Comentario
La ocupación de Viena por parte del rey húngaro Matías Corvino en 1485 será respondida con energía por el emperador Maximiliano I. Sin embargo, los enfrentamientos se prolongaron durante casi ocho años, hasta que los húngaros son expulsados en 1493. Con Maximiliano I la ciudad se transforma en un verdadero emporio artístico, como se puede apreciar en el Schweizertor del Hofburg, el Stallburg o el pórtico de la Salvatorkapelle.
En esta época el peligro húngaro es sustituido por la presión de los turcos que llegan hasta las puertas de Viena. En 1529 Graf Niklas Salm derrota al ejército que asediaba la ciudad. Un nuevo enemigo será más difícil de vencer: la peste asolará en varias ocasiones la ciudad, causando significativas pérdidas en la población urbana. Otro conflicto que desestabilizará la ciudad serán las continuas disputas entre protestantes y católicos, alcanzando el momento culminante con la concesión de la libertad religiosa dada por Maximiliano II en 1571. Esta medida será rápidamente revocada por Rodolfo II al prohibir en 1577 el culto protestante, prohibición que se mantuvo hasta 1618. La victoria de Fernando II ante la aristocracia bohemia protestante motivará la extensión de la Contrarreforma a los dominios imperiales de los Habsburgo.
En el contexto de la Guerra de los Treinta Años los judíos son expulsados del centro de la ciudad en 1621. Ocho años más tarde será de nuevo la peste quien asole Viena, provocando 30.000 muertos. En 1643 serán las tropas suecas las responsables de un nuevo asedio, asedios que continuarán por parte de los turcos hasta que esta amenaza cesó en 1683. Será en este año cuando las tropas de Kara Mustafá fueron rechazadas, tras haber cercado Viena con un ejército de 200.000 soldados entre el 14 de julio y el 12 de septiembre. El príncipe Eugenio de Saboya será el artífice de esta gran victoria y de la construcción del palacio de Invierno, obra de Von Erlach y Von Hildebrandt. La gloria austriaca se restablece y la ciudad vuelve a recuperar su intensa actividad, a pesar de que una nueva epidemia de peste provocó más de 30.000 víctimas.
La ciudad se amplía durante el reinado de Carlos VI, el famoso archiduque Carlos que optaba a la Corona española en la Guerra de Sucesión. Se inician los trabajos en la Karlskirche y los palacios del Belvedere, al tiempo que los nobles proyectan la construcción de ostentosas mansiones en los alrededores del Hofburg. Los primeros cafés se empiezan a abrir, para convertirse en una institución identificativa de la vida vienesa. La Pruksaal o la Leopoldinischer son otros excelentes ejemplos de la arquitectura barroca en Viena, presente en la mayoría de los edificios de su casco antiguo. El esplendor de la capital del Imperio sólo se verá eclipsado por una última epidemia de peste entre 1713-14.