Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA ARGENTINA



Comentario

De lo que sucedió al general Nuño de Chaves después de la división de su armada


La Provincia de Santa Cruz de la Sierra fue descubierta por Juan de Ayolas y después pasaron por ella otras muchas armadas de la provincia del Río de la Plata, como queda expresado en esta historia, hasta esta última vez en que hizo su viaje Nuño de Chaves, lo que por ser perteneciente a esta historia, y donde más largamente se consumieron las fuerzas, armas y naturales de aquel gobierno, trataré de esta materia con la posible brevedad.

Partidos los soldados del campamento de Nuño de Chaves, bajo la conducta de Gonzalo Casco, hacia el puerto donde había dejado sus navíos, el capitán Nuño de Chaves caminó con el resto de la gente hacia la parte del occidente con tanto valor y determinación, como si llevase un poderoso ejército, y pasando por varios y grandes pueblos de indios, llegó al del Guapay, y pasando a la otra parte a los llanos de Guilguerigota, envió a llamar a los Guaraníes, o Chiriguanas, a tiempo que había llegado del Perú un capitán llamado Andrés Manso con buena compañía de soldados, con comisión de poblar aquella tierra por orden del Marqués de Cañete, Virrey que fue del Perú. Este, con la noticia de la entrada de Nuño de Chaves caminó a largas jornadas hasta dar con él, donde tuvieron grandes diferencias sobre el derecho de esta conquista, diciendo Andrés Manso que toda aquella tierra pertenecía a su gobierno, concedida por el Exmo. Señor Virrey de aquel Reino. El capitán Nuño de Chaves alegaba que le pertenecía este derecho, así por la antigua posesión, que los del Río de la Plata tenían de aquella conquista, como la comisión y facultad que traían de poblarla y conquistarla. En estas competencias estuvieron ambos capitanes algunos días, hasta que la Real Audiencia de la Plata, avisada del caso, dio orden de componerlos, para lo cual fue enviado Pedro Ramírez de Quiñones, Regente de aquella Audiencia, que les pusó término y límite, para que cada uno conociese lo que le tocaba de jurisdicción, con que estuvieron muchos días los dos capitanes no muy distantes entre sí. En este tiempo determinó Nuño de Chaves pasar al Perú, y de allí a la ciudad de los Reyes a verse con el Virrey, dejando por su lugar Teniente a Hernando de Salazar, que era casado con la hermana de su mujer, el cual habiendo adquirido la voluntad de los soldados de Andrés Manso, y trabajando amistad con ellos, mañosamente le prendió en cierta cordillera, y preso, le despachó al Perú, agregando a su campo los soldados de Andrés Manso, de modo que estaba este campo bien aventajado para cualquier efecto. Llegado Nuño de Chaves a la ciudad de los Reyes, dio cuenta al Marqués de Cañete del estado de aquella conquista, que decía era muy rica y abundante de gente, que le obligó a que diese el gobierno a don García de Mendoza, su hijo, el cual luego nombró por su Teniente Genera a Nuño de Chaves, así por sus méritos y servicios, como por estar casado con doña Elvira de Mendoza, hija de don Francisco, por cuyo pariente se tenía, ayudándole con toda la costa necesaria para su entrada, y por este despacho se volvió a esta tierra, donde fundó la ciudad de Santa Cruz en medio de los términos de esta provincia al pie de una sierra sobre la ribera de un deleitoso arroyo, poblado de muchísimos naturales, de que se empadronaron más de 60.000 en su término y jurisdicción, y casi a la parte del setentrión y Río de la Plata, como a la de Andrés Manso, que a este tiempo tornaba a entrar con algunos soldados en prosecución de su demanda por la frontera de Tomina, donde se habían juntado los que con él quisieron ir, se fue con su gente al pie de una sierra llamada Cuzcotoro, y en un acomodado valle fundó una población, en que nombró Regidores y Oficiales, de que después tuvo contradicción por la ciudad de la Plata, que despachó a Diego Pantoja a impedir la población y prender a Andrés Manso por intruso en su jurisdicción; y habiéndole éste esperado en un peligroso y estrecho paso, le arcabuceó con sus soldados, de modo que el Alcaide Diego Pantoja no pudo pasar adelante, y a persuaciones de Martín de Almendras, y Cristóbal Barba se volvió a la ciudad. Poco después Andrés Manso alzó su gente, y se fue a un pueblo de Chiriguanas llamado Zapiran, y saliendo a los llanos de Taringuí distante 12 leguas sobre un río mediano, asentó su Real, e hizo su población, en que le acudieron de paz todos los indios comarcanos dándole obediencia. En este tiempo los Chiriguanas despoblaron un pueblo que estaba sobre la barranca del Río Guapay 40 leguas de Santa Cruz, y muerto al capitán Pedraza, a Antón Cabrera, y a los demás pobladores, y hecho este daño, vinieron sobre la población de Andrés manso, poniéndole cerco una noche, y la quemaron por todas partes, y como tomaron las puertas, fácilmente mataron a los que salían fuera, y sin mucha resistencia acabaron con todos, sin que escapase ninguno. De este desgraciado suceso le quedó a esta provincia llamarse los Llanos de Manso, que es un territorio dilatado que se extiende hasta el río del Paraguay que está el este: al sur de él está la gobernación del Tucumán, al poniente las tierras del Perú, donde nace el río llamado Yeticá, en que están situados los Chiriguanas, el mismo que también llaman Pilcomayo: esta provincia antiguamente fue muy poblada de naturales, y al presente se sabe se han extinguido, así por los continuos asaltos que les daban los españoles, que se servían de ellos, como por las crueles y sangrientas guerras de los Chiriguanas, que con sola su sed carnicera de humana sangre han destruido varias naciones de esta provincia, como queda dicho.