Comentario
El personaje que preservó la reunificación del imperio a la caída de los Sui fue Li Shih-min iniciador de la dinastía T'ang, que restauró las glorias de la época Ham y contribuyó notablemente al avance de la civilización china. Precisamente en un momento en que en Occidente el imperio bizantino tenía que ceder sus provincias orientales al Islam, y poco más tarde el Imperio carolingio no fue más que una fugaz realidad.
En su querer mejorar la administración pública los T'ang restablecieron un sistema de exámenes para entrar en ella, más sistemático que las largas pruebas orales utilizadas anteriormente, lo que causó una enorme expansión de la educación. Ello junto a la invención de los caracteres de imprenta en el siglo VIII se unió a la demanda de libros de texto y fomentó la difusión de la alfabetización.
El Imperio T'ang sobresalió por la gran calidad de sus literatos, con escritores tan diversos como el ensayista confuciano Han Yu y el poeta taoísta Li Po. La base de todos los cambios fue el desarrollo de un sistema burocrático que sustituyo al más reducido y aristocrático que había reemplazado al feudalismo durante el periodo Han. Cara al exterior fue una época de aceptación de ideas extranjeras y de flexibilidad, como lo demuestra que en la capital, Ch'ang-an, hubiera sacerdotes procedentes de la India y del sudeste asiático, mercaderes del Asia central y de Arabia, y viajeros de Corea, Japón y Persia.
El reinado del segundo emperador T'ang, T'ai-tsung (627-650) consolidó el Imperio gracias a su magnetismo personal que atrajo a las mejores mentes de la época. El Imperio, por primera vez, se dividió en provincias y se estableció un censo sistemático, el poder paso de manos militares a civiles, gracias a un excelente funcionariado reclutado exclusivamente por exámenes y no por influencias familiares. El ejército organizado en divisiones, bien entrenadas y equipadas, era el elemento fundamental de cohesión de los primeros T'ang; de este modo se evitó el peligro de utilizar mercenarios bárbaros o ejércitos profesionales estables hasta principios del siglo VIII en que las largas expediciones militares de la emperatriz Wu hizo poco eficaces a los soldados campesinos, teniéndose que reclutar de nuevo fuerzas regulares profesionales. Junto al interés por el mantenimiento de la milicia debemos mencionar especialmente la protección que el emperador T'ai-tsung prestó a los pequeños propietarios, los nung, que eran quienes proporcionaban los soldados, y a su vez eran los principales beneficiarios del reparto equitativo de la tierra.
Los sucesores de T'ai-tsung siguieron su política expansionista. Las tribus nómadas asentadas más allá de la Gran Muralla ya habían reconocido la soberanía del khan chino. El poderoso e independiente Tíbet ya había transigido hasta el punto de que su rey re casó con una princesa china, que ejerció gran influencia en dicho país. En 688, los ejércitos chinos ya habían conquistado prácticamente toda Corea y Manchuria; a la vez que la consolidación del poderío chino en el norte del Vietnam, conquistado en época Sui, permitió que esta provincia recibiera el nombre de Annam, el Sur pacificado.
A la muerte del segundo emperador T'ang, T'ai-tsumg, una de sus concubinas se hizo con el trono y pudo dominar el gobierno durante mas de cincuenta anos. Se trata de Wu Chao que pudo escapar del convento budista donde fueron encerradas las concubinas del emperador difunto, y ganar el favor del nuevo soberano. Kao-tsung (650-683). Hecho que demuestra que la Corte, apoyada en una eficiente administración, y la ambición personal, lo podían todo. Wu gobernó ya en vida de su esposo y después como única soberana del 684-705, a pesar de haber tenido dos hijos; cruel con sus enemigos y centro de una serie de historias sobre sus favoritos y amantes, el periodo de su reinado fue en general beneficioso para China, ya que gobernó con firmeza, no hubo rebeliones, acabó con los abusos en el ejército y en la administración y se conquistó Corea, cosa nunca conseguida antes. Hasta que un golpe de Estado acabó con su reinado.
Antes del año 751, fecha en que los chinos sufrieron dos graves derrotas frente a los árabes y el Reino de Nanchao, dominaban todas las tierras hasta el mar de Aral.
Los árabes, tras vencer a Imperio sasánida, se aliaron inicialmente a los chinos, pero muy pronto comenzaron a controlar a todos los pueblos más débiles del Turquestán occidental. El Islam, con su victoria del río Talas en 751 sobre China, separó el Asia central del área de influencia china; la región dejó de ser budista y fue incorporada al mundo islámico. A su vez, un ejército chino de 60.000 hombres era también derrotado en la llanura de Tali, en Yünnan, por las fuerzas del Reino de Nanchao. Ambas derrotas casi simultaneas son el indicativo de que la descomposición interna había hecho ya mella en la sociedad T'ang, que a pesar de todo gozó todavía de un siglo de paz antes de que las revueltas populares pusieran fin a este periodo.
Como sucede en todo ciclo histórico los vicios y corrupciones que justificaron el ascenso de una nueva dinastía o ideología para erradicarlos, con el tiempo surgen de nuevo y preludian el final de un periodo y el inicio nuevamente de una nueva etapa purificadora.
En la Corte T'ang los eunucos volvieron a ser poderosos, mientras en las provincias los jefes militares eran más independientes. La decadencia del gobierno central causó el abandono de las obras hidráulicas, la verdadera fuerza unificadora tradicional de la historia de China. Mientras en el exterior aumentaba la presión de los pueblos de las estepas. En esta situación el último emperador T'ang, Ngai-tsong, fue depuesto en 906 y el país se fragmentó en casi una docena de Estados distintos.
El imperio T'ang fue el Estado mas extenso y poblado del mundo, calculándosele una población de unos 53 millones de habitantes repartidos en unas 300 prefecturas. La dinastía tuvo su Edad de Oro gracias a que supo crear unas instituciones apropiadas para regir el Imperio, más que confiar en la personalidad de los gobernantes individuales, como nos tiene acostumbrados la Historia en todas las épocas. La administración pública se organizó en torno a tres departamentos: Asuntos de Estado, Cancillería y Secretaría. Los funcionarios o shih se identificaban a sí mismos con las tareas de la administración, y eran más leales al emperador como institución que a un soberano en particular. Todo ello permitió realizar un cambio económico que se centro en la productividad de las provincias meridionales que se desarrollaron notablemente. La agricultura y el activo comercio ultramarino permiten calcular que a finales del siglo IX vivían en Cantón más de 120.000 musulmanes, judíos y persas.
También bajo los T'ang la fe budista casi desplazó la religión taoísta y la filosofía confuciana, a pesar de una severa pero breve represión de las creencias extranjeras después del ano 841, que se puede interpretar como un síntoma de inquietud e incertidumbre nacionales en la época de decadencia de la dinastía. En el aspecto cultural se puede hablar del renacimiento T'ang, sobre todo en la literatura, y más concretamente en la poesía, que se manifestó en unos 48.000 poemas de 200 autores en una recopilación de "Poesías T'ang", en donde destacan los grandes nombres de la poesía china como: Wamg Wei (699-761), Li Po (699-762), Tu Fu (712-770) y Po Chu-i (772-846). Pintura, escultura y cerámica serán otras artes que también florecerán en este periodo, y que cada vez se conocen más debido sobre todo a las excavaciones realizadas en las tumbas reales, que se iniciaron en 1964 con el mausoleo de la procesa Yung T'ai, en Shensi.