Época: Oceanía
Inicio: Año 5000 A. C.
Fin: Año 1900

Antecedente:
El Pacífico: recursos económicos



Comentario

Micronesia es una región cultural que se extiende a lo largo de 3.000.000 de millas cuadradas, prácticamente todas marinas. En esta extensión acuática se diseminan multitud de islas pequeñas, cuyo número supera los dos millares. Los archipiélagos más importantes son los de las Marianas, Palaos o Belau, Carolinas, Marshall y Gilbert. Hay que añadir, además, como islas significativas a Nauru y Banaba. Todas las islas se caracterizan por su pequeña extensión, siendo algunas poco más de pequeños islotes. De ahí el nombre de Micronesia, del griego micro = pequeño, y nesia = isla.
En el conjunto de los territorios emergidos hay que distinguir dos tipos de formaciones. Las islas coralinas son muy abundantes, siendo muchas apenas atolones. Se trata de islas llanas, sin apenas relieve. Como consecuencia se produce una escasez de agua -sus poblaciones viven de recoger el agua de la lluvia - y tierra cultivable. Están también expuestas a las inclemencias meteorológicas, debido a la ausencia de barreras naturales protectoras.

Por el contrario, las islas volcánicas son las de mayor tamaño, destacando la de Guam, en las Marianas, cuya superficie ocupa los 549 km2. Su constitución es basáltica: se trata de islas montañosas, más elevadas. La variedad topográfica produce suelos fértiles y diversidad ecológica. En ellas existen también ríos. En consecuencia, son más habitables.

Un último tipo, intermedio, es el que corresponde a las islas coralinas con relieve abrupto. Se trataría de formaciones intermedias, con características tanto de isla volcánica como de isla coralina. Nauru es el mejor ejemplo al respecto.

El clima que afecta a Micronesia es ecuatorial en el centro y oceánico en el extremo septentrional, como corresponde a su ubicación entre el Trópico de Cáncer y el Ecuador. La temperatura es uniforme a lo largo de todo el año, con poca estacionalidad. La brisa y la abundancia de precipitaciones contribuyen a suavizar la temperatura.

El clima benigno favorece el desarrollo de una densa vegetación y, por ende, el asentamiento humano.