Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Introducción y declaración nuevamente sacada, que es el calendario de los indios de Anáoac, esto es, de la Nueva España
"Por las ruedas aquí antepoestas cuentan los indios sus días, semanas, meses, años, olimpíadas, lustros, indiciones y hebdómadas, comenzando su año con el nuestro desde el principio de enero, en el cual se hallan las maneras de contar los tiempos que tuvieron todas las naciones, y según parece los indios que la composieron y sabían bien ciertamente se mostraron philosophos naturales. Solamente faltaron en el bisexto, pero también pasó el gran philosopho Aristótiles y su maestro Platón y otros muchos sabios que no lo alcançaron. Y es de saber que en este calendario no hay cosa de idolatría; y esto se poede de alabar por muchas razones, pero bastará dezir una, y es: que en esta tierra no ha muy muchos años que començaron las idolatrías, y este calendario es antiquíssimo; y si los nombres de los días, semanas y años y sus figuras son de animales y de bestias y de otras criaturas, no se devan maravillar, pues si miramos los nuestros también son de planetas y de dioses que los gentiles tuvieron, y pues que aquí se escriven muchos ritos, ficciones y antiguos sacrificios, una cosa tan buena y de tanto primor y verdadera que estos naturales tuvieron no es razón de reprobarla, pues sabemos que todo bien y verdad, quienquiera que lo diga, es del Espíritu Sancto".





Confutación de lo arriba dicho

En lo primero que dize, que por esta cuenta los indios contavan s[u]s semanas, meses y años, es falsíssimo, porque esta cuenta no contiene más [de] doscientos y sesenta días, y fáltale ciento y cinco días para ser cuenta de un año entero. Ni tampoco contavan sus meses por esta cuenta, porque sus meses son deziocho en un año, y cada uno tiene veinte días, que son trezientos y sesenta días, al cual número no llega esta cuenta. Ni tampoco cuentan por esta cuenta sus semanas, porque aquello que dizen que tenían treze días por semana es falso, porque de esta manera sería una semana de treze días, y otra semana entr[ar]ía con tres días en el mes siguiente, y ansí cada mes no tendría dos semanas enteras, mayormente que sus semanas eran de cinco días, las cuales mejor se llamaran quintanas que no semanas, y hay en cada mes cuatro de estas quintanas. Lo que dize de olimpíades y lustros y indiciones a la mesma razón es falso y mera ficción. Lo que dize que el año començava en enero como el nuestro es falsíssimo, porque lo que llaman un año por esta cuenta no son más [de] doscientos y sesenta días, y de necesidad se havía de acabar ciento y cinco días antes de nuestro año, y ansí no podía començar con el nuestro año sino algunas y muy raro. En lo que dize que los indios [que] composieron esta cuenta se mostraron philosophos naturales es falsíssimo, porque esta cuenta no le llevan por ninguna orden natural, porque fue invención del demonio y arte de adivinación. En lo que dize que faltaron en el bisexto es falso, porque en la cuenta que se llama calendario verdadero cuentan trescientos y sesenta y cinco días, y cada cuatro años contavan trecientos y sesenta y seis días, en fiesta que para esto hazían de cuatro en cuatro años. En lo que dize que en este calendario no hay cosa de idolatría es falsíssima mentira, porque no es calendario sino arte adivinatoria, donde se contienen muchas cosas de idolatría y muchas supersticiones y muchas invocaciones de los demonios, tácita y expressamente, como parece en todo este Cuarto Libro precediente. De manera que ninguna verdad contiene aquel tratado arriba puesto, que aquel religioso escrivió, mas antes condene falsedad y mentira muy perniciosa.





Síguese adelante en el tratado de aquel religioso

"Los indios, que bien entendían los secretos de estas ruedas y calendario, no los enseñavan ni descubrían sino a muy pocos, porque por ello ganavan de comer, y eran estimados y tenidos por hombres sabios y entendidos; empero, sabían casi todos los indios adultos y tenían noticia del año, ansí del número como de la casa en que andavan; mas de los nombres de los días y semanas y otros muchos secretos y cuentas que tenían, solos aquellos maestros compotistas lo alcançávanla de saber. Agora para entender la cuenta que estos naturales tenían, y para saber cómo contavan los tiempos por las ruedas y figuras aquí escritas, se ponen reglas, que son las infraescritas".





