Época: Ramésidas
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Los Ramésidas

(C) Antonio Blanco Freijeiro



Comentario

El templo de Ramsés es un rectángulo estrictamente paralelo al edificio de su padre; pero el pílono de entrada, de 60 metros de ancho, está desviado del eje principal para mirar de frente al templo de Luxor, causa de las molestas irregularidades que saltan a la vista en el plano, desconcertantes en un edificio que debiera ser ortogonal y no lo es realmente.
Siguiendo el mismo proceder con que habían desmontado el templo funerario de Amenofis III, los Ptolomeos utilizaron como cantera el de Ramsés II, dejándolo en un estado poco mejor que el actual. Por suerte, ya los griegos habían hecho las descripciones que sirvieron de fuente de información del que Diodoro Sículo describirá más tarde, con tanto color como fantasía, como Palacio de Ozymandias, según ellos pronunciaban el primer elemento del "praenomen" de Ramsés II: Usermare-Setempenré. En Diodoro se inspiró a su vez Shelley para el soneto dedicado a Ozymandias, que hemos traducido al hablar de los colosos. La cabeza y el torso de la estatua sedente, cuya altura total se calcula en 17 metros (con un torso que medía siete de hombro a hombro), yacen hoy donde cayeron, al pie del pedestal que un día los sostuvo.

El segundo patio es propiamente el vestíbulo del templo. Dos hileras de columnas monóstilas orlan los lados cortos del patio y una de pilares osíricos los largos. Los de la fila del fondo y las columnas que los respaldan en una segunda hilera, se alzan sobre un podio al que dan acceso tres escaleras. Viene a continuación la espléndida sala hipóstila, basilical como la de Karnak, pero que por hallarse más incompleta produce una impresión de mayor desahogo. A continuación se suceden tres salas anchas, cuyos techos descansaban en ocho columnas. En los relieves de la primera -la Sala de la Aparición- desfilan en sus andas, llevadas por sacerdotes, las barcas de Amón, Mut y Khons, cada una de ellas provista de la cabeza del dios a quien pertenece.

La escena referida a la coronación de Ramsés, en la que el nombre del rey aparece escrito en la persea, el árbol sagrado de la geneología real, por los dioses Sekhat, Atum y Tot, se ha querido interpretar como versión egipcia de Adán y Eva ante el Arbol del Bien y del Mal. En la techumbre están representados el cielo y la astronomía de las estaciones, los meses, las constelaciones circumpolares y el faraón entre los dioses, temas de mayor interés que las representaciones de la batalla de Qadesh y de las victorias sirias, con que Ramsés se empeña una vez más en instruir a sus pacientes visitas.

Los almacenes se han hecho justamente célebres porque si el templo es descomunal, ellos ocupan una superficie tres veces mayor y ofrecen interesantísimos ejemplos de bóvedas parabólicas, de unos adobes especiales, más delgados que los de las paredes, con surcos de los dedos para facilitar su manejo, y pueden llegar a formar capas triples. La regularidad y la simetría que presiden el plano de los almacenes son cualidades que la arquitectura egipcia no había exhibido con tanto empeño desde las refinadas casas de Amarna.