Época: Hispania visigoda
Inicio: Año 409
Fin: Año 711




Comentario

Entre las ciudades más destacadas de la Hispania visigoda cabe destacar a Emerita Augusta, capital de la diocesis Hispaniarum, situada en un punto importante de vías de comunicación, además de ser puerto fluvial gracias al Anas (Guadiana). Estos dos elementos, además de sus estatutos políticoadministrativos, hicieron de Mérida un centro comercial importante, además de económico, cultural y político. Durante el Bajo Imperio, Emerita Augusta sufrió ya importantes remodelaciones de la edilicia pública, pero también de la privada, puesto que las inscripciones conmemorativas así permiten afirmarlo, al igual que los hallazgos de mosaicos pavimentales muestran una gran actividad de los diferentes talleres. Uno de los aspectos fundamentales para comprender la Mérida de la Antigüedad tardía es la presencia de su mártir Eulalia. La noticia y fama del martirio de esta joven se extendió rápidamente y a ello contribuyó de forma indudable el himno que le dedicó Prudencio en su Peristephonon; prueba de ello es la extensión del culto, hasta el punto de venerarse otra Eulalia en Barcelona, a partir de unas Actas martiriales, basadas en el poema prudenciano, que la sitúan en esa ciudad. Mérida se sentía bajo la advocación y la protección de Eulalia, como lo prueba la obra de las Vitas sanctorum patrum Emeretensium, relato hagiográfico construido en torno a la devoción de la ciudad a su mártir y a la acción benefactora de ésta sobre aquélla. Dicho texto ofrece una valiosísima información para el siglo VI, y a través de él se sabe de la construcción y distribución de una serie de edificios dedicados a organizar la vida litúrgica de la ciudad.