Confutación de lo arriba dicho

Ya está dicho que el calendario es dintincto de esta cuenta y no tiene nada que ver con ella. Y el calendario trata de los meses de todo el año, y de los días de todo el año, y de las semanas de todo el año y de las fiestas fixas de todo el año. Sabíanle todos los sátrapas y todos los ministros de los ídolos y mucha de la otra gente popular, porque es cosa fácil y toca a todos. Empero, la cuenta de la arte adivinatoria, a la cual falsamente llama calendario, es cuenta por sí, porque su fin se endereza a adivinar las condiciones y sucessos de los que nacen en cada signo o carácter. Esta cuenta sabíanla solamente los adivinos y los que tenían habilidad para deprenderla, porque condene muchas dificultades y obscuridades. Y a éstos que sabían esta cuenta llamávanlos tonalpouhque y teníanlos en mucho y honrávanlos mucho. Teníanlos como prophetas y sabidores de las cosas futuras, y ansí acudían a ellos en muchas cosas, como antiguamente los hijos de Israel acudían a los prophetas. Dize éste que los meses son veinte en un año, y no es verdad, porque no son más de deziocho; dize ansimismo que las semanas son de treze días, y no es verdad, porque no son más de cinco días, y ansí son cuatro semanas, o por mejor dezir quintanas, en un mes. Los treze días, a que falsamente llama semana, no son sino el número de días que reinava cada uno de los veinte caracteres de esta arte adivinatoria, como está claro en el Cuarto Libro precedente, que trata de esta arte adivinatoria. Síguese la tabla y manera de contar que tenían los adivinos en esta arte.









Al lector

Esta tabla que está frontera (ver lámina I), amigo lector, es la cuenta de los caracteres o signos de que en este Cuarto Libro havemos tractado, la cual procede por esta orden, que primeramente se ponen veinte caracteres, y junto a ellos sus nombres, y después de ellos se ponen los días en que reinan por cifras del alguarismo, y comiença uno, dos, tres, etc. El carácter donde está junto el uno o frontero de él es el que reina aquello treze días, y comiénçase a contar desde arriba hazia abaxo, y llegando a treze luego buelve a uno, y el carácter enfrente de quien está aquel uno es el que reina los treze días que se siguen; y ansí de todos los demás números y caracteres. De manera que cada un carácter viene a reinar treze días, y el número de todos estos días son dozientos y sesenta, y de allí buelve otra vez al principio. También en el principio de esta cuenta se pone la manera de contar de los años, porque estas dos cuentas andan vinculadas o pareadas.

La cuenta de todos los tiempos que tenían estos naturales es la que se sigue

La mayor cuenta de tiempo que contavan era hasta ciento y cuatro años, y a esta cuenta llamavan un siglo. A la mitad de esta cuenta que son cincuenta y dos años llamavan una gabilla de años. Este tiempo de años traíanla ab antiquo contados. No se sabe cuándo començó, pero tenían por muy averiguado, y como de fe, que el mundo se havía de acabar en el fin de una de estas gabillas de años. Y tenían prenóstico o oráculo que entonce havía de cesar el movimiento de los cielos, y tomavan por señal al movimiento de las Cabrillas la noche de esta fiesta, que ellos llamavan toximmolpilía. De tal manera caía que las Cabrillas estavan en medio del cielo a la medianoche, en respecto de este horizonte mexicano. En esta noche sacavan fuego nuevo, y primero que los sacassen apagavan todo el fuego en todas las provincias, pueblos y casas de toda esta Nueva España, y ivan con gran processión y solemnidad todos los sátrapas y ministros del templo. Partían de aquí, del templo de México, a prima noche, y ivan hasta la cumbre de aquel cerro que está cabe Itztapalapan, que ellos llaman Uixachtécatl. Y llegavan a la cumbre a la medianoche, o casi, donde estava un solemne cu, edificado para aquella cerimonia. Llegados allí, miravan a las Cabrillas si estavan en el medio, y si no estavan esperavan hasta que llegassen. Y cuando vían que ya passavan del medio entendían que el movimiento del cielo no cesava, y que no era allí el fin del mundo, sino que havían de tener otros cincuenta y dos años, seguros que no se acabaría el mundo. En esta hora estavan en los cerros circunstantes que cercan a toda esta provincia de México, Tezcucu y Xuchimilco y Cuauhtitlan, gran cantidad de gente esperando a ver el fuego nuevo, que era señal que el mundo iba adelante. Y como sacavan el fuego los sátrapas con gran cerimonia en el cu de aquel cerro, luego se parecía en todo lo circunstante de los cerros, y los que estavan allí a la mira levantavan luego un alarido que le ponían en el cielo, de alegría, que el mundo no se acabava y que tenían otros cincuenta y dos años por ciertos.

La última solemnidad que hizieron de este fuego nuevo fue el año de mil y quinientos y siete; hiziéronle con toda solemnidad porque no havían venido los españoles a esta tierra. El año de mil y quinientos y cincuenta y nueve se acabó la otra gabilla de años, que ellos llaman toximmolpilía; en ésta no hizieron solemnidad pública porque ya los españoles y religiosos estavan en esta tierra, de manera que este año de mil y quinientos y setenta y seis anda en quinze años de la gabilla de años que corre.

