Comentario
Que trata del valle de Yucay y de los fuertes aposentos de Tambo, y parte de la provincia de Condesuyo
Cuatro leguas desta ciudad del Cuzco, poco más o menos, está un valle llamado de Yuca, muy hermoso, metido entre la altura de las sierras, de tal manera que con el abrigo que le hacen es de temple sano y alegre, porque ni hace frío demiado ni calor, antes se tiene por tan excelente, que se ha platicado algunas veces por los vecinos regidores del Cuzco de pasar la ciudad a él, y tan de veras, que se pensó poner en efeto. Mas como haya tan grandes edificios en las casas de sus moradas, no se mudará por no tornar de nuevo a edificar, ni lo permitirán por que no se pierda la antigüedad de la ciudad. En este valle de Yucay han puesto y plantado muchas cosas de las que dije en el capítulo precedente. Y cierto en este valle y en el de Bilcas, y en otros semejantes (según lo que paresce en lo que agora se comienza), hay esperanza que por tiempos habrá buenos pagos de viñas y huertas, y vergeles frescos y vistosos. Y digo en particular más deste valle que de otros porque los ingas lo tuvieron en mucho y se venían a él a tomar sus regocijos y fiestas; especialmente Viracoche inga, que fue abuelo de Topainga Yupangue. Por todas partes dél se ven pedazos de muchos edificios y muy grandes que había, especialmente los que hubo en Tambo, que está el valle abajo tres leguas, entre dos grandes cerros, junto a una quebrada por donde pasa un arroyo. Y aunque el valle es del temple tan bueno como de suso he dicho, lo más del año están estos cerros bien blancos de la mucha nieve que en ellos cae. En este lugar tuvieron los ingas una gran fuerza de las más fuertes de todo su señorío, asentada entre unas rocas, que poca gente bastaba a defenderse de mucha. Entre estas rocas estaban algunas peñas tajadas, que hacían inexpugnables el sitio; y por lo bajo está lleno de grandes andenes que parescen murallas, unas encima de otras, en el ancho de las cuales sembraban las semillas de que comían. Y agora se ve entre estas piedras algunas figuras de leones y de otros animales fieros, y de hombres con unas armas en las manos a manera de alabardas, como que fuesen guarda del paso, y esto bien obrado y primamente. Los edificios de las casas eran muchos, y dicen que en ellos había, antes que los españoles señoreasen este reino, grandes tesoros y cierto se ven en estos edificios piedras puestas en ellos, labradas y asentadas, tan grandes, que era menester fuerza de mucha gente y con mucho ingenio para llevarlas y ponerlas donde están. Sin esto, se dice por certo que en estos edificios de Tambo o de otros que tenían este nombre (que no es sólo este lugar el que se llamó Tambo) se halló en cierta parte del palacio real o del templo del sol oro derretido en lugar de mezcla, con que, juntamente con el betún que ellos ponen, quedaban las piedras asentadas unas con otras. Y que el gobernador don Francisco Pizarro hubo desto mucho antes que los indios lo hiciesen y llevasen, y de Pacaritambo dicen algunos españoles que en veces sacaron cantidad de oro Hernando Pizarro y don Diego de Almagro el mozo. Estas cosas no dejo yo de pensar que son así cuando me acuerdo de las piezas tan ricas que se vieron en Sevilla, llevadas de Caxamalca, adonde se juntó el tesoro que Atabaliba prometió a los españoles, sacado lo más del Cuzco; y fue poco para lo que después se repartió, que se halló por los mismos cristianos, y más que lo uno y lo otro, lo que los indios han llevado está enterrado en partes que ninguno sabe dello; y si la ropa fina que se desperdició y perdió en aquellos tiempos se guardara, valiera tanto, que no lo oso afirmar, según tengo que fuera mucho, y con tanto, digo que los indios que llamaban chumbibilcas y los ubinas, y Pomatambo, y otras naciones muchas que no cuento, entran en lo que llaman Condesuyo. Algunos dellos fueron belicosos, y los pueblos tienen entre sierras altísimas. Poseían suma sin cuento de ganado doméstico y bravo. Las casas todas son de piedra y paja. En muchos lugares había aposentos de los señores. Y tuvieron estos naturales sus ritos y costumbres como todos, y en sus templos sacrificaban corderos y otras cosas, y es fama que el demonio era visto en un templo que tenían en cierta parte desta comarca de Condesuyo, y aun en este tiempo he yo oído a algunos españoles que se ven aparesciencias de nuestro enemigo y adversario. En los ríos que pasan por los aimaraes se ho cogido mucha suma de oro, y se sacaba en el tiempo que yo estaba en el Cuzco. En Pomatambo y en algunas otras partes deste reino se hace tapicería muy buena, por ser muy buena la lana de que se hace, y las colores tan perfectas, que sobrepujan a las de otros reinos. En esta provincia de Condesuyo hay muchos ríos; algunos dellos pasan con puentes de criznejas, hechas como tengo ya dicho que se hacen deste reino. Asimismo hay muchas frutas de las naturales y muchas arboledas. Hay también venados y perdices, y buenos halcones para volarlas.