Comentario
En la más pura tradición, los Flavios trataron de mantener los compromisos del poder con la plebe de Roma, que seguía alcanzando una cifra próxima a los 200.000 ciudadanos. El resto de la población necesitada de la ciudad (emigrantes itálicos o romanos, pobres, mercaderes o asalariados) quedaba excluido de ese grupo privilegiado. Los Flavios siguieron haciendo distribuciones gratuitas de alimentos y dinero para esa plebe y buscaron además el apoyo de la misma con donativos extraordinarios de dinero, congiaria, y con la emisión de abundantes espectáculos públicos, a los que la plebe asistía gratuitamente y en los que podía recibir además otros donativos extraordinarios. Como ejemplo, baste decir que Domiciano hizo tres congiaria (el 84, el 89 y el 93) dando en cada ocasión 300 sestercios a cada uno de los beneficiados.
Como había hecho Augusto, los Flavios llevaron a cabo una ingente tarea constructiva en Roma. Además de reparar acueductos, completar la reconstrucción de templos como el del Júpiter Capitolino o el de Honos et Virtus, de otros edificios públicos como la sede del deposito de los documentos oficiales, tabularium, de pavimentar calles de Roma, creó unos grandes depósitos, horrea Vespasiani, destinados al almacenamiento de víveres y a cajas de depósito de bienes de particulares. La atención al tabularium restaurado por Vespasiano es además indicativa de los valores del régimen, pues hizo "reconstruir 3.000 planchas de bronce destruidas en el incendio del Capitolio y mandó buscar copias de ellas por todos sitios: era la colección de documentos más bella y antigua del Imperio, que contenía los senadoconsultos y los plebiscitos sobre pactos de amicitia y de foedus así como los privilegios concedidos a particulares casi desde los orígenes de Roma" (Suet., Vesp., VIII).
En el lago de la domus aérea de Nerón, se inició bajo Vespasiano la construcción del mayor anfiteatro del Imperio, el conocido hoy como Coliseo, obra inaugurada por Tito y ampliada por Domiciano. Y bajo los Flavios se amplió y completó la construcción del palacio imperial. Tal política constructiva, reflejo del interés por dotar a la capital del imperio del mayor esplendor, es igualmente indicativa del saneado estado de las finanzas públicas y de las oportunidades ofrecidas para emplear a gran cantidad de mano de obra asalariada. La Roma de esa época rondaba en torno al millón de habitantes.
Los pretorianos, parte ya de la ciudad de Roma, son igualmente objeto de atención. Vitelio había renovado sus componentes con tropas fieles escogidas de sus legiones. Vespasiano, a su vez, licenció a gran parte de esas tropas de Vitelio para sustituirlas por soldados de su ejército. Pero las medidas más importantes fueron las destinadas a privar a los pretorianos de su capacidad de intervención política y consistieron en lo siguiente: comenzar a incluir entre los pretorianos a soldados reclutados en las provincias, disminuir el número de las cohortes y, bajo Vespasiano, situar a su hijo Tito como prefecto de esas tropas.