Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS




Comentario

Cómo robaban la tierra los alzados, y tomaban por fuerza sus haciendas



Estando el gobernador de esta manera, los oficiales y Domingo de Irala, luego que le prendieron, dieron licencia abiertamente a todos sus amigos y valedores y criados para que fuesen por los pueblos y lugares de los indios y les tomasen las mujeres y las hijas, y las hamacas y otras cosas que tenían, por fuerza, y sin pagárselo, cosa que no convenía al servicio de Su Majestad y a la pacificación de aquella tierra; y haciendo esto, iban por toda la tierra dándoles muchos palos, trayéndoles por fuerza a sus casas para que labrasen sus heredades sin pagarles nada por ello, y los indios se venían a quejar a Domingo de Irala y a los oficiales. Ellos respondían que no eran parte para ello; de lo cual se contentaban algunos de los cristianos, porque sabían que les respondían aquello por les complacer, para que ellos les ayudasen y favoresciesen, y decíanles a los cristianos que ya ellos tenían libertad, que hiciesen lo que quisiesen; de manera que con estas respuestas y malos tratamientos la tierra se comenzó a desplobar, y se iban los naturales a vivir a las montafias, escondidos donde no los pudiesen hallar los cristianos. Muchos de los indios y sus mujeres e hijos eran cristianos, y apartándose perdían la doctrina de los religiosos y clérigos, de lo cual el gobernador tuvo muy gran cuidado que fuesen enseñados.

Luego, dende a pocos días que le hobieron preso, desbarataron la carabela que el gobernador había mandado hacer para con ella dar aviso a Su Majestad de lo que en la provincia pasa, porque tuvieron creído que pudieran atraer a la gente para hacer la entrada (cual dejó descubierta el gobernador), y que por ella pudieran sacar oro y plata, y a ellos se les atribuyen la honra y el servicio que pensaban que a Su Majestad hacían; y como la tierra estuviese sin justicia, los vecinos y pobladores de ella contino recebían tan grandes agravios, que los oficiales y justicia que ellos pusieron de su mano hacían a los españoles, aprisionándoles y tomando sus haciendas, se fueron como aborridos y muy descontentos más de cincuenta hombres españoles por la tierra adentro, en demanda de la costa del Brasil, y a buscar algún aparejo para venir a avisar a Su Majestad de los grandes males y daños y desasosiegos que en la tierra pasaban, y otros muchos estaban movidos para se ir perdidos por la tierra adentro, a los cuales prendieron y tuvieron presos mucho tiempo, y les quitaron las armas y lo que tenían; y todo lo que les quitaban, lo daban y repartían entre sus amigos y valedores, por los tener gratos y contentos.