Comentario
Lunes, 24 de septiembre
Navegó a su camino al Oueste día y noche, y andaría catorce leguas y media; contó doce. Vino al navío un alcatraz y vieron muchas pardelas.
Martes, 25 de septiembre
Este día hubo mucha calma, y después ventó, y fueron su camino al Oueste hasta la noche. Iba hablando el Almirante con Martín Alonso Pinzón, capitán de la otra carabela Pinta, sobre una carta que le había enviado tres días había a la carabala, donde según parece tenía pintadas el Almirante ciertas Islas por aquella mar; y decía el Martín Alonso que estaban en aquella comarca, y respondía el Almirante que así le parecía a él; pero, puesto que no hobiesen dado con ellas, lo debían de haber causado las corrientes que siempre habían echado los navíos al Nordeste, y que no habían andado tanto como los pilotos decían. Y estando en esto díjole el Almirante que le enviase la carta dicha; y enviada con alguna cuerda, comenzó el Almirante a cartear en ella con su piloto y marineros. Al Sol puesto, subió el Martín Alonso en la popa de su navío, y con mucha alegría llamó al Almirante, pidiéndole albricias que veía tierra. Y cuando se lo oyó decir con afirmación el Almirante dize que se echó a dar gracias a Nuestro Señor de rodillas, y el Martín Alonso decía gloria in excelsis Deo con su gente. Lo mismo hizo la gente del Almirante y los de la Niña. Subiéronse todos sobre el mástil y en la jarcía, y todos afirmaron que era tierra; y el Almirante así pareció y que habría a ella 25 leguas. Estuvieron hasta la noche afirmando todos ser tierra. Mandó el Almirante dejar su camino, que era el Oueste, y que fuesen todos al Sudueste, adonde había parecido la tierra. Habrían andado aquel día al Oueste, cuatro leguas, porque siempre fingía a la gente que hacía poco camino, porque no les pareciese largo, por manera que escribió por dos caminos aquel viaje: el menor fue el fingido y el mayor el verdadero.
Anduvo la mar muy llana, por lo cual se echaron a nadar muchos marineros. Vieron muchos dorados y otros peces.
Miércoles, 26 de septiembre
Navegó a su camino al Oueste hasta después de medio día; de allí fueron al Sudueste hasta conocer que lo que decían que había sido tierra no lo era, sino cielo. Anduvieron día y noche 31 leguas, y contó a la gente veinticuatro. La mar era como un río, los aires dulces y suavísimos.
Jueves, 27 de septiembre
Navegó a su vía al Oueste. Anduvo entre día y noche 24 leguas; contó a la gente 20 leguas. Vinieron muchos dorados; mataron uno. Vieron un rabo de junco.
Viernes, 28 de septiembre
Navegó a su camino al Oueste. Anduvieron día y noche con calma 14 leguas; contó trece. Hallaron poca hierba. Tomaron dos peces dorados, y en los otros navíos más.
Sábado, 29 de septiembre
Navegó a su camino al Oueste. Anduvieron 24 leguas; contó a la gente veintiuna. Por calmas que tuvieron anduvieron entre día y noche poco. Vieron un ave que se llama rabiforcado, que hace vomitar a los alcatraces lo que comen para comerlo ella, y no se mantiene de otra cosa. Es ave de la mar, pero no posa en la mar ni se aparta de tierra 20 leguas. Hay de estas muchas en las Islas de Cabo Verde. Después vieron dos alcatraces. Los aires eran muy dulces y sabrosos, que diz que no faltaba sino oir el ruiseñor, y la mar llana como un río. Parecieron después en tres veces tres alcatraces y un forzado. Vieron mucha hierba.
Domingo, 30 de septiembre
Navegó su camino al Oueste. Anduvo entre día y noche por las calmas 14 leguas; contó once. Vinieron al navío cuatro rabos de junco, que es gran señal de tierra, porque tantas aves de una naturaleza juntas es señal que no andan desmandadas ni perdidas. Viéronse cuatro alcatraces en dos veces, hierba mucha. Nota que las estrellas que se llaman las guardias, cuando anochece, están junto al brazo de la parte del Poniente, y cuando amanece están en la línea debajo del brazo al Nordeste, que parece que en toda la noche no andan salvo tres líneas, que son 9 horas, y esto cada noche; esto dice aquí el Almirante. También en anocheciendo las agujas noruestean una cuarta, y en amaneciendo están con la estrella justo. Por lo cual parece que la estrella hace movimiento como las otras estrellas, y las agujas piden siempre la verdad.