Cuando sacavan fuego nuevo y hazían esta solemnidad renovavan el pacto que tenían con el demonio de servirle, y renovavan todas las estatuas del demonio que en sus casas tenían, y todas las alhajas de su servicio y las de sus casas, y hazían grandes alegrías por saber que ya tenían el mundo seguro, que no se acabaría por cincuenta y dos años. Claramente consta que este artificio de contar fue invención del diablo para hazerlos renovar el pacto que con él tenían de cincuenta en cincuenta y dos años, y amedrentándolos con la fin del mundo y haziéndolos entender que él alargava el tiempo y les hazía merced de él, passando el mundo adelante.

Demás de esta cuenta tenían que de ocho en ocho años hazían un ayuno de pan y agua por espacio de ocho días, y hazían al cabo una fiesta donde hazían solemne areito de diversos personajes, donde dezían que descubrían ventura o que la merecían, y llamávanla atamalcualiztli.

Otra fiesta hazían de cuatro en cuatro años a honra del fuego, donde agujeravan las orejas a todos los niños y niñas, y la llamavan pillauanaliztli. Y en esta fiesta es verisímile y hay conjecturas que hazían su bisexto, contando seis de nemontemi.

La otra cuenta del tiempo es de un año, el cual repartían en deziocho meses, y cada mes le davan veinte días, y cada uno de estos meses era dedicado a uno o a dos dioses, y hazían en él sus fiestas. Cada uno de estos meses le repartían de cinco en cinco días, y hazían las ferias el último día de estos cinco en un pueblo, y dende a cinco días en otro, y dende a otros cinco días en otro. De manera que el cuarto quintanario era la fiesta del dios que se celebrava en el mes que se seguía. Los cinco días que son más de los trezientos y sesenta de todo el año teníanlos por valdíos y aziagos, y ansí no hazían cuenta de ellos para ninguna cosa; pero cuenta tenían con todos los días del año y con todos los meses del año y con todas las quintanas del año, que son cuatro en cada mes.

Otra cuenta tenían estos naturales que ni sigue la cuenta del año, ni de los meses, ni de las quintanas, que impropriamente se pueden dezir semanas. Esta cuenta tiene veinte caracteres, como está pintado en la tabla que está detras de esta hoja (ver lámina I); a cada uno de estos caracteres atribuían treze días, en las cuales reinava uno de estos caracteres, de manera que cada uno reinava treze, días, y el círculo que estos caracteres con sus días hazían son dozientos y sesenta días, el cual círculo tiene ciento y cinco días menos que un año. Esta cuenta se usava para adivinar las condiciones y sucesos de la vida que tendrían los que naciessen. Es cuenta delicada y muy mentirosa, y sin ningún fundamento de astrología natural, porque el arte de la astrología judiciaria que entre nosostros se usa tiene fundamento en la astrología natural, que es en los signos y planetas del cielo y en los cursos y aspectos de ellos. Pero esta arte adivinatoria síguese o fúndase en unos caracteres y números en que ningún fundamento natural hay, sino solamente artificio fabricado por el mesmo diablo; ni es posible que ningún hombre fabricasse ni inventasse esta arte, porque no tiene fundamento en ninguna sciencia ni en ninguna razón natural; más parece cosa de embuste y embaimiento, que no cosa razonal ni artificiosa. Digo que fue embuste y embaimiento para encandilar y desafinar a gente de poca capazidad y de poco entendimiento; no obstante esto, era tenida en mucho esta arte adivinatoria, o más propriamente hablando, embuste o embaimiento diabólico. Y también los que la sabían y usavan eran muy honrados y tenidos porque dezían las cosas por venir, y del vulgo eran tenidos por verdaderos, aunque ninguna verdad dezían, sino acaso y por yerro. Esta arte ni sigue años, ni meses, ni semanas, ni lustros, ni olimpíadas, como algunos dixeron y afirmaron falsamente.

Fray Bernardino de Sahagún

Porque la tabla precedente del arte adivinatoria está dificultosa de entender y de contar, puse esta tabla que se sigue, porque está muy más clara y la cuenta muy más fácil y conforme a como ellos contavan (ver láminas II-III). Y no piense nadie que esta tabla es calendario, porque como dicho es, no es sino arte adivinatoria. El calendario de estos naturales se pone en el principio del Segundo Libro; está muy claro de entender por las letras del a b c que tiene: de una parte se cuentan los meses suyos, que son de veinte en veinte días, y de la otra parte se cuentan los nuestros meses, que son de a treinta días, uno más o menos. Y por estar esta cuenta de esta manera, fácil cosa es saber sus fiestas, en qué mes de los nuestros caían y a cuántos días de cada mes. La otra cuenta, que es de los años, se pone en el Séptimo Libro de esta historia; allí se podrá ver si pluguiere a Nuestro Señor que salga a luz.