Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
DESCUBRIMIENTO DE LAS REGIONES AUSTRALES



Comentario

En que se da cuenta de la jornada y viaje primero que al descubrimiento de las islas de Salomón hizo el adelantado Álvaro de Mendaña, siendo piloto mayor Hernán Gallego, que es quien escribió la relación


Habiéndose de tratar en esta historia del descubrimiento de la parte Austral incógnita, parece muy conveniente, así para claridad de lo adelante como para dar al lector satisfacción a su deseo, el dar razón antes; y así se tratará en este capítulo del primer viaje, conforme lo escribe el piloto mayor de él, Hernán Gallego.

El año mil quinientos y sesenta y siete, siendo presidente en Lima y gobernador por vacante del virrey el licenciado Castro, el cual, por causas que le debieron de mover, despachó del puerto del Callao a su sobrino Álvaro de Mendaña, con título de general y orden para que descubriese a la parte incógnita del Sur, tierras que debía de sospechar había en ella.

Isla de jesÚs.--Partió el general, como se dice, del Callao, y viernes diez de enero de mil quinientos sesenta y ocho, reconocieron una isla pequeña, poblada de gente amulatada: púsosele por nombre Isla de Jesús: está en altura de seis grados y tres cuartas partes, a mil cuatrocientas y cincuenta leguas de Lima: halláronse aquí los primeros aguaceros, truenos y relámpagos que se vieron.

Bajos de la Candelaria.--De esta isla ciento y sesenta leguas, hay unos arrecifes, atravesados de Nordeste Sudueste, con alguna isleta en medio de ellos; lo que se vio tendría quince leguas, y pasan más adelante: llamáronse los Bajos de la Candelaria: está su medio en altura de seis grados y un cuarto; pusiéronse diez y siete días en llegar desde la primera isla a ellos, con contrastes de vientos, grandes aguaceros del Oeste y del Oesnorueste y del Norueste.

Isla de Santa Isabel.--Túvose vista de otra tierra; fuese en demanda de ella, y hallaron un puerto en donde entraron día de Santa Apolonia, a punto que se cayó un pedazo de tierra mayor que la nao al puerto, que está de la banda del Norte, casi en medio de la isla; se puso Santa Isabel: llámanla los indios Samba, y al cacique Bille-banarra. Córrese este puerto con los Bajos de la Candelaria, Norte-Sur cuarta de Norueste-Sueste, distancia veinte y seis leguas. Esta gente adora en sus oratorios culebras, sapos y cosas tales; son amulatados, los cabellos crespos, andan desnudos, partes tapadas; su comida es cocos y raíces a que llaman renau; no tienen ningunas carnes ni brebajes: es gente limpia. Entendióse por cosa cierta que comían carne humana, y porque el cacique envió de presente al general un cuarto de un brazo de un muchacho con su mano, mandóle el general enterrar delante de los que le trujeron; mostraron gran sentimiento de esto, y bajando las cabezas, se fueron muy corridos. Es gente de parcialidades, tienen guerra unos con otros, y pareció se cautivaban, porque unos que los nuestros prendieron delante de unos amigos, los pedían por cautivos, y porque el general no se los quiso dar, se fueron tristes a sus pueblos: llaman al capitán Jaurique. En esta isla hizo el general decir la primera misa, y por hallar allí aparejo se hizo un bergantín con que, a cuatro de abril, fue enviado el maese de campo Pedro Ortega Valencia, con diez y ocho soldados, doce marineros y el piloto mayor Hernán Gallego a descubrir. Navegóse al Essueste, que así corre la costa, y a seis leguas del puerto se hallaron dos islas pequeñas con grandes palmares, en altura de ocho grados, y por el mismo rumbo se hallaron otras muchas islas, y se vio una grande bahía con siete u ocho islas pequeñas, todas pobladas de gente que tiene por armas macanas, arcos y flechas.

Isla de Ramos.--.Leste-Oeste con esta ensenada, a catorce leguas, se vio una grande isla que llaman los indios Malaíta: tiene a medio camino dos isletas y otras seis de a dos leguas cada una; a una, punto que está en altura de ocho grados, llamóse Isla de Ramos por descubrirse en su día.

Cabo Prieto.--Corriendo la costa de la isla se vio un puerto y cabo en nueve grados escasos, catorce leguas de la ensenada atrás; púsose por nombre Cabo Prieto.

Isla Galera.--Al Sudueste de este cabo, distancia de nueve leguas, están unas islas echadas de Norte a Sur, cuarta de Norueste Sueste, y otras de Nornorueste-Susueste: la primera de ellas a que se llegó tendrá de boj legua y media, cercada toda de arrecifes; llamóse La Galera.

Buena Vista.--A una legua de ésta y Norueste-Sueste, y con Cabo Prieto a distancia de nueve leguas, está otra de doce de cuerpo; es muy poblada y tiene los pueblos formados y juntos: diosele por nombre Buena Vista, por tenerla y ser muy fértil; su altura son nueve grados y medio; tiene en su redonda muchas isletas pobladas, y otras cinco en cordilleras del Leste-Oeste.

Islas Florida, de San Dimas, de San Germán y Guadalupe.--Saltóse en tierra en la primera, cuyos moradores se enrubian el cabello, huyen del arcabuz, tocan arma con caracoles y tambores, comen carne humana: sus bojes de veinticinco leguas; altura, nueve grados y medio; llamóse La Florida: a otra isla más al Leste, de cinco leguas de boj, llamóse San Dimas; a las otras islas no se fue, y llamáronlas, a la una San Germán, y a la otra, Guadalupe.

