Comentario
El rey fue incapaz de unir aquel puzzle de pueblos -sirios, kurdos y árabes-, de credos y tendencias -chiíes en el sur y este, sunníes en el norte y oeste y mazdeistas en el noreste- de intereses petrolíferos, de clanes familiares enfrentados por pozos y pastizales y de un creciente nacionalismo antibritánico... Feisal, desbordado por la situación y atenazado por el colonialismo, falleció amargado en 1933. Su hijo Ghazi fue un juguete en manos del ejército: padeció seis golpes militares en otros tantos años de reinado. Heredó el trono su hijo, Feisal II, un niño cuya corona estaba en manos de una dictadura... y de Londres. Los militares iraquíes se mostraron partidarios del Eje y desde Transjordania (desgajada de Palestina y convertida en reino) les atacó y derrotó una columna británico-colonial, en 1941, y colocó junto al trono a Nuri Said, un político de toda su confianza. Hasta 1958 se prolongaría la influencia de Londres a través de este primer ministro o de otros personajes colocados junto al trono. El proyecto del Creciente Fértil -un gran reino hachemí formado por Irak, Líbano, Siria, Jordania y Palestina- acarrearía a Bagdad la enemistad de Egipto y aumentaría el recelo saudí. El proyecto fracasó por la desconfianza siria a integrarse en una monarquía y gracias a un pronunciamiento en Damasco, tras el que se sospechó la mano de Estados Unidos. Allí se desintegró la ya menguada colaboración inter-árabe y, a partir de entonces, comenzó a hablarse del juego de los petrodólares.
Pero más contraproducente sería para el trono el Pacto de Bagdad, de 1955, que implicaba a la región en las redes defensivas occidentales frente a la URSS. Esa toma de postura indignó a Nasser, que lo vio como un ataque a su panarabismo y una nueva injerencia británica en la zona. Cuenta Miles Coppeland, amigo de Nasser y agente norteamericano, que el rais, a punto de firmar un gran acuerdo armamentístico con Washington, montó en cólera y juró vengarse tanto del régimen iraquí como de sus mentores británicos. Eso ocurría dos semanas antes de la Conferencia de Bandung, donde Nasser ya compareció como "no alineado". Seis meses después comenzaría a comprar armas a Checoslovaquia y un año más tarde nacionalizó el Canal de Suez.