían el modelo de sociedad descrito por Morgan. Según este autor, la "sociedad gentilicia" se caracteriza en todas partes por:
1. Estar basada en las relaciones de parentesco o, lo que es lo mismo, que la consanguineidad es lo que cohesiona la sociedad. Existen tres grupos básicos, que suponen tres grados distintos de parentesco, gens, fratría y tribu. El grupo fundamental es la gens: varias gentes constituyen una fratría y varias fratrías constituyen una tribu. La gens constituye un grupo que tiene un antepasado común y la pertenencia a este grupo se fija por la sangre, por vía materna.
2. En su seno existe la igualdad más estricta entre sus miembros.
3. Existe la propiedad comunal de la tierra.
4. Todos los miembros eligen o deponen en asamblea a sus jefes.
5. Tienen una religión y unas prácticas religiosas comunes, así como un cementerio común.
Los avances de la antropología han mostrado cómo muchas de estas características eran dudosas: en muchos casos no coinciden unidad lingüística, cultural y tribal; la descendencia común a partir de fundadores ancestrales era una ficción; se ha descubierto que aquellas sociedades que se clasificaban como "democracias militares" eran auténticas "sociedades estatales" donde la organización en tribus no había desaparecido, etc.
El concepto de "sociedad tribal" designa en la actualidad un pequeño grupo de rasgos visibles del funcionamiento de numerosas sociedades llamadas primitivas: el carácter segmentario de las unidades socio-económicas elementales que lo constituyen; el carácter real o aparente de los grupos de parentesco de estas unidades socio-económicas y el carácter multifuncional de esas relaciones de parentesco.
Del concepto de tribu elaborado por Morgan ha desaparecido aquello que estaba directamente relacionado con las concepciones especulativas, por ejemplo, la idea de un orden necesario de sucesión de sistemas matrilineales de parentesco a patrilineales, etc.
Numerosos trabajos desde el campo de la Lingüística y de la Historia Antigua se han ocupado del estudio de la organización social de los pueblos del área indoeuropea de la Península Ibérica. Los avances de una y otra disciplina, así como nuevos hallazgos epigráficos, han contribuido a ampliar los conocimientos sobre las características de la organización social de los pueblos prerromanos y su continuidad o transformación en época romana.
Tradicionalmente se ha definido a la España prerromana indoeuropea por el carácter "tribal" o "gentilicio" que se atribuye a su organización social, carácter que estaría ausente en la zona ibérica. Bajo este apelativo se trataba de remarcar la inexistencia o precariedad de formas estatales y el predominio de las relaciones de parentesco como elemento de articulación social. Pero el área indoeuropea no es homogénea y, aunque hay zonas en las que percibir la existencia de una organización "estatal" es muy dificil, en otras no lo es tanto, y las relaciones de parentesco debieron jugar un papel importante, de forma que en la epigrafia se mencionan unidades organizativas cuya denominación alude al vocabulario del parentesco.
Sin embargo, cuando se habla de organización gentilicia, lo que se quiere expresar claramente es algo más que esto, es decir, aludir a una sociedad organizada según el modelo teórico elaborado por Morgan, un tipo de comunidad basada en el parentesco, sobre el que girarían todos los actos de la comunidad.
Schulten ya utilizó esta definición para el área indoeuropea (para él céltica) de España. Existía, en su opinión, la organización en tribu, clan y familia. El clan equivaldría a las gentes o gentilitates y a las centurias (signo "C invertida" de la epigrafia). Varias familias constituirían un clan y varios clanes una tribu. Caro Baroja, al tratar de la organización social de los pueblos del Norte, realizó una gran aportación con su revisión de la utilización del término tribu por los historiadores modernos, aunque esta llamada de atención no haya sido tenida en cuenta por la mayor parte de los historiadores. En general se han utilizado y se siguen utilizando términos y conceptos no definidos claramente y que han llevado a errores y vagas generalizaciones. No debemos olvidar que los autores antiguos utilizaron términos con una acepción institucional concreta en su ámbito político y socio-cultural; la cuestión es saber si estas denominaciones tienen un contenido idéntico o no cuando se aplican a pueblos considerados bárbaros. Es el tan traído y llevado tema de la interpretación romana de la realidad indígena a partir de los esquemas de los conquistadores.
