Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo se hacía la Capaccocha y cuánto se usó entre los Incas, lo cual se entiende dones y ofrendas que hacían a sus ídolos.


En este lugar entra bien, para que se entienda, lo de la capaccocha, pues todo era tocante al servicio de los templos ya dichos y de otros; y por noticia que se tiene de indios viejos que son vivos y vieron lo que sobre esto pasaba, escribiré lo que de ello tengo entendido que es verdad. Y así, dicen que se tenía por costumbre en el Cuzco, por los reyes, que cada año hacían venir a aquella ciudad a todas las estatuas y bultos de los ídolos que estaban en las guacas, que eran los templos donde ellos adoraban; las cuales eran traídas con mucha veneración por los sacerdotes y camayos dellas, ques nombre de guardianes; y como entrasen en la ciudad eran recebidas con grandes fiestas y procesiones y aposentadas en los lugares que para aquello estaban señalados y establecidos; y habiendo venido de las comarcas de la ciudad y aún de la mayor parte de las provincias número grande de gente, así hombres como mujeres, el que reinaba, acompañado de todos los Incas y orejones, cortesanos y principales de la ciudad, entendían en hacer grandes fiestas y borracheras y taquis.

Ponían en la plaza del Cuzco la gran maroma de oro que la cercaba toda y tantas riquezas y pedrería cuanto se puede pensar por lo que se ha escripto de los tesoros questos reyes poseían; lo cual pasado se entendía en lo que todos los años por ellos se usaba, que era questas estatuas y bultos y sacerdotes se juntaban para saber por boca dellos el suceso del año, si había de ser fértil o si había de haber esterilidad; si el Inca tenía larga vida o si por caso morirla en aquel año; si habían de venir enemigos por algunas partes o si algunos de los pacíficos se habían de revelar. En conclusión eran repreguntados destas cosas y de otras mayores y menores que va poco desmenuzarlas; porque también preguntaban si habría peste o si vernía alguna morriña para el ganado y si habría mucho multiplico dél. Y esto se hacía y preguntaba no a todos los oráculos juntos sino a cada uno por sí; y, si todos los años los Incas no hacían esto, andaban muy recatados y vivían doscientos y muy temerosos y no tenían sus vidas por seguras.

Y así, alegrado al pueblo y hechas sus solenes borracheras y banquetes y grandes taquis y otras fiestas que ellos usan, diferente en todo a las nuestras, en que los Incas están con gran triunfo y a su costa se hacen los convites, en que había suma de grandes tinajas de oro y plata y vasos de otras cosas, porque todo el servicio de su cocina, hasta las ollas y vasos de servicio, era de oro y plata; --mandaban a los que para aquello estaban señalados y tenían las veces del Gran Sacerdote, que también estaba presente a estas fiestas con tan grand pompa y triunfo como el mesmo rey, acompañado de los sacerdotes y mamaconas que allí se habían juntado, que hiciesen a cada ídolo su pregunta destas cosas, el cual respondía por boca de los sacerdotes que tenían cargo de su bulto; y éstos, como estaban bien beodos, adivinaban lo que más vían que hacía al gusto de los que preguntaban, inventando por ellos y por el diablo, questaba en aquellas estatuas. Y hechas las preguntas a cada ídolo, por ser los sacerdotes tan astutos en maldades, pedían algund término para responder, para que con más devoción y crédito dellos oyesen sus desvaríos; porque decían que querían hacer sus sacrificios para que, estando gratos a los altos dioses suyos, fuesen servidos de responder lo que había de ser. Y así, eran traídos muchos animales de ovejas y corderos y cuis y aves, que pasaba el número de más de dos mill corderos y ovejas; y estos eran degollados, haciendo sus exorcismos diabólicos y sacrificios vanos a su costumbre; y luego denunciaban lo que soñaban o lo que fingían o por ventura lo que el diablo les decía; y al dar de las respuestas teníase gran cuenta en mirar lo que decían y cuántos dellos conformaban en un dicho o suceso de bien o de mal; y así hacían con las demás respuestas, para ver cuál decía verdad y acertaba lo que había de ser en el dicho año.

Esto hecho, luego salían los limosneros de los reyes con las ofrendas que ellos llaman capaccocha y, juntándose la limosna general, eran vueltos los ídolos a los templos; y, si pasado el año habían acaso acertado alguno de aquellos soñadores, alegremente mandaba el Inca que lo fuese de su casa.

La capaccocha, como digo, era ofrenda que se pagaba en lugar de diezmo a los templos, de muchos vasos de oro y plata y de otras piezas y piedras y cargas de mantas ricas y mucho ganado. Y a las que habían salido inciertas y mentirosas no les daban el año venidero ninguna ofrenda, antes perdían reputación. Y para hacer esto se hacían grandes cosas en el Cuzco, mucho más de lo que yo escribo. Y agora, después de fundada la Audiencia y haberse ido Gasca a España, entre algunas cosas que se trataban en ciertos pleitos, se hacía mención de esta capaccocha; y ello y todo lo demás que hemos escripto es cierto que se hacía y usaba. Y contemos agora de la gran fiesta de Hatun Raimi.