Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA DEL ALMIRANTE



Comentario

La segunda causa que movió al Almirante a descubrir las Indias


El segundo fundamento que dio ánimo al Almirante para la empresa referida, y por el que razonablemente pueden llamarse Indias las tierras que descubrió, fue la autoridad de muchos hombres doctos, que dijeron que desde el fin occidental de Africa y España podía navegarse por el Occidente hasta el fin Oriental de la India, y que no era muy gran mar el que estaba en medio, como afirma Aristóteles en el libro 2, Del Cielo y del Mundo, donde dice que desde las Indias se puede pasar a Cádiz en pocos días, lo cual también prueba Averroes sobre el mismo lugar, y Séneca en los Naturales, libro I, teniendo por nada lo que en este mundo se aprende, respecto de lo que se adquiere en la otra vida, dice que desde las últimas partes de España pudiera pasar un navío a las Indias en pocos días con vientos; y si como algunos quieren, hizo este Séneca las tragedias, podemos decir que a este propósito dijo en el coro de la tragedia de Medea:

"Venient annis

Secula seris, quibus Occeanus

Vincula rerum laxet, et ingens

Pateat tellus, Tiphisque novos

Detegat orbes, nec sit Terris

Ultima Thule."

que quiere decir: "en los últimos años vendrán siglos en que el Océano aflojará las ligaduras y cadenas de las cosas, y se descubrirá una gran tierra, y otro como Tiphis; descubrirá Nuevos Mundos, y no será Thule la última de la tierra"; lo cual se tiene por muy cierto haberse cumplido ahora en la persona del Almirante.

Estrabón, en el primer libro de su Cosmografía, dice que el Océano circunda toda la tierra y que al Oriente baña la India y al Occidente, España y Mauritania, y que si no lo impidiese la grandeza del Atlántico, pudiera navegarse de un sitio a otro por el mismo paralelo; y lo vuelve a decir en el libro 2. También Plinio, en el segundo libro de la Historia Natural, cap. CXI, dice también que el Océano rodea toda la tierra, y que su anchura de Oriente a Poniente, es la de la India a Cádiz. El mismo, en el capítulo 31 del libro VI, y Solino en el capítulo 68 De las cosas memorables del mundo, dicen que desde las islas Gorgóneas, que se cree ser las de Cabo Verde, hay cuarenta días de navegación, por el mar Atlántico hasta las islas Hespérides, las cuales tuvo por cierto el Almirante que fuesen las de las Indias.

Marco Polo, veneciano, y Juan de Mandavila, en sus Viajes, dicen que pasaron mucho más adentro del Oriente de lo que escriben Ptolomeo y Marino; y aunque suceda que no hablen del mar occidental, puede argüirse por lo que describen del Oriente que la India esté vecina a Africa y España; y Pedro de Aliaco en el Tratado de la imagen del Mundo, De quantitate terrae habilitabilis, capítulo 8, Julio Capitolinos, de los Lugares habitables, y en otros muchos tratados, dicen que la India y España son vecinas por Occidente; y en el capítulo 19 de su Cosmografía, dice estas palabras: "Según los filósofos y Plinio, el Océano, que se extiende entre los fines de España y del Africa Occidental, y entre el principio de la India, hacia Oriente, no tiene muy largo intervalo, y se tiene por muy cierto que se puede navegar de una parte a otra en pocos días con viento próspero; por lo cual el principio de la India por Oriente no puede distar mucho del fin del Africa, por Occidente."

Esta autoridad y otras semejantes de este autor fueron las que movieron más al Almirante para creer que fuese verdadera su imaginación; como también que un maestro Paulo, físico del maestro Domingo Florentin, contemporáneo del mismo Almirante, fue causa, en gran parte, de que emprendiese este viaje con más ánimo; porque siendo el referido maestro Paulo amigo de un Fernando Martínez, canónigo de Lisboa, y escribiéndose cartas uno a otro sobre la navegación que se hacía al país de Guinea en tiempo del Rey D. Alfonso de Portugal, y sobre la que podía hacerse en las partes del Occidente, llegó esto a noticia del Almirante, que era curiosísimo de estas cosas, y al instante por medio de Lorenzo Girardi, Florentin, que se hallaba en Lisboa, escribió sobre esto al maestro Paulo, y le envió una esferilla, descubriéndole su intento, a quien el maestro Paulo envió las respuestas en latín, que traducida en vulgar, dice así: