Época: Egipto antiguo
Inicio: Año 3300 A. C.
Fin: Año 395

Siguientes:
La caza y la pesca



Comentario

Los egipcios intentaron domesticar todo tipo de animales: cabras montesas, muflones, gacelas, búfalos y hasta jirafas o hienas, empleadas para la caza, aunque estos esfuerzos no fructificaron del todo. Cuando se extendió por la región el modo de vida neolítico llegaron también los animales domésticos que eran aprovechados en Oriente Próximo, como vacas, ovejas, cabras, cerdos y perros.
Las vacas, que pastaban en las riberas del Nilo, eran de varias clases: sin cuernos, con cuernos cortos o con cuerno en forma de luna creciente, todas ellas especies importadas del Próximo Oriente y del interior de África. Algunos especialistas opinan que hubo alguna variedad de bóvido descendiente de un toro bravo norteafricano.

El arte pictórico egipcio nos muestra muchas escenas sobre la vida pastoril, todas ellas con gran naturalismo. Vemos al pastor ordeñando, al animal pariendo o amamantando a las crías, vacas montadas por toros o funcionarios haciendo un recuento.

En el campo egipcio el animal más extendido era el asno, utilizado para el transporte de personas y cargas. Ésta pudo ser una especie originaria de Egipto.

El caballo, que llegó a Egipto mucho más tarde que otros animales, pronto fue apreciado entre las clases pudientes y como animal de arrastre de carros de guerra y ceremonias. En el sistema de escritura jeroglífica, el símbolo que representa al caballo se usa en el sentido de nefer, es decir, "bello".

El cerdo era un animal despreciado, cuya carne no era comida. Se opina que los cerdos eran utilizados para pisotear las semillas tras la siembra e introducir así más profundamente la semilla.

Hacia el siglo V a.C. se difundió la gallina, de origen indio, que complementó el conjunto de aves en el que ya estaban palomas, ánades y ocas, muy consumidas. En patios y recintos guardaban los egipcios a sus grullas, destinadas al engorde.

En las casas las familias tenían animales domésticos como perros, monos, ocas y, especialmente, gatos, usado éste último como guardián y para cazar pájaros vivos en los cañaverales. Por último, también se criaban abejas, de las que se aprovechaba la miel, ingrediente de todos los dulces, así como su cera, para fabricar velas, medicinas, estatuillas de bronce o componer pinturas.