Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo Tupac Inca Yupanqui salió del Cuzco y como sujuzgó toda la tierra que hay hasta el Quito, y de sus grandes hechos.


Esta conquista de Quito que hizo Tupac Yupanqui, bien pudiera yo ser más largo; pero tengo tanto que escribir en otras cosas, que no puedo ocuparme en tanto, ni quiero contar sino sumariamente lo que hizo, pues, para entenderlo, bastará lo divulgado por la tierra. La salida que el rey quería hacer de la ciudad del Cuzco, sin saber a qué parte ni dónde había de ser la guerra, porque esto no se decía sino a los consejeros, juntáronse más de doscientos mill hombres, con tan gran bagaje y repuesto que henchían los campos; y por las ostas fue mandado a los gobernadores de las provincias que de todas las comarcas se trujesen los bastimentos y municiones y armas al camino real de Chinchasuyo, el cual se iba haciendo no desviado del que su padre mandó hacer ni tan llegado que pudiesen hacerlo todo uno. Este camino fue grande y soberbio, hecho por la orden y industria que se ha escripto, y por todas partes había proveimiento para toda la multitud de gentes que iba en sus reales, sin que nada faltase, y con la haber, ninguno de los suyos era osado de coger tan solamente una mazorca de maíz del campo y si la cogía no le costaba menos que la vida. Los naturales llevaban las cargas y hacían los otros servicios personales, mas, creed que cierto se tiene, que no las llevaban más de hasta el lugar limitado; y como lo hacían con voluntad y les guardaban tanta verdad y justicia no sentían el trabajo.

Dejando en el Cuzco gente de guarnición con los mitines y gobernador escogido entre los más fieles amigos suyos, salió dél llevando por su capitán general y consejero mayor a Capac Yupanqui, su tío no el que dio la guerra a los de Xauxa, porque éste dicen que se ahorcó por cierto enojo; y como salió del Cuzco, anduvo hasta llegar a Vilcas, adonde estuvo algunos días holgándose de ver el templo y aposentos que allí se habían hecho y mandó que siempre estuviesen plateros labrando vasos y otras piezas y joyas para el templo y para su casa real de Vilcas.

Fue a Xauxa, a donde los Guancas le hicieron solene recebimiento, y envió por todas partes mensajeros haciéndoles saber cómo él quería ganar el amistad de todos ellos, sin les hacer enojo ni darles guerra; por tanto, que pues oían que los Incas del Cuzco no hacían tiranías ni demasías a los que tenían por confederados y vasallos y que, en pago del trabajo y homenaje que les daban, recebían dellos mucho bien, que le enviasen sus mensajeros para asentar la paz con él. En Bonbón súpose la grand potencia con que el Inca venía y, como tuviesen entendido grandes cosas de su clemencia, le fueron a hacer reverencia; y los de Yauyo hicieron lo mismo y los de Apurima y otros muchos, a los cuales recibió muy bien dándoles a unos mujeres y a otros coca y a otros mantas y camisetas y poniéndose del traje que tenía la provincia donde él estaba que fue por donde ellos recibían más contento.

Entre las provincias que hay entre Xauxa y Caxamalca cuentan que tuvo algunas guerras y pendencias y mandó hacer grandes albarradas y fuertes para defenderse de los naturales y que con su buena maña, sin mucho derramamiento de sangre, los sojuzgó y lo mesmo lo de Caxamalca; y por todas partes dejaba gobernadores y delegados y postas puestas, para tener aviso y no salir de ninguna provincia grande sin primero mandar hacer aposentos y templo del sol y poner mitimaes. Cuentan, sin esto, que entró por lo de Guánuco y que mandó hacer el palacio tan primo que hoy vemos hecho; que yendo a los Chachapoyas le dieron tanta guerra que aína de todo punto los desbarataran; mas, tales palabras les pudo decir que ellos mesmos se le ofrecieron. En Caxamalca dejó de la gente del Cuzco mucha, para que impusiesen a los naturales en cómo se habían de vestir y el tributo que le habían de dar y, sobre todo, cómo habían de adorar y reverenciar por dios al sol.

Por todas las más de las partes le llamaban padre y tenía gran cuidado en mandar que ninguno hiciere daño en las tierras por donde pasaba ni fuerzas a ningund hombre ni mujer; al que lo hacía, luego por su mandado lo daban pena de muerte. Procuraba con los que sojuzgaba que hiciesen sus pueblos juntos y ordenados y que no se diesen guerra unos a otros ni se comiesen ni cometiesen otros pecados reprobados en ley natural.

