Época:
Inicio: Año 197
Fin: Año 235

Antecedente:
Los Severos



Comentario

El reconocimiento de cultos de la Constitución de Caracalla es un exponente indicativo de la política religiosa de los otros Severos. Seguían apegados al panteón romano tradicional -excepto Heliogábalo- pero reconocían la validez de otros dioses para proporcionar satisfacción espiritual al creyente. De Alejandro Severo se nos cuenta que, en su larario privado, además de los dioses del panteón romano, tenía estatuas de Orfeo, de Apolonio de Tiana y de Jesús.
Pero la libertad de cultos no representaba para el poder un elemento desestabilizador. El avance de las ideas sincréticas que venían siendo propugnadas por el estoicismo y el neoplatonismo era una realidad. Caracalla creía encontrar en Júpiter-Serapis la solución para armonizar a los diversos dioses. Desde las instancias del poder de los hombres cultos de la época, se entendía que todos los dioses no eran más que manifestaciones de un único principio divino. La gran tragedia del poder era la limitación social de esa ideología, incapaz de calar en las masas populares.

El monoteísmo cristiano rechazaba todo intento de sincretismo. Septimio Severo, que se regía por las normas de Trajano sobre el trato a dar a los cristianos, tuvo que cambiar de conducta más de una vez en Oriente, al comprobar que los cristianos eran un elemento de desestabilización social incluso en plenos momentos de tensiones bélicas, y no dudó en aplicar condenas. Tertuliano hace, en su "Apologético", defensa pública del credo cristiano; Clemente de Alejandría no duda en sostener ante otros filósofos la superioridad del conocimiento cristiano. Bajo Alejandro Severo, se celebran ya sínodos de obispos y se ve al papa Calixto, en Roma, más interesado por las finanzas que por la expansión de las creencias. En otros términos, los cristianos comienzan a tener una organización sólida.

La amenaza persa que se manifiesta de modo evidente al final del gobierno de Alejandro Severo, va a servir de acelerador de las tendencias sincréticas. Los persas organizan un Estado en el que su rey es el representante del dios en la tierra; todos los súbditos deben participar de las mismas creencias del zoroastrismo. La intelectualidad romana terminará, después de los Severos, encontrando la unidad religiosa en el culto al dios Sol, pero entonces ya son muchos los cristianos.