Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

En que se declara el camino que hay de Jauja hasta llegar a la ciudad de Guamanga, y lo que en este camino hay que anotar


Hallo yo que hay en este valle de Jauja a la ciudad de la Vitoria de Guamanga treinta leguas. Y caminando por el real camino se va, hasta que en unos altos que están por encima del valle se ven ciertos edificios muy antiguos, todos deshechos y gastados. Prosiguiendo el camino, se llega al pueblo de Acos, que está junto a un tremedal lleno de grandes juncales, donde había aposentos y depósitos de los ingas, como en los demás pueblos de sus reinos. Los naturales de Acos están desviados del camino real, poblados entre unas sierras que están al oriente, muy ásperas. No tengo que decir dellos más de que todos andan vestidos con ropas de lana, y sus casas y pueblos son de piedra, cubiertas con paja, como todas las demás. De Acos sale el camino para ir al aposento de Pico, y por una loma, hasta que, abajando por unas laderas, que, puesto que por ser ásperas hace que parezca el camino dificultoso, va tan bien desechado y tan ancho, que casi parecerá ir hecho por tierra llana; y así abaja al río que pasa por Jauja, el cual tiene su puente, y el paso se llama Angoyaco; y junto a este puente se ven unas barrancas blancas, de donde sale un manantial de agua salobre. En este paso de Angoyaco estaban edificios de los ingas, y un cercado de piedra, adonde había un baño del agua que salía por aquella parte, que de suyo por naturaleza manaba cálida y conveniente para el baño; de lo cual se preciaron todos los señores ingas, y aun los más indios de estas partes usaron y usan lavarse y bañarse cada día, ellos y sus mujeres. Por la parte que corre el río va este lugar a manera de valle pequeño, en donde hay muchos árboles de molles y otros frutales y florestas. Caminando más adelante se llega al pueblo de Picoy, pasando primero otro río pequeño, adonde también hay puente, porque en tiempo de invierno corre con mucha furia. Saliendo de Picoy, se va a los aposentos de Parcos, que estaban hechos en la cumbre de una sierra. Los indios están poblados en grandes sierras ásperas y muy altas, que están a una parte y a otra destos aposentos, y todavía hay algunos donde los españoles que van y vienen por aquellos caminos se albergan. Antes de llegar a este pueblo de Parcos, en un despoblado pequeño está un sitio que tiene por nombre Pucara (que en nuestra lengua quiere decir cosa fuerte), adonde antiguamente (a lo que los indios dicen) hubo palacios de los ingas y templo del sol; y muchas provincias acudían con los tributos ordinarios a este Pucara, para entregarlos al mayordomo mayor, que tenía cargo de los depósitos y de coger estos tributos. En este lugar hay tanta cantidad de piedras, hechas y nacidas de tal manera, que desde lejos parece verdaderamente ser alguna ciudad o castillo muy torreado, por donde se juzga que los indios le pusieron buen nombre. Entre estos riscos o peñas está una peña junto a un pequeño río, tan grande cuanto admirable de ver, contemplando su grosor y grandor, la más fuerte que se puede pensar. Yo la vi, y dormí una noche en ella, y me parece que terná de altura más de docientos codos y en contorno más de docientos pasos, en lo más alto della. Si estuviera en alguna frontera pelígrosa, fácilmente se pudiera hacer tal fortaleza que fuera tenida por inexpugnable. Y tiene otra cosa que notar esta gran peña: que por su contorno hay tantas concavidades, que pueden estar debajo della más de cien hombres y algunos caballos. Y en esto, como en las demás cosas, muestra Dios su gran poder y proveimiento; porque todos estos caminos están llenos de cuevas, donde los hombres y animales se pueden guarecer del agua y nieve. Los naturales desta comarca que se ha pasado tienen sus pueblos en grandes sierras, como tengo dicho. Lo alto de las más dellas, en todo lo más del tiempo está lleno de copos de nieve. Y siembran sus comidas en lugares abrigados, a manera de valles, que se hacen entre las mismas sierras. Y en muchas dellas hay grandes vetas deste metal de plata. De Parcos abaja el camino real por unas sierras, hasta llegar a un río que tiene el mismo nombre que los aposentos, en donde está una puente armada sobre grandes padrones de piedra. En esta sierra de Parco fue donde se dio batalla entre los indios y el capitán Morgovejo de Quiñones, y adonde Gonzalo Pizarro mandó matar al capitán Gaspar Rodríguez de Camporedondo, como se dirá en los libros de adelante. Pasado este río de Parco está el aposento de Asangaro, repartimiento que es de Diego Gavilán, de donde se va por el real camino hasta llegar a la ciudad de San Juan de la Vitoria de Guamanga.