Comentario
Capítulo sexto
De cómo los de Tulla se enojaron por el casamiento, y de otro embuste que hizo Titlacaoa
Después de cumplido y hecho el matrimonio del dicho toueyo con la hija del señor Uémac, los dichos tultecas començaron a enojarse y dezir palabras injuriosas y afrentosas contra el señor Uémac, diziendo entre sí: "¿Por qué el señor Uémac casó la hija con un toueyo?" Y como el dicho señor Uémac entendió y oyó las palabras afrentosas que contra él dezían los dichos tultecas, llamóles, diziendo: "Vení acá. Yo he entendido todas las palabras injuriosas que havéis dicho contra mí por amor de mi yerno que es un toueyo; yo os mando que le llevéis disimuladamente a pelear a la guerra de Çacatépec: y Coatépec para que le maten nuestros enemigos". Y ansí oyendo estas palabras del dicho señor Uémac, los tultecas armáronse y juntáronse y fueron a la guerra con muchos peones y con el yerno toueyo del dicho señor Uémac. Y en llegando al lugar de la pelea, enterráronle al dicho toueyo para aguardar a los enemigos con los pajes enanos y coxos. Despues de haver enterrado a todos aquellos enanos y coxos -que es ardid que ellos solían tener y hazer en la guerra- los dichos tultecas fueron a pelear contra los enemigos de Coatépec. Y el dicho toueyo dezía a los dichos pajes enanos y coxos: "No tengáis miedo; esforçaos porque a todos nuestros enemigos hemos de matar". Y los dichos enemigos de Coatépec prevalecían persiguiendo y venciendo a los tultecas, los cuales huían delante de los enemigos, escapándose de las manos de los enemigos; y astuta y engañosamente los dichos tultecas dexaron al dicho toueyo solo enterrado con los dichos pages, huyéndose de los enemigos. Y havían pensado que los dichos enemigos matarían al dicho toueyo con los pages, porque estava solo con los dichos pages, y se vinieron a dezir y dar noticia al señor Uémac, diziendo: "Señor, ya hemos dexado a vuestro yerno toueyo solo en la guerra con los pages en poder de los enemigos". Y como el señor Uémac havía oído la traición que havían hecho los dichos tultecas con el dicho yerno toueyo, holgáse mucho pensando que ya era muerto el dicho yerno toueyo, porque tenía gran vergüença de tener tal yerno forastero toueyo.
Y el dicho toueyo, estando enterrado, mirava a los enemigos y dezía a los dichos pages: "No tengáis miedo; ya se llegan contra nosotros los enemigos; yo sé que los tengo de matar a todos". Y ansí se levantó y salió contra los enemigos de Coatépec y Çacatépec, persiguiéndoles y matándoles sin número; y como esto vino a la noticia del señor Uémac, espantóse y pesóle mucho y llamó a los dichos tultecas, diziéndoles: "Vamos a recebir a nuestro yerno". Y ansí fueron todos a recebirle con el señor Uémac, llevando consigo unas armas o divisas que se llaman quetzalapanecáyutl, y rodelas que se llaman xiuhchimalli, y le dieron al dicho toueyo, y ansí lo recibieron bailando y cantando y tañiéndole las flautas con los dichos pages, con mucha victoria y alegría. Y todos los dichos tultecas, en llegando al palacio del dicho señor Uémac, emplumáronle la cabeça, y todo el cuerpo tiñiéronle con color amarillo y la cara con color colorado, y a los pajes. Este es el regalo que solían hazer a los que venían con victoria de la guerra. Y después le dixo el señor Uémac al dicho yerno: "Agora ya estoy contento de lo que havéis hecho, y los tultecas están ya contentos; muy bien havéis hecho con los enemigos; descansa y reposa".