Época: Julio César
Inicio: Año 300 A. C.
Fin: Año 300

Antecedente:
El ejército romano



Comentario

Roma había formado una pequeña flota reclutada en la Magna Grecia en el 282 a.C. pero hasta la Primera Guerra Púnica, 264 a.C., no se puede considerar que Roma fuese una potencia naval. Las tripulaciones de los barcos se componían de hombres libres, generalmente campesinos, ya que la boga no se consideraba una labor digna de un ciudadano romano. Más tarde, durante el imperio, la mayor parte del personal embarcado se reclutaba en las provincias, de forma parecida a las tropas auxiliares. En esta época, Roma poseía dos grandes bases navales: Miseno (en el Golfo de Nápoles) y Rávena, encargadas del control del Mediterráneo Occidental y Oriental respectivamente. Las tripulaciones de las naves de Rávena procedían, en su mayoría, de los pueblos del Danubio mientras que la flota de Miseno se surtía de las provincias orientales, en particular de Egipto. Muchos de estos hombres eran originalmente esclavos que, al igual que los egipcios, tenían impedimentos para prestar servicio en otros cuerpos del ejército. El periodo de servicio era de 26 años (que pasaron a 28 en el siglo III d.C.), tras los cuales obtenían la ciudadanía romana y una recompensa por los servicios prestados.
Una vez pacificado el Mediterráneo, la flota perdió protagonismo y parte de sus efectivos humanos se dedicó a otros menesteres. En particular, en las proximidades de Roma hubo un destacamento permanente compuesto por hombres de ambas flotas. Éstos prestaban sus servicios en el circo, para la simulación de batallas navales (naumaquias) y el tendido de cubiertas de lona para proteger del sol a los espectadores que acudían al anfiteatro.