Por los Bracamoros entró y volvió huyendo, porque es mala tierra aquella de montañas; en los Paltas y en Guancabamba, Caxas y Ayavaca y sus comarcas tuvo gran trabajo en sojuzgar aquellas naciones, porque son belicosas y rebustas, y tuvo guerra con ellos más de cinco lunas; mas, al fin, ellos pidieron la paz y se les dio con las condiciones que a los demás; y la paz se asentaba hoy y mañana estaba la provincia llena de mitimaes y con gobernadores, sin quitar el señorío a los naturales; y se hacían depósitos y ponían en ellos mantenimiento y lo que más se mandaba poner; y se hacía el real camino con las postas que había de haber en todo él.

De estas tierras anduvo Tupac: Inca Yupanqui hasta ser llegado a los Cañares, con quien también tuvo sus porfías y pendencias, y siendo dellos lo que de los otros quedaron por sus vasallos y mandó que fuesen dellos mesmos al Cuzco, a estar en la misma ciudad más de quince mill hombres con sus mujeres y el señor principal dellos, para los tener por rehenes, y fue hecho como se mandó. Algunos quieren decir questa pasada de los Cañares a Cuzco fue en tiempo de Guayna Capac. Y en lo de Tomebamba mandó hacer grandes edificios y muy lustrosos. En la primera parte traté como estaban estos aposentos y lo mucho que fueron. Deste lugar envió diversas embajadas a muchas tierras de aquellas comarcas, para que le quisiesen venir a ver y muchos, sin guerra, se ofrecieron a su servicio; y [a] los que no, enviando capitanes y gente les hacían hacer por fuerza lo que otros hacían de su voluntad.

Puesta en orden la tierra de los Cañares, fuese para Tiquizambi, Cayambi, los Puruaes y otras muchas partes, a donde cuentan del tantas cosas que hizo ques de no creer, y el saber que tuvo para hacerse monarca de tan grandes reinos. En La Tacunga tuvo recia guerra con los naturales y asentó paz con ellos después que se vieron quebrantados y mandó hacer tantos y tan insines edificios por estas partes que excedían en perfección a los más del Cuzco. Y en La Tacunga quiso estar al unos días, para que sus gentes descansasen; y viníales casi cada día mensajero del Cuzco del estado en que estaba lo de allá y de otras partes siempre venían correos con avisos y cosas grandes que se ordenaban en el regimiento de las tierras por sus gobernadores. Y vino nueva de cierto alboroto que había en el Cuzco entre los mesmos orejones y causó alguna alteración, recelándose de novedades; mas, seguido, vino otra nueva cómo estaba llano y asentado y se habían hecho por el gobernador de la ciudad castigos grandes en los que habían causado el alboroto.

De La Tacunga anduvo hasta llegar a lo que decimos Quito, donde está fundada la ciudad de Sant Francisco del Quito, y pareciéndole bien aquella tierra y que era tan buena como el Cuzco, hizo allí fundación de la población que hobo, a quien llamó Quito y poblóla de mitimaes y hizo hacer grandes cavas y edificios y depósitos, diciendo: "El Cuzco ha de ser por una parte cabeza y amparo de mi gran reino; por otra ha de ser el Quito". Dio poder grande al gobernador de Quito; por toda la comarca del Quito puso gobernadores suyos y delegados; mandó que en Caranqui hobiese guarnición de gente ordinaria para paz y guerra y de otras tierras puso gente en éstas y destas mandó sacar para llevar en las otras. En todas partes adoraban el sol y tomaban las costumbres de los Incas, tanto que parecía que habían nacido todos en el Cuzco; y queríanle y amábanle tanto que le llamaban Padre de todos, buen Señor, justo y justiciero. En la provincia de los Cañares, afirman que nació Guayna Capac, su hijo, y que se hicieron grandes fiestas. Todos los naturales de las provincias que había señoreado el gran Tupac Inca con su buena industria que les dio ordenaron sus pueblos en partes dispuestas y hacían en los caminos reales aposentos; entendían en aprender la lengua general del Cuzco y en saber las leyes que habían de guardar. Los edificios hacíanlos maestros que venían del Cuzco y emponían a los otros en ello; y así se hacían las demás cosas que por el rey eran mandadas.