Época: Cristianismo
Inicio: Año 1000
Fin: Año 1500




Comentario

La catedral, el símbolo cristiano por excelencia de la Europa medieval, además de sus significaciones religiosas y simbólicas tenía otras de carácter económico y político. Las ciudades compitieron entre sí por construir los edificios más grandiosos y espectaculares, pues la catedral reflejaba el poder y la pujanza de una ciudad y sus pobladores. La decisión de construir una catedral era un proyecto de enormes proporciones que requería gigantescas inversiones de trabajo y económicas. La catedral era un edificio mucho mayor que cualquiera de las casas que la rodeaban y, dado que la población media de una ciudad podía ser de 5.000 habitantes, en su interior podían caber todos ellos.
Incluso en épocas de prosperidad económica, la construcción de una catedral era un trabajo que requería de una ingente cantidad de mano de obra y fondos, por lo que en su erección se podía tardar más de un siglo. La tarea de recaudar fondos para comprar materiales y pagar a los obreros era una cuestión de suma importancia y un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades locales.

La mayor parte de los fondos eran aportados por el obispo y su capítulo de monjes, quienes destinaban parte de las ganancias que generaban sus propiedades y realizaban campañas recaudatorias entre los reyes, los nobles y los potentados. Otra forma de adquirir fondos era la venta de indulgencias, como la de poder mantequilla en periodo de cuaresma. También eran frecuentes las donaciones de materiales o trabajo.

Los trabajadores no especializados procedían de la misma ciudad, muchos de ellos sin más salario que la "gracia divina". Los albañiles (mason, en inglés y francés) debían no sólo construir la catedral sino también fabricar un refugio (lodge, en inglés) en el que trabajar en invierno. El refugio fue el origen de las logias masónicas.

El director de la obra era el maestro albañil, quien hacía las veces de contratista, arquitecto y supervisor. Algunos fueron muy bien remunerados, pues se requería una gran especialización y conocimientos para llevar a cabo el trabajo.

Además de a los albañiles, la construcción de una catedral daba trabajo a canteros, carpinteros, vidrieros, talladores, pintores, etc.