Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo Atahuallpa salió del Quito con su gente y capitanes y de cómo dio batalla a Atoco en los pueblos de Ambato.


Como las postas que estaban en los caminos reales fuesen tantas, no pasaba cosa en parte del reino que fuese oculta, antes era pública por todo el lugar; y como se entendió Atahuallpa haberse escapado por tal ventura y estar en Quito allegando la gente, luego se conoció que la guerra sería cierta; y así, hobo división y parcialidades y novedades grandes y pensamientos enderezados a mal fin. Guascar, en lo de arriba, no tuvo quien no le obedeciese y desease que saliese del negocio con honra y autoridad. Atahuallpa tuvo de su parte los capitanes y gente del ejército y muchos señores naturales y mitimaes de las provincias y tierras de aquella comarca; y cuentan que luego en Quito con celeridad mandó salir la gente, jurando, como ellos juran, que en los Cañares había de hacer castigo grande por el afrenta que allí recibió. Y como supiese venir Atoco con su gente, que pasaría, a lo que dicen, de cuarenta guarangas, que eran millares de hombres, se dio priesa a encontrar con él.

Atoco venía marchando porque Atahuallpa no tuviese lugar de hacer llamamiento de gente en las provincias; y, como supo que venía a punto de guerra, habló con los suyos, rogándoles que se acordasen de la honra del Inca Guascar y que se diesen maña a castigar la desvergüenza con que Atahuallpa venía, y por justificar su causa envióle, según dicen, ciertos indios por mensajeros, amonestándole que se contentase con lo que había hecho y no diese lugar a que el reino se encendiese en guerra, y se conformase con el Inca Guascar, que sería lo más acertado. Y aunque eran principales orejones estos mensajeros, cuentan que se rió del dicho que Atoco les enviaba a decir y que, haciendo grandes fieros y amenazas, los mandó matar y prosiguió su camino en ricas andas que le llevaban a hombros de los principales y más privados suyos.

Cuentan que encomendó la guerra a su capitán general Calicuchima y a otros dos capitanes, llamados el Quizquiz y el otro Ucumari; y, como Atoco no parase con la gente, pudieron encontrarse cerca del pueblo llamado Ambato, a donde a la usanza del pueblo, comenzaron la batalla y la riñeron entre ellos bien; y habiendo tomado un collado Calicuchima salió a tiempo convenible con cinco mil hombres holgados y dando en los que estaban cansados, los apretaron tanto, que después de muertos los más dellos volvieron, los que no [lo] eran, las espaldas con gran espanto, y el alcance se siguió y fueron muchos los presos y el Atoco entre ellos. Lo cual, cuentan los que desto me informaron, que lo ataron a un palo, donde con gran crueldad ocultadamente lo mataron y que del caso de su cabeza hizo un vaso Calicuchima, para beber, engastonado en oro. La opinión mayor y que debe ser más cierta, a mi juicio de los que murieron en esta batalla de ambas partes, fueron quince o diez y seis mill indios; y los que se prendieron fueron los más dellos muertos sin piedad ninguna, por mandado de Atahuallpa. --Yo he pasado por este pueblo y he visto el lugar donde dicen questa batalla se dio; y, cierto, según hay la osamenta, debieron aún de morir más gente de la que cuentan.

Con esta victoria quedó Atahuallpa muy estimado, y fue la nueva divulgada por todo el reino y llamarónle, los que seguían su opinión, Inca y dijo que había de tomar la borla en Tomebamba, aunque, no siendo en el Cuzco, teníase por cosa fabulosa y sin fuerza. De los heridos mandó curar; y mandaba como rey y así era servido; y caminó para Tomebamba.