Época: Japón
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 2000

Antecedente:
Las religiones del Japón



Comentario

La geografía sagrada del Japón es bastante diversa. Algunas de las varias religiones del país tienen como lugares sagrados a elementos o paisajes naturales, tales como cascadas o montañas. Casi todas las afloraciones rocosas, tríos, colinas y cascadas distintivos pueden guardar alguna relación con un templo o un santuario locales, o bien con ambos. Así, por ejemplo, la majestuosa cascada de Nachi, tenida por muchos como la encarnación de un kami poderoso, igual que el monte Fuji.
Con respecto a los edificios, existen dos tipos principales: el templo budista (otera) y el santuario sintoísta (jinja). Menor es el número de iglesias cristianas (kyokai), levantadas en general cerca de las principales poblaciones.

Los templos budistas, al igual que sus equivalentes chinos de los que proceden, consisten en un recinto rectangular, cercado por una especie de corredor cubierto. Los japoneses siguieron la costumbre china de erigirlos en la cumbre de una montaña. De ahí que la palabra san o zan (montaña), derivada de la palabra china shan, aparezca con frecuencia en el nombre de los templos budistas japoneses, a pesar de que hayan sido levantados en terreno llano. Templos famosos de montaña son el gran complejo tendai del monte Hiei y los lugares sagrados shingon que adornan el monte Koya.

Al recinto del otera se entra atravesando la Gran Puerta del Sur. En el patio se alza una pagoda de cinco pisos, en la que tradicionalmente se guardan las reliquias sagradas. En un eje norte-sur con la pagoda se levanta la kondo, o sala principal, que contiene imágenes sagradas de Buda. Además también hay una daikodo o lugar para las reuniones y la lectura. Completan el conjunto las dependencias sacerdotales y el refectorio.

Siempre que es posible, el complejo está rodeado por un jardín, algunas de cuyas partes también son sagradas, como el famoso jardín zen del templo de Ryoanji de Kyoto.

El jinja sintoísta es también un complejo de varios edificios y, excepto los diminutos santuarios situados en los tejados de los grandes almacenes y otros edificios elevados modernos, casi siempre se levantan en un entorno natural, aunque sea de tan sólo unos pocos árboles en un conjunto urbano. Los jinja más antiguos eran recintos al aire libre, a veces rodeando un objeto venerado de la naturaleza, como un árbol o una piedra. Posteriormente surgieron los recintos cerrados.

Muchos santuarios fueron dedicados al culto a las deidades protectoras del arroz, por lo que habían sido construidos imitando almacenes de arroz, con el techo de paja. Los dos más antiguos son también los más sagrados: Ise e Izumo.

A partir del periodo Nara muchos jinja incorporan elementos de origen chino, como tejados a dos aguas vueltos hacia arriba y pintura de tono rojizo en lugar de la madera natural y sin adornos. A partir de entonces el aspecto de jinja y otera se hizo similar, aunque son fácilmente distinguibles gracias a una diferencia esencial: mientras que los otera cuentan con una pagoda, los jinja tienen una puerta sagrada o torii. La torii consiste, en su forma más simple, en dos postes coronados por dos travesaños, uno de los cuales sobresale de los postes verticales. La función simbólica de la torii es la de marcar el límite o limen entre el exterior impuro y el interior sagrado. Cuando el visitante la atraviesa, se considera que es ritualmente purificado, abandonando la contaminación que lleva consigo.

Al otro lado de la torii el principal edificio es la honden o sala principal, en la que se guarda la imagen sagrada del kami al que está adscrito el santuario. Ezisten también dependencias diversas, como almacenes, un edificio exterior frente al cual los fieles oran y realizan ofrendas, y un depósito de agua de piedra para realizar abluciones. Éstas consisten en el lavado de las manos y la boca, y son obligatorias antes de acercarse a la imagen del kami.