Comentario
Capítulo octavo
De otro embuste del mismo nigromántico, con que mató otros muchos de los de Tulla
Otro embuste hizo el dicho nigromántico, el cual pareció como un hombre valiente que se llamava tequioa. Y mandó a un pregonero que apregonasse y llamase a todos los comarcanos de Tulla para que viniessen a hazer cierta obra en una huerta de flores, que se llama Xuchitla, para beneficiar y cultivar la dicha huerta, porque ansí la llaman Xuchitla -dizque que era huerta del dicho Quetzalcóatl-. Y ansí lo hizieron todos y vinieron a hazer la dicha obra en la dicha huerta de Quetzalcóatl, y en juntándose todos los dichos tultecas, luego començó el dicho nigromántico a matar a los dichos tultecas, achocándolos con una coa, y mató muy muchos sin cuenta de ellos; y otros ívanse huyendo por escaparse de sus manos, y entrompeçando y cayendo luego murían, y otros empuxavan unos a otros; todos ansí se matavan.
CapÍtulo 9
De otro embuste que hizo el mismo nigromántico, con que mató muchos más de los tultecas
Otro embuste hizo el nigromántico ya dicho. Assentóse en medio del mercado del tiánquez, y dixo llamarse Tlacauepan, o otro nombre Cuéxcoch, y hazía bailar a un muchachuelo en la palma de sus manos -dizque era Uitzilopuchtli-. Y le ponía dançando en sus manos al dicho muchachuelo; y como le vieron los dichos tultecas, todos se levantaron y fueron a mirarle, y empuxávanse unos a otros, y ansí murieron muchos ahogados y acoceados. Y esto acaeció muy muchas vezes que los dichos tultecas se matavan empuxándose unos a otros.
Dixo el dicho nigromántico a los dichos tultecas: "¡Ah, tultecas! ¿Qué es esto? ¿Qué embuste es éste? ¿Cómo no lo sentís? Un embuste que haze dançar al muchachuelo. ¡Mataldos y apredrealdos!" Y ansí mataron a pedradas al dicho nigromántico y al muchachuelo; y después de haverle muerto, començó a heder el cuerpo del dicho nigromántico, y el hedor -corrompía el aire, que de donde venía el viento llevava muy mal hedor a los dichos tultecas, de que muy muchos se murían. Y el dicho nigromántico dixo a los dichos tultecas: "Echaldo por ahí a este muerto, porque ya se mueren muy muchos de los tultecas del hedor del dicho nigromántico". Y ansí lo hizieron los dichos tultecas, y ataron al muerto con unas sogas para llevar y echar al muerto, que hedía y pesava tanto que los dichos tultecas no podían llevarle; de antes pensavan que presto le echarían fuera de Tulla. Y un pregonero pregonó, diziendo: "¡Ah, tultecas! Veníos todos y traed vuestras sogas para atar al muerto y echarle fuera". Y en juntándose todos los dichos tultecas, luego ataron al muerto con las sogas y començaron a llevarle arrastrando al dicho muerto, diziendo entre sí: "¡Oh, tultecas! ¡Ea, pues, arrastrad a este muerto con vuestras sogas!" Y el dicho muerto tanto pesava que no le podían mover, y quebrávanse las sogas, y quebrándose una soga los que estavan asidos a ella caían y murían súbitamente, cayendo unos sobre otros. Y ansí, no pudiendo arrastrar al dicho muerto, dixo el dicho nigromántico a los dichos tultecas: "¡Ah, tultecas! Este muerto quiere un verso de canto". Y él mesmo dixo el canto, diziéndoles: "Arrastraldo al muerto Tlacauepan nigromántico". Y ansí en cantando este verso, luego començaron a llevar arrastrando al muerto dando gritos y bozes, y en quebrando una soga, todos los que estavan asidos a la soga murían. Y los que se empuxavan unos a otros, y los que caían unos sobre otros, todos murían. Y llevaron al muerto hasta el monte; y los que se bolvieron no sentían aquello que le havía acaecido porque estavan borrachos.
CapÍtulo 10
De otros embustes del mismo nigromántico
Otro embuste hizo el dicho nigromántico en el dicho Tulla. Es que dizen que andava volando una ave blanca que se llama iztacuixtli pasad[a] con una saeta, algo lexos de la tierra, y claramente la veían los dichos tultecas mirando hazia arriba.
Otro embuste hizo el dicho nigromántico, que fue de los dichos tultecas, los cuales vían de noche una sierra que se llama Çacatépec ardiéndose, y las llamas parecían de lexos; y al tiempo que la vían, alborotávanse y davan gritos y bozes, y estavan desasosegados y dezían unos a otros: "¡Oh, tultecas, ya nos acaba la fortuna, ya perecemos, ya se acaba tultecáyutl, ya nos vino la mala ventura! ¡Guay de nosotros! ¿A dónde iremos? ¡Oh, desventurados de nosotros! ¡Esforçaos!".
