Época: Almohades
Inicio: Año 1163
Fin: Año 1228

Antecedente:
Literatura y pensamiento almohade



Comentario

Tras la decadencia de los almohades y su abandono de al-Andalus, fue mayoritaria la emigración de las clases cultas a territorio musulmán del Norte de África y de Oriente. Emigraron místicos literatos como al-Susarí o el gran Ibn Arabí de Murcia (muerto en Damasco, en 1240); se refugian en Túnez literatos tan completos como Ibn al-Abbar, de Valencia (m. 1260), excelente poeta y prosista, o el autor de la qasida macsura, otra gran elegía por al-Andalus, Hazim de Cartagena (m. 1280), que apenas alcanzó el final de los almohades en al-Andalus. Emigra a Oriente también Ibn Said al-Magribí (m. 1274), que terminó de compilar la gran antología, que ya venían reuniendo sus antepasados, sobre la producción en verso y prosa andalusí, loa también de al-Andalus, que es su al-Mugrib; autor de la exquisita antología poética traducida por Emilio García Gómez con el título de Libro de las Banderas de los Campeones, donde incluyen también muchos de sus hermosos poemas, llenos de juegos metafóricos.La manifestación intelectual más destacada en tiempos almohades es la cima lograda por la Filosofía. Cronológicamente, los filósofos o falasifa andalusíes propiamente dichos comienzan con la figura de Avempace, pensador zaragozano nacido en 1107 y muerto en Fez, en 1138. Es, pues, anterior a la época almohade que ahora nos ocupa, siendo un predecesor de valía que ya comienza a reflexionar sobre "el régimen del solitario", estado que contraría la sociabilidad humana, pero que declara circunstancia motivada por la disconformidad del sabio con la realidad que le toca vivir, lo cual es declaración bien significativa.La idea del aislamiento individual y sus posibilidades fueron examinadas a continuación por el filósofo y médico Ibn Tufayl, de Guadix (1110-1185), autor del célebre El filósofo autodidacta, conocido y valorado en Occidente desde el año 1671. Esta obra ha sido muchas veces traducida a muchos idiomas, entre ellos al castellano, por F. Pons y luego por A. González Palencia. Ibn Tufayl sigue razonamientos similares a los de Avempace, pero insiste más en las posibilidades individuales, al contarnos el crecimiento físico, intelectual y espiritual de un hombre, aislado por azar desde su infancia en una isla solitaria, que llega por sí solo hasta la reflexión metafísica.