Comentario
El desastre colonial y la crisis del fin de siglo producen un desgaste del decorativismo esteticista y del simbolismo en general que queda ejemplarizado en el grupo de artistas catalanes que se reúnen en la cervecería de "Els Quatre Gats" de Barcelona. Esta, inaugurada el 12 de junio de 1897, respondía a una idea de Miguel Utrillo, un pintor secundario pero ferviente modernista y fue hecha realidad por Pere Romeu, quien quiso abrir en Barcelona un local polivalente, que pudiera acoger obras teatrales, recitales de música o incluso exposiciones, según el modelo de "Le Chat Noir" de París, en el cual había actuado como cabaretier. Ocupaba los bajos de un edificio de Josep Puig i Cadafalch, muy significativo del gusto del momento, la Casa Martí, en la calle Montsió, y estaba presidido por la famosa pintura El Tandem, de Ramón Casas.
En estos años, Casas disfrutará del protagonismo que había tenido Rusiñol en la época del Cau Ferrat. Mientras triunfaba el simbolismo, Casas se había mantenido fiel a corrientes más veristas, acordes con la nueva visión del entorno que, junto con Rusiñol, habían traído de París a principios de los noventa. Casas evoluciona de los temas de Montmartre a visiones más directas de la sociedad como Garrote vil (1894, Centro de Arte Reina Sofía, Madrid) o Corpus. Sortida de la processó de L'esglesia de Santa Maria (1898, Museo de Arte Moderno de Barcelona).
El Casas del fin de siglo es el creador de un nuevo cartelismo muy directamente inspirado en Toulouse-Lautrec, es el dibujante de éxito de la revista "Pel i Ploma", y el que inicia una temática que le haría famoso, las manolas, que alterna con su faceta de retratista y de magnífico cronista de la sociedad catalana del momento.