Iten, otro embuste que fue de los dichos tultecas, lo cual hizo el dicho nigromántico, que llovió sobre ellos piedras. Y después de passado esto, cayóles del cielo una piedra grande que se llamava téchcatl; y desde entonces andava una vieja india en un lugar que se llama Chapultépec Cuitlapilco, o otro nombre Uetzinco, vendiendo unas vanderillas de papel, diziendo: "¡Ah, las vanderas!" Quien se determinava a morir, luego dezía: "Compradme una vanderilla". Y siéndole mercada la vanderilla, luego se iva a donde estava la dicha piedra téchcatl, y allí le matavan; y no havía quien dixesse: "¿Qué es esto que nos acontece?" Y estavan como locos.
CapÍtulo 11
De otro embuste del mismo nigromántico, con que mató otros muchos tullanos
Iten, otro embuste hizo el dicho nigromántico contra los dichos tultecas. Dizen que todos los mantenimientos se bolvieron azedos y nadie los podía comer. Y una india vieja pareció -dizen que era el mismo nigromántico, el cual pareció como una india vieja-y assentóse en un lugar que se llama Xochitla y tostava el maíz, y el olor del dicho maíz tostado llegava a los pueblos de toda la comarca. Y cuando olían los dichos tultecas el maíz, luego venían corriendo y en un momento llegavan al dicho lugar Xochitla donde estava la dicha vieja. Porque dizen que los tultecas eran ligeros; aunque estavan muy lexos, presto venían y llegavan a donde querían. Y todos cuantos venían los dichos tultecas y se juntavan los matava la dicha vieja, y ninguno de ellos se bolvía. Gran engaño y burla les hazía; y mató muy muchos tultecas el dicho nigromántico por el dicho embuste que les hizo.
CapÍtulo 12
De la huída de Quetzalcóatl para Tlapalla, y de las cosas que por el camino hizo
Otros muchos embustes les acaecieron a los dichos tultecas por havérseles acabado la fortuna. Y el dicho Quetzalcóatl, teniendo pesadumbre de los dichos embustes y acordando de irse de Tulla a Tlapalla, hizo quemar todas las casas que tenían hechas de plata y de conchas, y enterrar otras cosas preciosas dentro de las sierras o barrancos de los ríos, y convertid los árboles de cacao en otros árboles que se llaman mízquitl. Y más de esto, mandó a todos los géneros de aves de pluma rica, que se llaman quetzaltótotl y xiuhtótotl y tlauhquéchol, que se fuessen delante, y fuéronse hasta Anáoac: que dista más de cient leguas. Y el dicho Quetzalcóatl començó a tomar el camino y partirse de Tulla, y ansí se fue y llegó a un lugar que se llama Cuauhtitla, donde estava un árbol grande, y grueso y largo; y el dicho Quetzalcóatl arrimóse a él y pidió a los pages un espejo, y se lo dieron, y miróse la cara en el dicho espejo y dixo: "Ya estoy viejo". Y entonces nombró el dicho lugar Ueuecuauhtitlan, y luego tomó piedras con que apedreó al dicho árbol; y todas las piedras que tirava el dicho Quetzalcóatl las metía dentro del dicho árbol, y por muchos tiempos assí estavan y parecían, y todos las vían dende el suelo hasta arriba. Y ansí iva caminando, y ivan delante tañéndole flautas; y llegó a otro lugar en el camino donde descansó y se assentó en una piedra, y puso las manos en la piedra y dexó las señales de las manos en la dicha piedra. Y estando mirando hazia Tulla, començó a llorar tristemente, y las lágrimas que derramó cavaron y horadaron la dicha piedra donde estava llorando y descansando el dicho Quetzalcóatl.
