Comentario
Tras la conquista de la Valencia musulmana por Jaime I en 1238 comienza un periodo de repoblación en el que llegan gentes aragonesas y catalanas, al tiempo que la población musulmana es expulsada fuera de los muros de la ciudad. Los recién llegados cristianos se establecen en su interior y comienzan a edificar nuevas construcciones de acuerdo con sus gustos artísticos. Un tercer grupo, el de los judíos, permanece aparte, en un barrio en el que predomina el negocio de los orfebres.
La Baja Edad Media es un periodo de cristianización de la ciudad y del reino del que es cabecera. Se sustituyen leyes, costumbres e instituciones musulmanas por otras de raíz cristiana. Se implantan los fueros, se escribe el "Llibre del Consolat del Mar" y se instituye las figuras del Justicia y del Mostassaf, encargado de controlar la actividad del mercado. Al mismo tiempo, sobre las mezquitas comienzan a levantarse iglesias, y se comienza en 1262 a construir la catedral, sobre la antigua gran mezquita.
La ciudad comienza a cambiar también su configuración urbanística. Dos puentes de piedra, el de la Trinidad y el del Real, son levantados para permitir el acceso a los alejados barrios del lado norte del río. El rey Jaime II promueve la edificación de un Palacio Real, que será saqueado por Pedro el Cruel en 1364. En recompensa por su lealtad al monarca, que permitió rechazar dos ataques, la ciudad ostenta dos veces la letra L en su escudo.
Valencia sigue creciendo, beneficiada por el activo comercio mediterráneo que la Corona de Aragón favorece. Así, se hace necesario construir una nueva muralla y una red de alcantarillado, además de ampliar la judería. Precisamente ésta sufrirá, como tantas otras ciudades peninsulares, los asaltos antijudíos de 1391.
El siglo XV se caracterizó por las luchas entre familias nobles, fundamentalmente entre los Centelles y Soler. También por la edificación del que se considera el primer sanatorio mental del mundo, promovido por el padre Jofré.
Valencia se vio inmersa en la violenta guerra civil que sacudió a la Corona de Aragón. La muerte sin descendencia de Martín el Humano hizo que se formaran dos bandos: los partidarios de Fernando de Antequera, integrados básicamente por el linaje de los Centelles, la nobleza y los aragoneses, y los seguidores del Conde de Urgel, la familia Vilaraguts, los Jurados y la burguesía. La situación se solventó mediante el llamado Compromiso de Caspe, al que acudieron, en representación de Valencia, san Vicente Ferrer, su hermano Bonifacio y Giner de Rabasa, jurista más tarde sustituido por Pere Bertrán. Con este compromiso o acuerdo da comienzo el periodo, en 1412, de gobierno de la dinastía Trastámara en la Corona de Aragón y en la ciudad de Valencia.