Comentario
La tercera fiesta modernista celebrada en el Cau Ferrat de Sitges, en 1894, el acto central del cual consistió en la celebración de un certamen literario, es la manifestación que marca la introducción del movimiento simbolista en España. En estos años Santiago Rusiñol evoluciona en su creación literaria primero y, en seguida, en su producción plástica hacia el simbolismo a la vuelta de un viaje a Italia que hizo en compañía de Zuloaga. Los primitivos italianos y el simbolista francés Puvis de Chavannes influencian sus alegorías a la pintura y a la música que realizó para la decoración del Cau Ferrat, y dentro del simbolismo decadentista, situaremos piezas suyas tan representativas como La Morfina (1894, Can Ferrat).
En una línea similar se situarían las ilustraciones de "La España Negra" de Darío de Regoyos, que se publicará por primera vez (1898) en una de las revistas más esteticistas del modernismo catalán, "Luz". "La España Negra" supera las actitudes simbolistas, cargándolas de contenidos dramáticos y preexpresionistas, muy acorde con obras similares y casi contemporáneas de Isidre Nonell, en la serie de los cretinos. Rusiñol, por su parte, se mantendrá siempre fiel a este primer simbolismo en el hermetismo de unos paisajes convertidos en jardines. El movimiento simbolista en España, no ha hecho más que empezar, pero muy pocos años más tarde, hacia 1898, se considerarán ya pasadas de moda las formas estilizadas que derivan del simbolismo entre los artistas vanguardistas que se reunirán en la tertulia, de "Els Quatre Gats" de Barcelona.
Pero el simbolismo se define precisamente por su ambigüedad, y muchas manifestaciones contemporáneas las incluimos en este grupo no por sus obras simplemente, sino por el entorno en que se mueven los artistas; éste sería el caso de los que pertenecieron al Cercle Artístic de Sant Lluc. La producción de los artistas del Cercle puede inscribirse entre las tendencias simbolistas en muchos casos; pero, por encima de todo, lo es la entidad misma, una corporación que agrupa a arquitectos, escultores, pintores y artesanos y que se inspira en los gremios medievales, o en otras comunidades más recientes como -salvando distancias tanto cronológicas como conceptuales- la de los prerrafaelitas ingleses. Un catolicismo militante, inspirado en Josep Torras y Bages, más tarde obispo de Vic, que se opone abiertamente a la vida bohemia y un tanto amoral de los artistas modernistas, define la mentalidad del Cerclé. El artista más significativo de este grupo es Alexandre de Riquer (1856-1920), una compleja personalidad, ilustrador, pintor, diseñador y poeta, muy influenciado por el esteticismo inglés, y probablemente el artista que alcanzó cotas más significativas en la definición del arte decorativo.
Otros artistas catalanes, como Adriá Gual (1872-1944), comparten con Rusiñol la pasión por los primitivos, y con Alexandre de Riquer la influencia del esteticismo. Gual es un artista completo en el sentido prerrafelita, escritor y dramaturgo, y autor de exquisitos carteles y diseños. La unidad e integración de las artes es también la preocupación de un interesante teórico, pintor y ensemblier, Sebastiá Junyent (18651908), quizás el único de los artistas catalanes de la primera generación modernista que comprendió la evolución de Picasso en los años de la época azul.
Otros pintores elaboran un simbolismo más trivial, un simbolismo que lo es simplemente por la temática utilizada, mujeres de largas túnicas, ninfeas o mariposas, una pintura decorativa que alcanza en algunos momentos cotas de gran calidad. Citaremos por ejemplo a Joan Brull (1863-1912) y Josep María Tamburini (1865-1932), y por haber dejado obras dignas de mención próximas al decadentismo, Aleix Clapés (1850-1920) y el que fue famoso ex librista, Josep Triadó i Mayol (1870-1929).