Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Capítulo quinto
Del lenguaje y afectos que usavan cuando oravan al mayor de los dioses, llamado Texcatlipuca, Titlacaoa, Moquequeloa, después de muerto el señor, para que los diesse otro. Es oración del mayor sátrapa, donde se ponen muchas delicadezes en sentencia y en lenguaje

Señor nuestro, ya vuestra magestad sabe como es muerto N; ya lo havéis puesto debaxo de vuestros pies; ya está en su recogimiento; ya es ido por el camino que todos hemos de ir y a la casa donde hemos de morar, casa de perpetuas tinieblas donde ni hay ventana ni luz ninguna; ya está en el reposo donde nadie le desasosegará. Hizo acá su oficio en serviros algunos días y años, no sin culpas y sin ofensas de vuestra magestad, y dístele en este mundo a gustar algún tanto de vuestra suavidad y dulçura, como passándosela por delante de la cara, como cosa que passa de presto. Esto es la dignidad del oficio en que le posistes, en que algunos días os servió, como está dicho, con sospiros y con lloros y con oraciones devotas delante vuestra magestad.

¡Ay dolor, que ya se fue a donde está nuestro padre y nuestra madre, el dios del infierno, aquel que descendió cabeça abaxo al fuego, el cual dessea llevarnos allá a todos con muy importuno desseo, como quien muere de hambre y de sed, el cual está en grandes tormentos de día y de noche, dando bozes y demandando que vayan allá muchos! Ya está allá con él este N, y con todos sus antepassados que primero fueron y también governaron y regieron este reino, donde éste también regió: uno de los cuales fue Acamapichtli, otro fue Tiçócic, otro Auítzotl, otro el primero Motecuçoma, otro Axayaca, y los que agora a la postre han muerto, como el segundo Motecuçoma y también Ilhuicamina. Todos estos señores y reyes regieron y governaron, y gozaron del señorío y dignidad real y del trono y sitial del imperio, los cuales ordenaron y concertaron las cosas de vuestro reino, que sois el universal señor y emperador, por cuyo alvedrío y motivo se rije todo el universo, y que no tenéis necessidad de consejo de ningún otro. Estos dichos ya dexaron la carga intolerable del regimiento que truxeron sobre sus hombros, y lo dexaron a su sucessor N, el cual algunos pocos días tuvo en pie su señorío y reino y agora ya se ha ido en pos de ellos al otro mundo porque vos le llamastes. Y por haverle descargado de tan gran carga, y haverle quitado tan gran trabaxo y haverle puesto en paz y en reposo, está muy obligado hazeros gracias.

Algunos pocos días le logramos, y agora para siempre se ausentó de nosotros para nunca más bolver al mundo. ¿Por ventura fue a alguna parte de donde otra vez pueda bolver acá, para que otra vez sus vassallos puedan ver su cara? ¿Por ventura vendrános a dezir hágase esto o aquello? ¿Vendrá por ventura otra vez a ver a los cónsules y regidores de la república? ¿Verle han por ventura más? ¿Conocerle han más? ¿Oirán por ventura más su mandamiento y decreto? ¿Vendrá algún tiempo a dar consuelo y refrigerio a sus principales y cónsules?

¡Ay dolor, que del todo se nos acabó su presencia y para siempre se nos fue! ¡Ay dolor, que ya se nos acabó nuestra candela y nuestra lumbre: la hacha que nos alumbrava del todo la perdimos! Dexó perpetua orfanidad y perpetuo desamparo a todos sus súbditos y inferiores. ¿Tendrá por ventura cuidado de aquí adelante del regimiento y govierno de este pueblo y provincia o reino, aunque se destruya y asuele el pueblo con todos los que en él biven, o el señorío o reino?

