Época: Mesopotamia
Inicio: Año 1800 A. C.
Fin: Año 500 D.C.


(C) Alvaro Cruz García



Comentario

En Babilonia la astrología recogió una larguísima experiencia empírica de muchos cientos de años protagonizada por sumerios y acadios. La observación detallada de los astros quedó recogida en miles de tablillas de barro, en la que se plasman también presagios astrológicos.
Los babilonios, como antes sumerios y acadios, pensaban que los astros estaban en relación con los dioses y que, por ello, determinaban en buena medida la vida sobre la tierra. Conocerlos, saber su funcionamiento y prever sus movimientos podía ser, entonces, una manera de evitar las catástrofes y actuar sobre el futuro. Rendir culto a los astros-dioses podía resultar favorable para emprender guerras, procurar buenas cosechas o evitar calamidades. La posición de los astros podía resultar decisiva a la hora de realizar cualquier acción, por lo que era preciso conocer detalladamente el funcionamiento de las estrellas. A esta observación y a fijar la consecuencia de los astros sobre la vida de los hombres se dedicaron miles y miles de horas, por medio de especialistas que utilizaban complejos cálculos matemáticos y adecuados observatorios, funcionando como tales tal vez los zigurats. Importantes observatorios fueron construidos en Nínive y Babilonia, conservándose diversas cartas astrológicas, como las series Enuma Anu Enlil y Mulapin.

La observación de las estrellas dio lugar a la elaboración de horóscopos personales, que regían la vida cotidiana de las gentes. También dio paso a un conocimiento más profundo del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas fijas, que llevaron a documentar el primer eclipse de Sol -15 de junio de 763 a.C.- y de Luna -19 de marzo de 721 a.C. Para los babilonios, el cosmos estaba organizado en siete constelaciones y el año estaba sujeto a 36 grandes estrellas. Nebiru era la más importante de todas, constituyendo el centro del Universo y la sujeción de la bóveda celeste.