Comentario
Que trata de algunas cosas que hizo en el principio de su gobierno Nezahualpiltzintli, en que mostró la prudencia y sabiduría natural que Dios le dio desde su niñez, que notaron mucho los autores
Una de las concubinas del rey Nezahualcoyotzin que estaba en gran privanza, fue como ya se dijo, la señora que pretendió siempre colocar a sus hijos en los más honrosos oficios del imperio, y aún si pudiese, dar a cada uno de ellos la investidura de él, por cuya causa siempre pretendió o procuró quitar la vida a los hijos legítimos del rey Nezahualcoyotzin habidos en la reina y señora mexicana, como en efecto lo hizo con el príncipe Tetzauhpintzintli, siendo ella la causa principal de su muerte; y así Nezahualpiltzintli, luego que se vio hecho rey, al hijo menor de esta señora (que no tenía ninguna dignidad ni oficio, aunque era señor de algunos lugares) le dio el pueblo de Chiauhtla con otros de las tierras conquistadas, y con investidura de uno de los grandes del imperio, de los catorce número, nombre y apellido de los aculhuas, con que quedó muy pagada esta señora y fue parte para atajar los designios de los otros tres infantes, que los dos eran sus hijos como fueron Xochiquetzaltzin y Hecahuehuetzin. El infante Axoquentzin (que fue el que ganó la provincia de Chalco), viendo el deseo que el rey su hermano tenía de honrar y premiar a sus hermanos, entró a pedirle mercedes por sus servicios, porque hasta entonces el rey, su padre, por ser muy mozo, no le había hecho ninguna merced; el rey niño estando muy atento a la demanda de su hermano, antes que hablase palabra el infante Acapioltzin, su coadjutor, hizo llamar ante sí a un pintor, y con él a un arquitecto y dos oficiales de albañil y carpintería, a los cuales les mandó que fuesen a la provincia de Chalco y viesen la traza y modo de las casas y palacios que eran de Toteotzintecuhtli rey de ella, y que cada uno en su facultad le trajese razón de ellas dentro de un término que les señaló, los cuales habiendo hecho esta diligencia dieron razón al rey, quien mandó que en lo mejor de la ciudad de Tetzcuco se edificasen otras casas y palacios de la misma manera para su hermano Axoquentzin; le hizo otras mercedes señalándole ciertos pueblos y lugares, así en la provincia de Chalco, como en otros lugares para que fuese señor de ellos; y desde esta ocasión comenzó a gobernar por sí solo, con mucha prudencia y sagacidad, de tal manera que a todos los dejaba confusos y admirados, sin que en él se hallase ninguna imperfección en cuarenta años que reino, y siempre recibía con mucho amor los consejos y buena doctrina de su hermano el infante Acapioltzin y de los de su consejo y parlamento.