Época: Neolítico
Inicio: Año 6000 A. C.
Fin: Año 1000 D.C.

Antecedente:
Actividades económicas

(C) Mª Concepción Blasco Bosqued



Comentario

Por el número de representaciones, la recolección sigue en importancia a la caza, aunque a gran distancia. Esta, actividad implica tanto la obtención de productos vegetales como de derivados animales. La recogida de la miel es reproducida, de forma más o menos clara, en una decena de ocasiones, de las cuales la escena de la cueva de La Araña es la más conocida y también la más ilustrativa. En ella, al igual que en las restantes representaciones de este tipo, los protagonistas se sirven de escalas para acceder a los lugares en los que se encuentran las colmenas, trepan llevando a la espalda un recipiente que, sin duda, les serviría para transportar su ganancia. Como en el caso de los cazadores, los recolectores parecen ir también desnudos o cubiertos por sencillos taparrabos de los que se representa la parte posterior cayendo a plomada. En todas estas escenas sus protagonistas aparecen asexuados, por lo que no sabemos si esta actividad era privativa de algún sexo o, por el contrario, era practicada indistintamente por hombres y mujeres.
Estas escenas son el único documento que tenemos sobre la recogida de la miel ya que los vestigios arqueológicos directos no nos han brindado ningún indicio sobre su aprovechamiento, pero resulta lógico el consumo de este producto de alto valor calórico y de obtención relativamente sencilla, precisamente en unos momentos en que se buscaba la obtención de fuentes de alimentación diversificadas. Como en el caso de la caza, también aquí se emplean productos de cestería como son las escalas, cuerdas y posiblemente también algunos recipientes, sin duda hechos con esparto y palmito, bastante abundantes en parajes esteparios, aunque tampoco hay que descartar el uso de bolsas de cuero. Los recipientes son llevados a la espalda por los recolectores, para dejar así sus manos libres y poder subir por las escalas.

La otra vertiente de la actividad recolectora está dirigida a la obtención de productos vegetales que incluyen todas las partes de la planta. Como en el caso anterior, tampoco está documentada por vestigios arqueológicos directos. El número de escenas relativas a esta ocupación es similar a las de recolección de miel, si bien es cierto que en muchos casos resultan de dudosa interpretación debido a su mala conservación, su escaso tamaño o incluso la dificultad de discernir si se trata realmente de recolección o, por el contrario, lo que se ha querido reproducir es una verdadera escena de agricultura. Las más claras son las que hacen referencia a la recolección de frutos y que encontramos en los abrigos de Los Trepadores, de Doña Clotilde y de La Sarga, alguna de las cuales se ha interpretado como la recogida de la aceituna. La mayoría de estas escenas son muy estilizadas e, incluso, están próximas a la esquematización, por lo que resulta muy difícil identificar cuál es la especie vegetal reproducida y, por tanto, el fruto obtenido.

Como en el caso de la recolección de la miel, la mayor parte de los personajes que actúan en estas escenas son asexuados, pero en algunos casos concretos la participación femenina está confirmada; así, en una escena del abrigo de Los Trepadores se ha representado una mujer, inclinada hacia el suelo, en actitud de recoger hierbas o raíces, con unos grandes senos colgantes, pero este dato no es suficiente para pensar que fuera una tarea exclusivamente femenina, pues bien pudiera tratarse de una labor compartida por ambos sexos.