Desde el campo de la lingüística los trabajos de Tovar suponen un gran avance, pues, aparte de hacer una recogida exhaustiva para su época de todos los documentos en que aparecen términos que se refieren a estas formas organizativas, señala que el territorio de las gentilidades (término que utiliza para englobar a gentes, gentilitates y genitivos de plural) es distinto y excluyente con respecto al ocupado por las "centurias" (sic). M.L. Albertos siguó con esta labor de recogida de todos los documentos, pero sin llegar a intentar una interpretación de su significado.
Desde el punto de vista de la Historia Antigua hay que resaltar el artículo de M. Vigil antes citado, que dio una serie de pautas para analizar la pervivencia de las estructuras sociales indígenas. Dentro de esta línea debe encuadrarse el primer intento de descubrir la realidad social indígena y su evolución con la llegada de los romanos realizado por J. Santos a partir de la interpretación del Pacto de los Zoelas, y el análisis tanto de las inscripciones con términos que pueden tener una referencia parental, como de los castella de Gallaecia.
Otros autores han equiparado gentilitas y genitivos de plural con clan, como es el caso de Salinas de Frías en sus estudios sobre los pueblos prerromanos de la Meseta.
Más recientemente en un trabajo de Urruela sobre los pueblos del Norte peninsular se afirmaba que estos pueblos se encontraban en una situación de paso entre las tribus igualitarias y las sociedadades jerarquizadas, con el siguiente esquema organizativo: pueblo - tribu clan - linaje y grupo familiar, en el que las gentilitates (sic) documentadas en la epigrafia correspondían a grupos de linaje. El principal problema de este trabajo es el de no haberse ocupado del análisis de las fuentes, por lo que su esquema teórico elaborado desde presupuestos antropológicos y etnológicos no resiste la prueba de contrastarlo con las fuentes.
Pero, sin duda, el mayor avance realizado hasta el momento lo tenemos en la obra citada de M.C. González, completado en algunos aspectos por otras obras citadas en la bibliografia, donde, analizando los términos que reflejan formas organizativas indígenas suprafamiliares del área indoeuropea, se establecen tres grupos precisamente a partir de estas formulaciones:
1. Unidades organizativas indígenas representadas por el término gens, atestiguado casi únicamente entre cántabros y astures.
2. Unidades organizativas representadas por el término gentilitas, que es el grupo menos numeroso, reduciéndose prácticamente a las menciones del Pacto de los Zoelas y a una dedicatoria religiosa hallada en Oliva, Cáceres.
3. Unidades organizativas representadas por el genitivo de plural, que forman parte del sistema onomástico de los individuos y que son, con mucho, las más numerosas.
A partir de su exhaustivo análisis M.C. González llega a establecer una serie de conclusiones entre las que cabe resaltar la referida a la naturaleza de la realidad que encubren estos términos de la epigrafia y de la que damos cuenta a continuación:
- Los términos gens, gentilitas y genitivos de plural hacen referencia a unidades organizativas indígenas de mayor o menor amplitud caracterizadas por ser unidades parentales que actúan como unidades sociales dentro de unos límites territoriales definidos. Aunque los tres aluden a unidades organizativas cuyo principio básico común es el de estar integradas por individuos unidos entre sí por vínculos de parentesco, tienen cada uno de ellos un valor concreto, definido y distinto en cada caso y no pueden ser equivalentes.
- Los genitivos de plural se mencionan preferentemente en el "origo" personal y, cuando no es así, figuran como propietarios de algunos "instrumenta", como sucede con los individuos particulares, y como partes que participan en la realización de pactos de hospitalidad y en una ocasión aludiendo a una divinidad.
- Las gentilitates nunca aparecen en el "origo" personal, sólo lo hacen como parte que interviene en pactos de hospitalidad y en una ocasión aludiendo a una divinidad concreta.
- Las gentes aparecen en el "origo" personal con frecuencia después de la alusión a la "civitas" o a la entidad territorial, pero nunca lo hacen como partes que actúan en pactos de hospitalidad, como propietarios de objetos o "instrumenta", ni asociados al nombre de una divinidad. Son además éstas las únicas que se toman como base de una "civitas" (es el caso de los Zoelas).