CapÍtulo 13
De las señales que dexó en las piedras, hechas con las palmas y con las nalgas donde se assentava
El dicho Quetzalcóatl puso las manos, tocando a la piedra grande de donde se assentó, y dexó señales de las palmas de sus manos en la dicha piedra, ansí como si las dichas manos pusiese en lodo que ligeramente dexasse las palmas de las manos señaladas, y también dexó señales de las nalgas en la dicha piedra donde se havía assentado. Y las dichas señales parecen y se ven claramente, y entonces nombró el dicho lugar Temacpalco. Y se levantó, yéndose de camino, y llegó a otro lugar que se llama Tepanoaya, y allí pasa un río grande y ancho. Y el dicho Quetzalcóatl mandó hazer y poner una puente de piedra en aquel dicho río, y ansí por aquella dicha puente pasó el dicho Quetzalcóatl, y se llamó el dicho lugar Tepanoaya. Yéndose de camino el dicho Quetzalcóatl, llegó a otro lugar que se llama Coahapa, en donde los dichos nigrománticos vinieron a toparse con él por impedirle que no se fuesse más adelante, diziendo al dicho Quetzalcóatl: "¿A dónde os vais? ¿Por qué dexastes vuestro pueblo? ¿A quién lo encomendastes? ¿Quién hará penitencia?" Y dixo el dicho Quetzalcóatl, respondiendo a los dicho nigrománticos: "En ninguna manera podéis impedir mi ida; por fuerça tengo de irme". Y los dicho nigrománticos dixeron, preguntando al dicho Quetzalcóatl: "¿A dónde os vais?" Y les respondió, diziendo: "Yo me voy hasta a Tlapallan". Y le preguntaron los dichos nigrománticos, diziendo: "¿A qué os vais allá?" Y les respondió el dicho Quetzalcóatl, diziendo: "Vinieron a llamarme, y llámame el sol". Y le dixeron los dichos nigrománticos al dicho Quetzalcóatl: "Ios en hora buena, y dexad todas las artes mecánicas de fundir plata, y labrar piedras y madera, y pintar, y hazer plumajes y otros oficios".
Todo se lo quitaron los dichos nigrománticos al dicho Quetzalcóatl; y el dicho Quetzalcóatl començó a echar en una fuente todas las joyas ricas que llevava consigo. Y ansí fue llamada la dicha fuente Cozcaapa, y agora esta fuente se llama Coahapa. Y el dicho Quetzalcóatl yendo de camino, llegó a otro lugar que se llama Cochtoca, y vino otro nigromántico y topóse con él diziendo: "¿A dónde os vais?" Y le dixo Quetzalcóatl: "Yo me voy a Tlapalla". Y el dicho nigromántico dixo al dicho Quetzalcóatl: "En hora buena os vais, y beve esse vino que os traigo". Y dixo el dicho Quetzalcóatl: "No lo puedo bever, ni aun gustar un tantito". Y le dixo el dicho nigromántico: "Por fuerça lo havéis de bever o gustar un tantito, porque a ninguno de los bivos dexo de dar y hazer bever esse vino; a todos emborracho. ¡Ea, pues, bévalo!" Y el dicho Quetzalcóatl tomó el vino y lo bevió con una caña, y en beviéndolo, se emborrachó y dormióse en el camino, y començó a roncar; y cuando despertó, mirando a una parte y a otra, sacudía los cabellos con la mano, y entonces fue llamado el dicho lugar Cochtoca.
CapÍtulo 14
De cómo de frío se le murieron todos sus pages a Quetzalcóatl en la passada de entre las dos sierras: el Vulcán y la Sierra Nevada, y de otras hazañas suyas
El dicho Quetzalcóatl, yéndose de camino más adelante, a la passada de entre las dos sierras del Vulcán y la Sierra Nevada, todos los pajes del dicho Quetzalcóatl, que eran enanos y corcobados, que le ivan acompañando, se le murieron de frío dentro de la dicha pasada de las dichas dos sierras. Y el dicho Quetzalcóatl sintió mucho lo que le havía acaecido de la muerte de los dichos pages, y llorando muy tristemente, y cantando con lloro y sospirando miró la otra sierra nevada que se nombra Poyauhtécatl, que está cabe Tecamachalco; y ansí pasó por todos los lugares y pueblos, y puso muy muchas señales en las sierras y caminos, según que dizen.
Más dizen, que el dicho Quetzalcóatl andávase holgando y jugando en una sierra, y encima de la sierra se assentó, y veníase abaxando asentado hasta el suelo y baxo de la sierra, y ansí lo hazía muchas vezes. Y en otro lugar hizo poner un juego de pelota hecho de piedras en cuadra, donde solían jugar la pelota que se llama tlachtli, y en el medio del juego puso una señal o raya que [se] dize tlécotl; y donde hizo la raya está abierta la tierra muy profundamente. Y en otro lugar tiró con una saeta a un árbol grande que se llama póchutl, y la saeta era también un árbol que se llama póchutl, y atravesóle con la dicha saeta Y assí esta hecha una cruz.
Y más dizen, que el dicho Quetzalcóatl hizo y edificó unas casas debaxo de la tierra, que se llaman Mictlancalco. Y más, hizo poner una piedra grande que se mueve con el dedo menor, y dizen que cuando hay muchos hombre que quieren mover y menear la piedra que no se mueve, aunque sean muy muchos. Y más, hay otras cosas notables que hizo el Quetzalcóatl en muchos pueblos, y dio todos los nombres a las sierras y montes y lugares. Y ansí, en llegando a la ribera de la mar, mandó hazer una balsa hecha de culebras que se llama coatlapechtli, y en ella entró y assentóse como en una canoa, y ansí se fue por la mar navegando, y no se sabe cómo y de qué manera llegó al dicho Tlapalla.
Fin del tercero libro
Comiença el apéndiz del Libro Tercero