Época:
Inicio: Año 41
Fin: Año 54

Antecedente:
Alto Imperio (II): los Julio-Claudios
Siguientes:
Acceso de Claudio al poder
Intervenciones administrativas
Política municipal
Creación de nuevas provincias



Comentario

A pesar de su edad cuando accedió al gobierno, 51 años, y de sus relaciones familiares (hijo de Druso, hermano de Germánico, sobrino de Tiberio y tío de Calígula), Claudio había tenido una escasa participación en la política. Algunos defectos físicos (tartamudez y cojera) debieron contribuir a que orientara la mayor parte de su actividad al estudio, con preferencia al conocimiento del pasado de Roma, de Cartago y de Etruria; conocía bien la lengua etrusca y escribió obras sobre la historia de Cartago y de Etruria, que no han llegado a nosotros. Los autores antiguos no fueron muy benévolos al referirse a Claudio, ante todo por las innovaciones introducidas en la administración pública y por otros comportamientos políticos que condujeron a una relativa marginación de los senadores. La historiografía moderna (Scramuzza, Momigliano, Lebick), menos apasionada, está comprobando que Claudio mantuvo una línea coherente en su política destinada a consentir una sustancial mejora de la administración y a resolver serios problemas pendientes de la política exterior y provincial. Se ha resaltado que el modelo político de Claudio fue Augusto, aunque otros como Lebick prefieren insistir en el intento de Claudio por imitar la figura de César. Como sucede siempre en estos casos de atribución de modelos a jefes de gobierno, las equivalencias nunca son completas siempre que un gobernante pretenda incidir, como lo hizo Claudio, sobre la situación de una época que nunca fue igual a la anterior.
El modelo augusteo de su gobierno se hace presente en muchas de sus intervenciones políticas. Así, frente a los componentes ideológicos de orientalismo presentes en Calígula, Claudio se mantuvo apegado a las tradiciones occidentales. Significativo fueron los rasgos de su política religiosa: hizo desaparecer los restos del druidismo en las Galias, expulsó de Roma a los judíos, persiguió a los astrólogos y protegió decididamente la tradición religiosa romana (celebración de los ludi saeculares, aplicación del ceremonial antiguo en la ampliación del pomoerium de Roma, propaganda del culto a los dioses públicos de Roma así como de Fortuna, divinidad que simbolizaba su gobierno... ). Tampoco admitió que le concedieran honores divinos en vida. Y Augusto fue el modelo de su política militar, de su labor municipalizadora y de su política exterior, salvo la campaña destinada a la anexión de Britania, que recuerda ciertamente al proyecto de César, pero que también admite explicaciones desde la lógica interna de su política de fronteras.