Comentario
Las relaciones mercantiles y guerreras de los musulmanes más allá de las fronteras del Islam clásico o, en ocasiones, dentro de ellas, produjeron la incorporación a su fe de nuevas poblaciones sin que ello conllevara ya, necesariamente, la adopción de otros aspectos característicos de la civilización islámica formada en los siglos anteriores. Aquellas formas de expansión del Islam ocurrieron desde mediados del siglo XI en espacios geográficos muy lejanos y heterogéneos.
Así sucedió en África. Por una parte, los almoravides avanzaron como conquistadores hacia el sur, por la ruta de Siyilmassa, tomaron Awdaghost en 1054 y la capital del reino sudanés de Ghana, Kumbi Saleh, en 1076. A pesar de la violencia, el Islam fue aceptado paulatinamente por parte de la población del reino y de los que le sucedieron, Malí y Songhai, en un contexto de relaciones mercantiles transaharianas con el Magreb que nunca cesó. Mientras tanto, en otra zona del continente africano, muy lejana de la anterior, como era la costa oriental, hubo también procesos locales de islamización inducidos por la presencia de mercaderes y emigrantes que procedían de Arabia, el Iraq y Persia y tomaban contacto con la costa o país de los Zenj: había musulmanes en Mogadiscio -fundada por partidarios de Alí-, Malindi, Mombasa, Zanzíbar, Kilwa, Sofala y otros enclaves urbanos portuarios que vivían del comercio.
La expansión del Islam en la India tuvo un carácter completamente distinto ya que fue fruto de las campañas guerreras lanzadas desde Afganistán por Mahmud de Gazna (998-1030). El imperio gaznaví, sucesor en parte de los samaníes aunque con una base territorial relativamente distinta, fue el primero formado por una rama de los turcos, aunque sobre una mesa de población indígena que no cambió. La continuidad sería aún mayor en la India del norte, porque la conversión al Islam de las poblaciones fue parcial y, en muchas regiones, escasa. Mahmud lanzó hasta 17 campañas, conquistó el Punjab y fijó su capital en Lahore, pero hasta un siglo después no reanudaría las conquistas otra rama de los gaznavíes, la de Mohamed de Ghor, que se extendió por la cuenca del Ganges y la actual Bengala, donde el numero de conversos al Islam fue mayor. Sucesivas dinastías de mamelucos turcos, instaladas en Delhi, completaron el dominio del Rajasthan a lo largo del siglo XIII mientras se conseguía cierta asimilación entre aspectos de la civilización hindú y de la religión de los conquistadores y aunque la diversidad y dualidad entre musulmanes e hinduistas permaneció nítida. Desde la India, los mercaderes y misioneros musulmanes comenzarían a extender su religión a Malaca, Java e incluso Ternate y Mindanao en el siglo XV.
El tercer escenario de crecimiento de la religión islámica es consecuencia de la conquista mongol sobre vastos territorios, entre los que se incluía el Irán y el Iraq musulmanes. El proceso de islamización comenzó precisamente en estas tierras, que formaban el Ilkanato (Ilkan: lugarteniente del kan), desde el último tercio del siglo XIII: los dominadores mongoles islamizaron a fines de siglo, y con ellos poblaciones mongolas y turcomanas marginales o mal integradas hasta entonces. El Islam fue aceptado también por muchos mongoles del khanato de Yagathai, consolidado en el Asia Central, y por el de Batu, que estableció su orda o tienda regia en Saray, a villas del Volga: su hermano y sucesor Berke (1258-1267) fue el primer khan mongol musulmán y muchos siguieron su ejemplo en aquel vasto espacio eurasiático dominado firmemente por la Horda de Oro durante el siglo XIV.