Comentario
Capítulo cuarto
De cómo se acabó la fortuna de Quetzalcóatl y vinieron contra él otros tres nigrománticos, y de las cosas que hizieron
Vino el tiempo que ya acabasse la fortuna de Quetzalcóatl y de los tultecas. Vinieron contra ellos tres nigrománticos llamados Uitzilopuchtli y Titlacaoan y Tlacauepan, los cuales hizieron muchos embustes en Tulla. Y el Titlacaoan començó primero a hazer un embuste que se bolvió como un viejo muy cano y baxo, el cual fue a casa del dicho Quetzalcóatl, diziendo a los pajes del dicho Quetzalcóatl: "Quiero ver y hablar al rey Quetzalcóatl". Y le dixeron: "Anda, vete, viejo, que no le puedes ver porque está enfermo y le darás enojo y pesadumbre". Y entonces dixo el viejo: "Yo le tengo de ver". Y le dixeron sus pages del dicho Quetzalcóatl: "Aguardaos, dezírselo hemos". Y ansí fueron a dezir al dicho Quetzalcóatl de cómo venía un viejo a hablarle, diziendo: "Señor, un viejo ha venido aquí y quiere os hablar y ver, y echávamosle fuera para que se fuesse y no quiere, diziendo que os ha de ver por fuerça". Y dixo el dicho Quetzalcóatl: "Éntrese acá y venga, que le estoy aguardando ha muchos días". Y luego llamaron al viejo, y entró el dicho viejo a donde estava el dicho Quetzalcóatl, y entrando el dicho viejo, dixo: "Señor hijo ¿cómo estáis? Aquí traigo una medicina para que la beváis". Y dixo el dicho Quetzalcóatl, respondiendo al viejo: "En hora buena vengáis vos, viejo, ya muchos días ha que os estoy aguardando". Y dixo el viejo al dicho Quetzalcóatl: "Señor, ¿cómo estáis de vuestro cuerpo y salud?" Y respondió el dicho Quetzalcóatl, diziendo al viejo: "Estoy muy mal dispuesto y me duele todo el cuerpo, y las manos y los pies no los puedo menear". Y le dixo el viejo, respondiendo al dicho Quetzalcóatl: "Señor, veis aquí la medicina que os traigo; es muy buena y saludable, y se emborracha quien la beve. Si quisierdes bever, emborracharos ha y sanaros ha y ablandárseos ha el coraçón, y acordárseos ha de los trabajos y fatigas y de la muerte o de vuestra ida". Y le respondió el dicho Quetzalcóatl, diziendo: "¡Oh viejo! ¿A dónde me tengo de ir?" Y le dixo el dicho viejo: "Por fuerça havéis de ir a Tullan Tlapallan, en donde está otro viejo aguardándoos; él y vos hablaréis entre vosotros, y después de vuestra buelta estaréis como mancebo; aun os bolveréis otra vez como muchacho". Y el dicho Quetzalcóatl, oyendo estas palabras, moviósele el coraçón. Y tornó a dezir el viejo al dicho Quetzalcóatl: "Señor, mande bever esa medicina". Y le respondió el dicho Quetzalcóatl, diziendo: "¡Oh viejo! no quiero bever". Y le respondió el viejo, diziendo: "Señor, bévala, porque si no la bevéis, después se os ha de antojar, a lo menos ponéosla en la frente o beved tantito". Y el dicho Quetzalcóatl gustó y provóla y después bevióla, diziendo: "¿Qué es esto? parece ser cosa muy buena y sabrosa. Ya me sanó y quitó la enfermedad; ya estoy sano". Y más otra vez le dixo el viejo: "Señor, bevedla otra vez, porque es muy buena la medicina y estaréis más sano". Y el dicho Quetzalcóatl bevióla otra vez, de que se emborrachó y començó a llorar tristemente, y se le movió y ablandó el coraçón para irse, y no se le quitó del pensamiento lo que tenía por el engaño y burla que le hizo el dicho nigromántico viejo. Y la medicina que bevió el dicho Quetzalcóatl era vino blanco de la tierra, hecho de magueyes que se llaman téumetl.