Época: Asiay Africa
Inicio: Año 1200
Fin: Año 1275

Antecedente:
El mundo de las estepas



Comentario

El territorio de Mongolia era desde hacia siglos el dominio de las más diversas razas nómadas, desde tribus iranias, a turcas, manchurianas y finalmente mongolas. A principios del siglo XIII, junto a las grandes tribus de lengua mongola, había también turcos más o menos mongolizados, y sobre todo se mantenía una diferencia esencial entre los ganaderos, nómadas de las estepas, y las tribus semisedentarias de los cazadores y pescadores que habitaban en los limites de los bosques siberianos.
Las tribus nómadas, más ricas y evolucionadas, poseían una estructura social compleja, ya que el poder perteneció a una aristocracia jerarquizada con jefes de clanes o de grandes familias que ostentaban el titulo de "bahadur", y por debajo de ellos los jefes de las tribus y de las facciones tribales que eran llamados príncipes (noyons). Los jefes supremos de las grandes confederaciones tribales (ulus) eran los "khanes", que estaban en la cúspide de la jerarquía y su autoridad era incontestada. Por debajo de la aristocracia, la gran masa nómada perteneció a la clase de los hombres libres, y era la que proporcionaba los guerreros. Finalmente estaban los siervos colectivos, pertenecientes a clanes vencidos, sometidos a toda clase de prestaciones personales y actuaban como tropas auxiliares en las campañas bélicas.

Sobre el tan difundido salvajismo de los mongoles, hay que hacer notar que una gran parte de sus tribus eran cristianas de rito nestoriano, mientras que otras adoraban las fuerzas de la Naturaleza, y una minoría por influencia china eran budistas

Por otro lado, el poderío de los nómadas estaba en estrecha relación con su riqueza que no era otra que sus pastos y sus ganados. En este sentido a principios del siglo XIII Mongolia conocía una época de prosperidad debido a gozar de una larga temporada húmeda que le permitió alimentar sus numerosos ganados. Debido a todo ello hay que desechar la idea de que los mongoles hambrientos abandonaron sus tierras en busca de otras mejores y más ricas, sino que su expansión se produjo con tropas poco numerosas y perfectamente organizadas, apoyadas por una retaguardia económicamente próspera y sólida.