Comentario
La abundancia de mano de obra barata y de fácil conformar no alentaba, o más exactamente no hacía rentables, las innovaciones técnicas, lo que no impidió la realización de productos de excelente terminación durante el periodo mogol. Así se fabricaba un acero de alta calidad, que se exportaba a alto precio. Esta buena factura del metal permitía una industria militar, que abastecía las propias necesidades de armas de fuego. Los astilleros navales eran otro sector en auge, puesto que ya no sólo se construían navíos para las propias necesidades, sino para las de las compañías comerciales europeas.
Pero era la industria textil la que absorbía mayor cantidad de mano de obra, y las telas de algodón la rama principal de su producción artesanal. Las indianas, con sus vistosos estampados, desconocidos por los occidentales hasta entonces, hicieron furor entre las europeas en cuanto los portugueses se las mostraron, como ya lo habían hecho en los mercados de Extremo Oriente. Bengala, Gujarat y Cachemira serán las grandes zonas productivas.
La manufactura se desarrollaba en cualquier parte, en el campo, en las aldeas y, sobre todo, en el entorno de los puertos comerciales. En la India, a diferencia de Europa, el trabajo se realizaba en horizontal, por medio de redes productoras dedicadas a cada fase de la fabricación. Por ello, a los europeos les resultaba más fácil dirigirse a un solo proveedor, y utilizar los servicios de los comerciantes locales como intermediarios entre tan variadas ramas de la producción. El sistema de trabajo doméstico era el predominante, y, al contrario que en Europa, se remuneraba al trabajador antes y no después de realizado el encargo. Sin embargo, también existían concentraciones manufactureras, que generalmente trabajaban para un solo gran cliente, un noble o el mismo emperador, aunque les estaba permitida la exportación.