¡Oh, señor, nuestro humaníssimo! ¿Es cosa convenible por ventura, que por la ausencia del que murió, venga al pueblo, señorío o reino, algún infortunio en que sean destroçados y desbaratados y ahuyentados los vasallos que en él biven? Porque biviente el que murió estava amparado debaxo de sus alas, tenía tendidas sobre él sus plumas. Peligro es grande que este vuestro pueblo, señorío y reino no corra gran riesgo si no se elige otro con brevedad que le ampare. Pues, ¿qué es lo que vuestra magestad determina de hazer? ¿Es bien que esté ascuras este vuestro pueblo, señorío y reino? ¿Es bien que esté sin cabeça y sin abrigo? ¿Queréisle por ventura asolar y destruir?

¡Oh, pobrezitos de maceguales que andan buscando su padre y su madre, y quien los ampare y govierne, bien ansí como el niño pequeñoelo que anda llorando, buscando a su madre y a su padre cuando están absentes, y rescibe gran angustia cuando no los halla! ¡Oh, pobrezitos de los mercaderes que andan por los montes y por los páramos y çacatlales, y también de los tristes labradores que andan buscando herbezuelas para comer y raízes y leña para quemar, o para quemar de que bivan! ¡Oh, pobrezitos de soldados y hombres de guerra que andan buscando la muerte y tienen ya aborrecida la vida, y en ninguna otra cosa piensan sino en el campo y en la raya donde se dan las batallas! ¿A quién apelidarán? Cuando tomaren algún captivo, ¿a quién le presentarán? Y si le captivaren, ¿a quién darán noticia de su captiverio para que se sepa en su tierra que es captivo? ¿A quién tornará por padre y madre para que en estos casos semejantes le favorezca, pues que ya es muerto el que hazía esto, que era como padre y madre de todos? No havrá ya quien llore, ni quien sospire por los captivos, porque no havrá quien dé noticias de ellos a sus parientes. ¡Oh, pobrezitos de los pleitantes y que tienen letigios con sus adversarios, que les toman sus haziendas! ¿Quién los juzgará y pacificará y les limpiará de sus contiendas y porfías? Bien ansí como el niño cuando se ensuzia, que si su madre no le limpia estáse con su suziedad. Y a aquellos que se rebuelven unos con otros y se abofetean y apuñean y aporrean, ¿quién pondrá paz entre ellos? Y a aquellos que por estas causas andan llorosos y derramando lágrimas, ¿quién los limpiará las lágrimas y remediará sus lloros? ¿Podránse ellos remediar a sí mismos por ventura? Y los que merecen muerte, ¿sentenciarse han ellos por ventura? ¿Quién pondrá el trono de la judicatura? ¿Quién tenderá el estrado del juez, pues que no hay ninguno? ¿Quién ordenará y dispondrá las cosas necessarias al bien del pueblo, señorío y reino? ¿Quién eligirá a los juezes particulares que tengan cargo de la gente baxa por los barrios? ¿Quién mandará tocar el atambor y pífano para juntar gente para la guerra? Y ¿quién juntará y acaudillará a los soldados viejos y hombres diestros en la guerra? Señor nuestro y amparador nuestro, tenga por bien vuestra magestad de elegir y señalar alguna persona suficiente para que tenga vuestro trono y lleve a cuestas la carga pesada del regimiento de la república, y regozije y regale a los populares, bien ansí como la madre regala a su hijo, poniéndole en su regaço. ¿Quién alegrará y regozijará al pueblo, a manera de quien tañe a avejas que andan remontadas o amotinadas, para que se asienten?

¡Oh, señor nuestro humaníssimo! Hazed esta merced a N, que nos parece que es para este oficio. Elegilde y señalalde para que tenga este vuestroseñorío y governación. Dalde como prestado vuestro trono y vuestro sitial para que rija este señorío o reino por el tiempo que biviere. Sacalde de la baxeza y humildad en que está, y ponelde en esta honra y en esta dignidad, que nos parece que es digno de ella.

¡Oh, señor nuestro humaníssimo! Dad lumbre y resplandor de vuestra mano a esta república o reino. Lo dicho tan solamente vine a proponer delante vuestra magestad, aunque muy defectuosamente, como quien está borracho y va azcadillando y medio cayendo. Hágase como vuestra magestad fuere servido en todo y por todo.