Isla Sesarga.--De estas cinco islas, a la parte del Sur hay otra, que se le puso por nombre la Sesarga; tiene de boj ocho leguas y de altura nueve grados y tres cuartos: está con Buena vista, Norueste-Sueste, distancia cinco leguas; es isla alta, redonda y muy poblada.; tiene mucha comida de ñames, panaes, y algunos puercos, y en medio de ella un volcán, que de ordinario está vomitando mucho humo.

Isla Guadalcanal.-- RÍo de Ortega.--Viose una grande isla; en ella un gran río, donde salieron a ver a los nuestros, nadando, muchos hombres, mujeres y muchachos, y otros muchos en canoa, los cuales dieron un cabo al bergantín, y teniéndole junto a tierra, tiraron muchas piedras, diciendo mate, mate: mataron los arcabuces algunos de ellos, con que se retiraron. Saltó el maese de campo en un pueblo, a donde halló mucho número de raíces y jengibre verde, cogido en cestillas, y también puercos; llamaron a la isla Guadalcanal y al río de Ortega, que está en altura de diez grados escasos al Sur de Buena Vista, distancia de nueve leguas.

Isla de San Jorge.--De este paraje se volvió el gergantín con toda su gente, en demanda del puerto donde habían dejado las naos; fueron bojeando la isla de Santa Isabel, porque así se les había ordenado, pasando por junto a Cabo Prieto: a siete leguas de él, al Oesudueste, a distancia de cinco leguas, estaba una isla que, en nombre natural, llaman Varnesta, y su cacique Benebonafa. Esta isla hace canal con la de Santa Isabel: la entrada, que está por parte del Sueste, tiene de largo seis leguas y un auste de ancho, y puerto de ocho a doce brazas, fondo limpio, que pueden caber mil naos: la entrada al Sueste y la salida al Norueste, a donde hay una población con más de trescientas casas. Viéronse en esta isla algunas perlas, y los indios no hacen mucho caso de ellas; dábanlas todas por el rescate de una canoa que se les había tomado; también trujeron unos dientes que parecieron ser de algún grande animal; estimábanlos en mucho, y decían que los tomasen y volviesen su canoa. Su altura nueve grados y un tercio; su nombre San Jorge.

Islas de San NicolÁs y de Arrefices.--Navegando al Oeste cuarta al Noreste, como al tercio de esta isla, de la parte del Sudueste, se vieron dos grandes y espaciosas islas; no se fue a ellas por irse acabando el plazo y por ser cosa de arrecifes, y tanto que, a veces, apenas se podía salir en el bergantín; estarán a seis leguas de Santa Isabel, altura de nueve grados y un tercio una contra otra Leste-Oeste, y la tierra para el Oeste corre mucho adelante: la una sé llamó San Nicolás, y las demás, al Poniente, de Arrecifes, por tener muchos: tiene de ancho veinte leguas; viéronse en ella murciélagos que tenían, de punta a punta de las alas, cinco pies.

Corriendo la costa de la isla de Santa Isabel, habiendo andado cuarenta leguas, se vieron unos muy grandes arrecifes y en ellos muchas canoas de indios que estaban pescando; vinieron todos a tirar flechas al bergantín y se volvieron: en estos arrecifes hay muchas isletas pobladas y despobladas, y en la punta y remate de Santa Isabel, que está en siete grados y medio, hay muchas islas, todas pobladas: tiene de largo esta isla noventa y cinco leguas, de ancho viente, de boj más de doscientas: viéronse murciélagos como los dichos.

Isla de San Marcos.--A la vuelta del Oeste, cuarta del Sudeste de este cabo, a seis leguas, se vio una grande isla: no se fue a ella por no detenerse y haber muchos que andaban ausentes: púsosele por nombre San Marcos: está en altura de siete grados y tres cuartos: a la gente que está aquí, que se vio, no se le conoció señor.

Habiendo girado la isla por la parte del Oeste, se hallaron los mismos vientos Lestes y Lessudestes con que antes navegaron, y porque habían de volver a Leste en demanda del puerto donde quedaron las naos, siendo tan contrario e viento, por esto el maese de campo envió una canoa con nueve soldados, un marinero y un indio amigo, que siempre anduvo con los nuestros, a dar aviso al general de su ida y de las causas por que no llegaba. Fueron éstos costa a costa, y en unos arrecifes se hizo pedazos la canoa, y perdiendo alguno el hato, se salvaron todos; y por habérseles mojado la pólvora, determinaron volver atrás a buscar el bergantín. Fuéseles el indio, aunque no era de aquella isla; caminaron toda la noche en su demanda, por encima de las peñas vivas de luengo de costa sin camino, con temor de cuando los indios los habían de asaltear; encontraron con una cruz, que habían dejado levantada en cierta parte cuando pasaron, y habiéndola adorado, acordaron de esperar tres días al bergantín, o hacer una balsa para irse a los navíos. En esta aflicción estaban, cuando Dios fue servido que viesen el bergantín, que les dio el contento que se puede imaginar, y así hicieron una bandera para hacerles señas, a que acudió el bergantín, y embarcando la gente, siguieron su viaje hasta entrar en el puerto, donde hallaron algunos de las naves muertos y otros indispuestos.