Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

Que trata que hay que decir de los más pueblos de indios que hay hasta llegar a los aposentos de Tumebamba


Estos aposentos de Ríobamba ya tengo dicho cómo están en la provincia de los Puruaes, que es de lo bien poblado de la comarca de la ciudad de Quito, y de buena gente; éstos andan vestidos, ellos y sus mujeres. Tienen las costumbres que usan sus comarcanos, y para ser conoscidos traen su ligadura en la cabeza, y algunos o todos los más tienen los cabellos muy largos y se los entrenchan bien menudamente; las mujeres hacen lo mismo. Adoran al sol, hablan con el demonio los que entre todos escogen por más idóneos para semejante caso, y tuvieron, y aun parece que tienen, otros ritos y abusos, como tuvieron los ingas, de quien fueron conquistados. A los señores, cuando se mueren, les hacen, en la parte del campo que quieren, una sepultura honda cuadrada, a donde le meten con sus armas y tesoros, si lo tiene. Algunas destas sepulturas hacen en las propias casas de sus moradas; guardan lo que generalmente todos los más de los naturales destas partes usan, que es echar en las sepulturas mujeres vivas de las más hermosas; lo cual hacen porque yo he oído, a indios que para entre ellos son tenidos por hombres de crédito, que algunas veces, permitiéndolo Dios por sus pecados e idolatrías, con las ilusiones del demonio les paresce ver a los que de mucho tiempo eran muertos andar por sus heredades adornados con lo que llevaron consigo y acompañados con las mujeres que con ellos se metieron vivas; y viendo esto, paresciéndoles que a donde las ánimas van es menester oro y mujeres, lo echan todo, como he dicho. La causa desto, y también por qué hereda el señorío el hijo de la hermana y no del hermano, adelante lo trataré.

Muchos pueblos hay en esta provincia de los Puruaes, a una parte y a otra, que no trato dellos por evitar prolijidad. A la parte de levante de Ríobamba están otras poblaciones en la montaña que confina con los nacimientos del río del Marañón y la sierra llamada Tinguragua, alrededor de la cual hay asimismo muchas poblaciones; las cuales unas y otras guardan y tienen las mismas costumbres que estotros indios, y andan todos ellos vestidos, y sus casas son hechas de piedra. Fueron conquistados por los señores ingas y sus capitanes, y hablan la lengua general del Cuzco, aunque tenían y tienen las suyas particulares. A la parte del poniente está otra sierra nevada, y en ella no hay mucha población, que llaman Urcolazo. Cerca desta sierra se toma un camino que va a salir a la ciudad de Santiago, que llaman Guayaquil.

Saliendo de Ríobamba se va a otros aposentos llamados Cayambi. Es la tierra toda por aquí llana y muy fría; partidos della, se llega a los tambos o aposentos de Teocaxas, que están puestos en unos grandes llanos despoblados y no poco fríos, en donde se dio entre los indios naturales y el capitán Sebastián de Belalcázar la batalla llamada Teocaxas; la cual, aunque duró el día entero y fue muy reñida (según diré en la tercera parte desta obra), ninguna de las partes alcanzó la vitoria.

Tres leguas de aquí están los aposentos principales, que llaman Tiquizambi, que tienen a la mano diestra a Guayaquil y sus montañas y a la sinestra a Pomollata y Quizna y Macas, con otras regiones que hay, hasta entrar en las del Río Grande, que así se llaman; pasados de aquí, en lo bajo están los aposentos de Chanchan, la cual, por ser tierra cálida, es llamada por los naturales Yungas, que quiere significar ser tierra caliente; a donde, por no haber nieves ni frío demasiado, se crían árboles y otras cosas que no hay a donde hace frío; y por esta causa todos los que moran en valles o regiones calientes y templadas son llamados yungas, y hoy día tienen este nombre, y jamás se perderá mientras hubieren gentes, aunque pasen muchas edades. Hay destos aposentos hasta los reales suntuosos de Tumebamba casi veinte leguas; el cual término está todo repartido de aposentos y depósitos que estaban hechos a dos y a tres y a cuatro leguas. Entre los cuales están dos principales, llamados el uno Cañaribamba y el otro Hatuncañari, de donde tomaron los naturales nombre, y su provincia, de llamarse los cañares como hoy se llaman. A la mano diestra y siniestra deste real camino que llevo hay no pocos pueblos y provincias, los cuales no nombro porque los naturales dellas, como fueron conquistados y señoreados por los reyes ingas, guardaban las costumbres de los que voy contando y hablaban la lengua general del Cuzco y andaban vestidos ellos y sus mujeres. Y en la orden de sus casamientos y heredar el señorío se hacía como los que he dicho atrás en otros capítulos, y lo mismo en meter cosas de comer en las sepulturas y en los lloros generales, y enterrar con ellos mujeres vivas. Todos tenían por dios soberano al sol; creían lo que todos creen, que hay Hacedor de todas las cosas criadas, al cual en la lengua del Cuzco llaman Ticebiracoche; y aunque tuviesen este conocimiento, antiguamente adoraban árboles y piedras y a la luna, y otras cosas, impuestos en ello por el demonio, enemigo nuestro, con el cual hablan los señalados para ello, y les obedescen en muchas cosas; aunque ya en estos tiempos, habiendo nuestro Dios y Señor alzado su ira destas gentes, fue servido que se predicase el sagrado Evangelio y tuviesen lumbre de la fe, que no alcanzaban. Y así, en estos tiempos ya aborrecen al demonio, y en muchas partes que era estimado y venerado es aborrecido y detestado como malo, y los templos de los malditos dioses deshechos y derribados; de tal manera, que ya no hay señal de estatua ni simulacro, y muchos se han vuelto cristianos, y en pocos pueblos del Perú dejan de estar clérigos y frailes que los dotrinan. Y para que más fácilmente conozcan el error en que han vivido, y conoscido abracen nuestra santa fe, se ha hecho arte para hablar su lengua con gran industria, para que se entiendan los unos y los otros; en lo cual no ha trabajado poco el reverendo padre fray Domingo de Santo Tomás, de la orden del señor santo Domingo. Hay en todo lo más deste camino ríos pequeños, y algunos medianos y pocos grandes, todos de agua muy singular, y en algunos hay puentes para pasar de una parte a otra.

En los tiempos pasados, antes que los españoles ganasen este reino, había por todas estas sierras y campañas gran cantidad de ovejas de las de aquella tierra, y mayor número de guanacos y vicunias; mas, con la priesa que se han dado en las matar los españoles, han quedado tan pocas que casi ya no hay ninguna. Lobos ni otras bestias, ni animales dañosos, no se han hallado en estas partes, salvo los tigres que dije haber en las montañas de la Buenaventura, y algunos leones pequeños y osos. También se ven por las quebradas y partes donde hay montaña algunas culebras, y por todas partes raposas, chuchas y otras salvajinas de las que en aquella tierra se crían; perdices, palomas, tórtolas y venados hay muchos, y en la comarca de Quito hay gran cantidad de conejos, y por las montañas algunas dantas.