Comentario
Otro de los rasgos novedosos del gobierno de Calígula reside en su peculiar política de fronteras. Augusto y Tiberio continuaron las líneas marcadas por M. Antonio de mantener un entramado de reinos clientes en los bordes del territorio romano. Ahora bien, Tiberio se vio obligado a una intervención más directa, como la que condujo a la anexión de los reinos de Capadocia y Comagene. Calígula deshizo la labor de Tiberio: el caso de Comagene fue escandaloso para los políticos romanos pues no sólo la entregó de nuevo al descendiente del antiguo rey sino que le amplió el territorio a costa de la provincia de Siria y devolvió al nuevo rey todos los impuestos cobrados por Roma durante los años en que permaneció anexionada.
Tales comportamientos con los reinos clientes de Oriente pueden responder a relaciones personales de amistad con los hijos de los antiguos dinastas que habitualmente se educaban en Roma y varios de ellos eran antiguos compañeros de Calígula (el príncipe de Iturea, el príncipe judío Julio Agripa...) más que a una auténtica actuación bien meditada que fuera coherente con la política general del emperador. En el otro extremo del Mediterráneo, en Mauritania, aplicó medidas distintas: Juba II de Mauritania, educado en Roma bajo la tutela del dictador César, ya se había adaptado a todas las variantes del programa romano para esa zona del norte de África. Su hijo Ptolomeo siguió igualmente siendo un rey cliente de Roma, pero Calígula lo mandó asesinar, decidiendo la anexión de Mauritania al Imperio romano.
Por otra parte, preparó una expedición militar contra los germanos en el más viejo estilo del momento del expansionismo romano y tal vez también para ser merecedor del título de imperator. No se constatan razones objetivas que justificaran tal campaña. Es posible que pretendiera continuar el proyecto fracasado de su padre Germánico de llevar la frontera hasta el río Elba. La campaña fue minuciosamente preparada y resultó totalmente inútil. A pesar de todo, se hizo conceder por el Senado los honores del triunfo. Y su posterior proyecto de conquistar Britania se quedó en la concentración de tropas en la costa de las Galias, para devolverlas a sus cuarteles después de firmar un pacto con uno de los reyes de las islas Británicas.