Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo se comenzaron las diferencias entre Guascar y Atahuallpa y se dieron entre unos y otros grandes batallas.


Entendido era por todo el reino del Perú cómo Guascar era Inca y como tal mandaba y tenía guarda y despachaba orejones a las cabeceras de las provincias a proveer lo que convenía. Era de tan buen seso y tenía en tanto a los suyos que fue, lo que reinó, querido en extremo dellos; y sería cuando comenzó a reinar, a lo que los indios dicen, de veinticinco años poco más o menos. Y habiendo nombrado por su capitán general a Atoco le mandó que tomando la gente que le pareciese de los lugares por donde pasase, mitimaes y naturales, fuese a Quito a castigar el alboroto que había con lo que su hermao intentaba y tubiese aquella tierra por él.

Y estos indios cuentan las cosas de muchas maneras. Yo siempre sigo la mayor opinión y la que dan los más viejos y avisados dellos y que son señores por que los indios comunes, en todo lo que saben no se ha de tener, porque ellos lo afirmen, por verdad. Y así, unos dicen que Atahuallpa, como hobo determinádose a no solamente no querer dar la obidiencia a su hermano, que ya era rey, mas aun pretendió haber el señorío para sí por la forma que pudiese, tenido como ya tenía de su parte a los capitanes y soldados de su padre, vino a los Cañares, a donde habló con los señores naturales y con los mitimaes colorando con razones que inventó, su deseo no era de hacer daño a su hermano por querer solamente el provecho para sí, sino para tenellos a todos por amigos y hermanos y hacer otro Cuzco en el Quito, donde todos se holgasen; y pues él tenía tan buen corazón, que para cerciorarse que ellos le tenían para con él diesen lugar que en Tomebamba fuesen hechos para él aposentos y tambos, para que como Inca y Señor pudiese holgar con sus mujeres en ellos, como hizo su padre y su abuelo; y que dijo otras palabras sobre esta materia que no fueron oídas tan alegremente como él pensó; porque el mensajero de Guascar era llegado y había hablado a los Cañares y mitimaes cómo Guascar les pedía la fe de amigos, sin que quisiesen negar su fortuna, y que para ello imploraba el favor del sol y de sus dioses; que no consintiesen que los Cañares fuesen consentidores de tan mala hazaña como su hermano intentaba; y que lloraron con deseo de ver a Guascar y alzando todos sus manos que le guardarían lealtad prometieron.

Y teniendo esta voluntad Atahuallpa no pudo con ellos acabar nada; antes afirman que los Cañares con el capitán y mitimaes lo prendieron, con intento de lo presentar a Guascar; mas, poniéndolo en un aposento del tambo, se soltó y fue a Quito, donde hizo entender haberse vuelto culebra por voluntad de Dios, para salir de poder de sus enemigos; por tanto, que todos se aparejasen para comenzar la guerra pública y al descubierto, porque así convenía. Otros indios afirman por muy cierto que el capitán Atoco con su gente allegó a los Cañares, donde estaba Atahuallpa, y que él fue el que lo prendió y se soltó como está dicho. Creo yo para mí, aunque podría ser otra cosa, que Atoco se halló en la prisión de Atahuallpa y, muy sentido porque así se había descabullido, sacando la más gente que pudo de los Cañares, se partió para Quito, enviando por todas partes a esforzar los gobernadores y mitimaes en la amistad de Guascar. Tiénese por averiguado que Atahuallpa se soltó haciendo con una coa, que es palanca, que una mujer Quella le dio, un agujero, estando los que estaban en el tambo calientes de lo que habían bebido, y pudo, dándose priesa, allegar al Quito como está dicho, sin ser alcanzado de los enemigos que mucho quisieran tornarlo haber a las manos.