Comentario
Cómo el demonio hacía entender a los indios destas partes que era ofrenda grata a sus dioses tener indios que asistiesen en los templos para que los señores tuviesen con ellos conocimiento, cometiendo el gravísimo pecado de la sodomía
En esta primera parte desta historia he declarado muchas costumbres y usos destos indios, así de las que yo alcancé el tiempo que anduve entre ellos como de lo que también oí a algunos religiosos y personas de mucha calidad, los cuales, a mi ver, por ninguna cosa dejarían de decir la verdad de lo que sabían y alcanzaban, porque es justo que los que somos cristianos tengamos alguna curiosidad, para que, sabiendo y entendiendo las malas costumbres destos, apartarlos dellas y hacerles entender el camino de la verdad, para que se salven. Por tanto, diré aquí una maldad grande del demonio, la cual es que en algunas partes deste gran reino del Perú solamente algunos pueblos comarcanos a Puerto Viejo y a la isla de la Puna usaban el pecado nefando, y no en otras. Lo cual yo tengo que era así porque los señores ingas fueron limpios en esto y también los demás señores naturales. En toda la gobernación de Popayán tampoco alcancé que cometiesen este maldito vicio, porque el demonio debía de contentarse con que usasen la crueldad que cometían de comerse unos a otros y ser tan crueles y perversos los padres para los hijos. Y en estotros, por los tener el demonio más presos en las cadenas de su perdición, se tiene ciertamente que en los oráculos y adoratorios donde se daban las respuestas hacía entender que convenía para el servicio suyo que algunos mozos dende su niñez estuviesen en los templos, para que a tiempo y cuando se hiciesen los sacrificios y fiestas solenes, los señores y otros principales usasen con ellos el maldito pecado de la sodomía. Y para que entiendan los que esto leyeren cómo aun se guardaba entre algunos esta diabólica santimonia, pondré una relación que me dio della en la ciudad de los Reyes el padre fray Domingo de Santo Tomás, la cual tengo en mi poder y dice así:
"Verdad es que generalmente entre los serranos y yungas ha el demonio introducido este vicio debajo de especie de santidad, y es que cada templo o adoratorio principal tiene un hombre o dos o más, según es el ídolo, los cuales andan vestidos como mujeres dende el tiempo que eran niños, y hablaban como tales, y en su manera, traje y todo lo demás remedaban a las mujeres. Con éstos, casi como por vía de santidad y religión, tienen las fiestas y días principales su ayuntamiento carnal y torpe, especialmente los señores y principales. Esto sé porque he castigado a dos: el uno de los indios de la sierra, que estaba para este efeto en un templo, que ellos llaman guaca, de la provincia de los Conchucos, término de la ciudad de Guanuco; el otro era en la provincia de Chincha; indios de su majestad; a los cuales hablándoles yo sobre esta maldad que cometían, y agravándoles la fealdad del pecado, me respondieron que ellos no tenían culpa, porque desde el tiempo de su niñez los habían puesto allí sus caciques para usar con ellos este maldito y nefando vicio y para ser sacerdotes y guarda de los templos de sus ídolos. De manera que lo que les saqué de aquí es que estaba el demonio tan señoreado en esta tierra que, no se contentando con los hacer caer en pecado tan enorme, les hacia entender que el tal vicio era especie de santidad y religión, para tenerlos más subjetos." Esto me dio de su misma letra fray Domingo, que por todos es conocido y saben cuán amigo es de verdad. Y aun también me acuerdo que Diego de Gálvez, secretario que agora es de su majestad en la corte de España, me contó cómo, viniendo él y Peralonso Carrasco, un conquistador antiguo que es vecino de la ciudad del Cuzco, de la provincia del Collao, vieron uno o dos destos indios que habían estado puestos en los templos como fray Domingo dice. Por donde yo creo bien que estas cosas son obra del demonio, nuestro adversario, y se parece claro, pues con tan baja y maldita obra quiere ser servido.