Época: Julio César
Inicio: Año 58 A. C.
Fin: Año 51 D.C.

Antecedente:
Vercingétorix, el héroe galo



Comentario

César dividió el ejército en dos cuerpos. Uno de ellos, al mando de Labieno, marcharía hacia el norte contra senones y parisios; el otro, dirigido por el propio César, atacaría la Arvernia con seis legiones. En este frente, las operaciones se iban a desarrollar en torno a la capital, Gergovia, donde Vercingétorix se hizo fuerte, apoyado en las casi inexpugnables condiciones de la plaza, que hicieron considerar al romano la dificultad de su asedio. Obligado por las inquietantes noticias procedentes del país de los eduos, en trance de unirse a Vercingétorix, César abandonó la dirección del sitio para acudir contra los posibles rebeldes y su ausencia fue aprovechada por los galos para poner en serias dificultades a los sitiadores. A su regreso, César intentó un audaz golpe de mano, que fracasó estrepitosamente.
El mito de la invencibilidad de César quedaba en entredicho y los eduos abandonaron su bando. Los almacenes romanos de Noviodunum fueron asaltados, los rehenes liberados y César se vio obligado a un repliegue hasta reunirse con el cuerpo de ejército de Labieno, que había conseguido reducir a los parisios.

La campaña de Gergovia había fortalecido la posición de Vercingétorix. Una asamblea general de representantes de la Galia, celebrada en Bribacte, volvió a reelegirle como caudillo federal, a pesar de la oposición de los eduos, aspirantes también a la dirección de la guerra. Con él, triunfó su vieja estrategia de reducir al hambre a los invasores, impidiéndoles la posibilidad de abastecimiento sin dejarse atraer a un enfrentamiento decisivo. Por su parte, César decidió trasladar el teatro de la guerra hacia el sur, a territorio secuano, para, sin abandonar la ofensiva, tener posibilidad de acudir en defensa de la provincia Narbonense, a la que Vercingétorix estaba intentando, en vano, sublevar. El ejército romano se puso en marcha; a la altura de Dijon, Vercingétorix, contra su acostumbrada táctica, dio la orden de atacar, confiado en su superior caballería. Si el factor sorpresa pareció darle en principio la razón, las medidas tomadas precedentemente por César de reforzar su ejército con caballería germánica, volvieron la suerte a favor de los romanos.