Comentario
El colonialismo occidental produjo la reacción islámica, caracterizada por un sentimiento panislamista que, además, propugnó diversas reformas religiosas. Abdulhamit, sultán otomano, intentó situarse a la cabeza de un mundo islámico unificado, capaz de oponerse al nacionalismo de los territorios balcánicos cristianos que estaban bajo su dominio. Sin embargo, la derrota turca en la Gran Guerra y la supresión del califato por Ataturk dieron al traste con el movimiento. Heredero directo fue el panarabismo, que cristalizó en la Liga Árabe (1945), integrada inicialmente por Arabia Saudí, Egipto, Iraq, Siria, Líbano, Transjordania y Yemen del Norte. Entre sus objetivo estaban, y aun siguen estando, prestar ayuda a los países miembros y defenderlos de la intromisión colonial, así como mediar en los posibles conflictos entre sus miembros.
El proceso descolonizador, acentuado tras la II Guerra Mundial, ya había comenzado en las primeras décadas del siglo XX, con las independencias de países como Yemen del Norte (1918), Egipto (1922) y Arabia Saudí e Iraq (1932). Líbano consiguió su independencia durante el conflicto, mientras que a su finalización surgieron Jordania y Siria. Libia se proclamó independiente en 1951, abriendo el camino para Marruecos y Túnez (1956), Mauritania (1960), Kuwait (1961), Argelia (1962), Yemen del Sur (1967) y Bahrein, Omar, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos (1971).
La doctora Bramón, citando a su vez al historiador Segura Mas, señala diversos factores internos y externos como configuradores del Islam actual, entre los que los más importantes son el surgimiento del Estado de Israel en 1948; la penetración de la influencia occidental y soviética en los países islámicos, por motivos económicos, políticos y militares; y, por último, el surgimiento de diversas tendencias políticas contrapuestas en los mismo países islámicos, además del reciente islamismo político.
Son numerosos los conflictos bélicos que han sacudido en los últimos años al mundo islámico. Las guerras árabe-israelíes; la confrontación entre Irán e Iraq tras la revolución islámica que llevó al poder a Jomeini después de derrocar al Sha Pahlevi; las dos guerras del Golfo; las de Agfanistán -invasión soviética, guerra civil e invasión norteamericana, que acabó con el régimen talibán-, son algunos de los conflictos de mayor repercusión. También son importantes las confrontaciones entre musulmanes y no musulmanes en países como la India, Indonesia y Filipinas.
Los graves problemas sociales y políticos que afectan a la mayoría de los países, la desigualdad económica, el sentimiento de hallarse ante un enemigo exterior poderoso -Occidente-, al que se culpa de todos los males... todo ello hace que surjan con vigor respuestas de índole político-religiosa, que propugnan una interpretación restrictiva y beligerante del Islam, un islamismo militante -entendido en Occidente como fundamentalismo o integrismo- entre cuyos objetivos está acabar con el enemigo sionista y capitalista, además de una vuelta a los que se consideran principios fundacionales del Islam. En Argelia, así como en otras partes del Magreb, se ha producido el ascenso de los islamismos, mientras que en el Oriente Próximo, al calor del conflicto árabe-israelí, han surgido organizaciones más o menos radicales como la OLP -Organización para la Liberación de Palestina- de Arafat; el FPLN -Frente Popular de Liberación Nacional- de Habas; el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás o Hezbolá, el shií "partido de Dios" que opera en el sur del Líbano.
Las relaciones entre Occidente y el mundo islámico en su conjunto están lejos de ser bien entendidas, menos aún tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001, del que se ha responsabilizado al grupo islamista dirigido por el millonario saudí Osama Bin Laden. De manera inevitable, el mundo cristiano y judío, que coincide a grandes rasgos con los países capitalistas y desarrollados, está obligado a entenderse con el mundo musulmán, que integra a más de mil millones de personas y es la principal creencia en más de cincuenta países.