Comentario
Entre 1688 y 1715, desde la revolución inglesa hasta la muerte de Luis XIV, se produjo una honda modificación en la cultura occidental, una agitación que produjo una corriente de heterodoxia política y religiosa, cuyos máximos exponentes fueron el racionalismo y el librepensamiento. La nueva época de la filosofía la inauguran Descartes, Spinoza y Leibniz, y se caracteriza por la autonomía absoluta de la filosofa y de la razón con respecto de la teología y de la religión. En efecto, la autonomía de la razón, defendida por la filosofía moderna, implica negativamente que su ejercicio no sea coartado o regulado por ninguna instancia presuntamente superior y extraña a la razón misma, sea ésta la tradición, la autoridad o la religión. Positivamente, la autonomía de la razón implica que ésta es el principio y el único tribunal supremo a quien corresponde juzgar de lo verdadero y lo conveniente, en el terreno moral, científico y político.
El racionalismo es la corriente filosófica del siglo XVII que establece que nuestros conocimientos válidos y verdaderos acerca de la realidad proceden, no de los sentidos tal como mantenían los filósofos empiristas, sino de la razón, del entendimiento mismo. Justamente, la filosofía racionalista del siglo XVII concede a la razón la primacía en cuanto fuente y origen de los conocimientos, negándosela a los sentidos. El ideal de la ciencia racionalista es el de un sistema deductivo en que las leyes se deducen a partir de ciertos principios. El problema principal consiste en fijar de dónde provienen las ideas y principios a partir de las cuales se derivan las proposiciones, los teoremas. Caben dos respuestas. Una empirista: los principios, las ideas y definiciones de las cuales se generan las proposiciones científicas provienen de la experiencia sensible, de la información que nos proporcionan los sentidos. Otra racionalista: el origen de las ideas no se halla en la experiencia sensible, sino que el entendimiento los posee en sí mismo y por sí mismo. Esta teoría racionalista acerca de la fuente de las ideas se llama innatismo, ya que defiende que las ideas son innatas o connaturales al entendimiento. Las obras de Descartes presentan un magnífico muestrario de todas esas características que definen al racionalismo, el sistema que destruiría y reemplazaría al aristotelismo aún vigente a finales del siglo XVI.