Comentario
Tras los Ramesidas, Egipto vive un periodo de crisis permanente en el que se suceden las dinastías y los diferentes territorios manifiestan absoluta independencia del poder central. Durante el reinado de Amón, los sacerdotes de Amón adquieren un poder absoluto; a partir de entonces, aunque Amón reina oficialmente en ambos países por mediación de sus vicarios, Egipto se encuentra dividido en dos Estados.
Las Dinastías XXII y XXIII corresponden a los Bubástidas, momento en el que el Medio y Bajo Egipto, desde Hermópolis al Delta, llegó a estar dominado por las colonias militares libias. Sheshonk inició un largo reinado, colocó a sus hijos al frente de las plazas militares e inició una importante expansión hacia Palestina. Desde mediados del siglo VIII reinará en Tanis un nuevo linaje, el de Petubastis, fundador de la XXIII Dinastía.
Nubia había asimilado a fondo la cultura egipcia del Imperio Nuevo sin renunciar a tradiciones propias que le daban un sello típico e inconfundible. A mediados del siglo VIII, los nubios del rey Kashta anexionasen a Nubia la Tebaida sin encontrar resistencia. Con la anexión de la Tebaida, Nubia entró en contacto con el territorio de Hermópolis. En el reinado de Taharka (690-663), Asaradón inició en 671 la conquista de Egipto, que había de completar Asurbanipal. Aunque breve, la dominación asiria iba a ser sintomática.
Posteriormente llegará la Época Saítica en la que primero Neco y después Psamético lograron capear el temporal de la dominación asiria, y salir de ella airoso Psamético en 663. Probablemente es cierto que sus hombres de hierro, los mercenarios griegos, le dieron la fuerza necesaria para imponer su autoridad en el Bajo Egipto sobre las colonias militares libias. Psamético (663-609) llevó a cabo la reforma que dotaba al país de una administración centralizada y pretendía restaurar el sistema del Imperio Antiguo.
Los monumentos de estos siglos, no son tantos como quisiéramos porque si de Tanis tenemos pocos, de Sais no tenemos ninguno, destacando el Templo de Khons en Karnak y el Gran Patio de Karnak. En cuanto a la escultura, la gran variedad de tipos escultóricos existentes en el Imperio Nuevo queda limitada, en el caso de los encargos de particulares, a la estatua-cubo y la estatua oferente. También destacan las estatuas de gatos y la de la reina Karomama. El medio siglo en que Egipto estuvo regido por soberanos etíopes se reveló como muy fecundo y original para las artes plásticas. En la escultura en piedra se consolida el movimiento arcaizante iniciado por los Bubástidas, observándose un renacimiento de tipos del Imperio Antiguo.