Comentario
Los sumerios consideraban que las enfermedades estaban causadas por espíritus demoníacos, por lo que sólo podían ser contrarrestadas con determinadas prácticas que mezclaban lo empírico y lo espiritual. Los sanadores, que reciben nombres diversos como ka-pirig o mash-mash, eran personas especializadas, generalmente miembros del sacerdocio. Estos personajes realizaban determinados rituales en torno al enfermo -prácticas adivinatorias, recitación de oraciones, aplicación de ungüentos, etc.-.
Además existieron médicos cuya práctica estaba más relacionada con el empirismo, capaces de realizar intervenciones quirúrgicas. Entre estos médicos (a-zu) fue conocido Urlugal-edinna, que vivió hacia el 2020 a.C.
Los médicos y especialistas sanitarios sumerios conocieron las propiedades curativas de algunas plantas, minerales y productos de origen animal. Gracias a una tablilla encontrada en Nippur del III milenio a.C. sabemos que utilizaron sustancias como el cloruro sódico y el nitrato, junto a las que aparecen la leche, el polvo de concha de tortuga, la piel de serpiente, plantas como el tomillo y el mirto o frutos como el dátil, el higo o la pera. Los conocimientos químicos les llevaron a elaborar varios tipos de cerveza, pomadas, manipular metales o fabricar otras bebidas alcohólicas.
Las sustancias curativas logradas eran administradas al paciente por medio de cataplasmas, pomadas o pulverizaciones, así como por vía oral.