Comentario
En el Magreb no se conservan restos de palacios ni de casas almohades. De las construcciones de esta poderosa dinastía en algunos lugares de al-Andalus, como el Algarve, Murcia, Málaga y Sevilla, quedan algunas referencias en fuentes literarias, en tanto las fuentes arqueológicas van precisando cada vez más diversas cuestiones a su alrededor. Cuenta el cronista cortesano Ibn Sahib al-Sala que el califa Abu Yaqub "levantó también en Sevilla los nobles palacios fuera de la Puerta de Yahwar", y en otro pasaje de su Crónica, precisa que, en octubre de 1171, el califa Abu Yaqub "ordenó también construir los nobles, famosos y felices alcázares de la Buhayra, pasada la Puerta de Yahwar, en Sevilla, en el lugar que antes la gente llamaba Luqm Faraun (Bocado de Faraón)... construyó alli alcázares y casas para el Gobierno, sobrepasando lo que había construido su hermano el altísimo señor Abu Hafz, para quien trabajó el almojarife Muhammad b. al-Muallim, junto al río de Sevilla, pasada la puerta de al-Kuhl... (Ordenó) que le acotaran la tierra baldía lindante con los alcázares y edificios... para hermosear la residencia, plantando olivos, árboles y vides y frutales raros... la construcción se cercó por los cuatro costados con un muro protector".El califa Abu Yusuf, por su parte, ordenó, en su primera campaña andalusí, en 1190-91 "que se le construyera en la ribera del Gran Río de Sevilla un recinto fortificado con alcázares y pabellones", según el cronista al-Marrakusi, que añade cómo en 1195, durante su segundo viaje a al-Andalus, aquel califa ya habitó en esas nuevas construcciones. En el Alcázar de Sevilla quedan algunos elementos de época musulmana, como el patio del Yeso, fechable en el siglo XII, aunque no pueda precisarse si al principio o al final de tal centuria, con lo cual es incierto saber si pertenece al período almorávide o al almohade. Mide 12,25 x 11 metros, hecho en ladrillo, con arquería sólo en un frente, de un gran arco central flanqueado a cada lado por tres menores, con intradós de yeso que dibujan curvas yuxtapuestas. Calada celosía romboidal corona los arcos menores. El jardín está dividido por dos andenes cruzados, como sucedía también en el Alcázar Viejo, relacionable con obras almohades, situado donde luego se alzó la Casa de Contratación.Sobre las casas andalusíes ha avanzado mucho su conocimiento en los últimos años, como se pone de manifiesto en varias publicaciones, entre ellas en la colectiva La casa hispanomusulmana. Aportaciones de la arqueología, Granada, 1990. Sobre la época almohade, en concreto, el descubrimiento y estudio del rico conjunto urbano de Siyasa (despoblado andalusí, cuyo topónimo pasó a la ciudad cristiana de Cieza, levantada en sus proximidades) ha permitido a Julio Navarro Palazón ofrecer importantes precisiones sobre la tipología de las viviendas: entre las de tipo complejo, el promedio de superficie construida oscila entre 100 y 150 m2 (aunque alguna sobrepasa los 200 m,), con cuatro crujías, en general un hermoso patio (una casa tiene dos), entre 32 m2 el mayor y 12 M2 el menor de las viviendas de este grupo, patio cuadrado o rectangular bastante regular, ricamente adornado (12 arcos se hallaron en una de las casas; otra tenía un ostentoso pórtico). Alrededor del patio se disponían el salón principal, una o dos alcobas, salón secundario, gran cocina (con alacena, hogar y banqueta), letrina, zaguán o pasillo acodado (resguardando el interior de la vivienda de la vista desde fuera), tinajero y, además, el establo. El tipo de casa elemental, que no rebasa los 50 m2 construidos, carece de alguna de la cuatro crujías configuradas por el patio (reducido incluso a 4 y 5 m2), y sus espacios están peor definidos por cuanto el poco espacio llevaba a que una misma dependencia se usara para varias funciones; estas casas menores tenían además letrina, en algunas se distingue un salón (aunque en otras su función la cumpliría la cocina, no siempre definida como pieza independiente); desaparecen los pasillos acodados y el zaguán. Se aprecian arranques de escaleras, que conducirían a un piso alto, de cuya distribución y amplitud no queda constancia.