Época: Sumer y Akad
Inicio: Año 2900 A. C.
Fin: Año 2334 D.C.

Antecedente:
La época del Dinástico Arcaico

(C) Federico Lara Peinado



Comentario

Las innovaciones técnicas más importantes en el campo arquitectónico fueron la adopción del ladrillo planoconvexo, técnicamente de mayor complejidad, que sustituyó a los tipos empleados en la protohistoria, denominados, según la terminología alemana, "riemchen", "patzen" y "flachziegel", y la creación de un muro de sostén (kisu), destinado a reforzar desde el exterior las paredes de los templos.
Durante el Dinástico Arcaico se continuó construyendo en el complejo del Eanna de Uruk, siguiendo, en general, las directrices arquitectónicas de la fase anterior. Fue más al norte, en la región del Diyala, donde aparecieron nuevas construcciones, cuyo ejemplo puede centrarse en Khafadye. Aquí se habían levantado dos templos, dedicados respectivamente a Nintu y a Zuen (o Sin), que se completaron hacia el 2700 con un tercero que se consagró a un dios desconocido. Este último templo presentaba la novedad de hallarse rodeado por una doble muralla, recinto que ocupaba alrededor de 103 m de longitud por 74 de anchura. Es el llamado Templo oval, edificado sobre una alta plataforma de tres niveles y aislado del resto urbano por potentes defensas de perímetro ovalado. En su interior, además de las instalaciones propias del culto, existían almacenes, cocinas, talleres y otras dependencias administrativas.

De esta época es también el segundo santuario del Templo del dios Abu en Eshnunna, de pequeñas dimensiones; poco después sería agrandado y adoptaría planta casi cuadrada (Templo cuadrado) con tres cellae en tomo al patio y eje acodado. Un caso similar puede verse en el templo de Tell Chuera, al norte de Gebel el-Aziz (Siria), cuya planta evolucionó también hacia una estructura rectangular.

En Nippur, la ciudad sagrada de Sumer, cabeza que fue de una primitiva anfictionía, se comenzó a levantar el Templo de Inanna, de simple estructura al principio, contando con dos cellae y un estrecho vestíbulo rectangular; todo ello, al parecer, al aire libre.

Durante las épocas de Gilgamesh de Uruk (h. 2650) y de Mesalim de Kish (h. 2550) comenzaron a aparecer monumentos de carácter civil, de tanta importancia como los religiosos. Testimonio de ellos serían la muralla de Uruk, de casi 9,5 km de perímetro y con 900 torres defensivas, y los palacios reales de Eridu y de Kish, que revelaron una nueva forma de civilización basada en la fuerza militar.

Sin embargo, seguían siendo las construcciones religiosas lo más significativo en el campo de la arquitectura. Buen ejemplo era el Santuario de Shara, en Tell Agrab, de planta casi cuadrada, tres cellae y cuatro patios, y la ampliación que conoció el Templo de Inanna, en Nippur (estratos VIII-VII), a base de cuatro patios, dos cellae y un complejo económico-administrativo anejo a él.

Por otra parte, el Templo del dios Abu en Eshnunna adoptó durante la época de Mesalim una planta casi cuadrada, con eje acodado, con tres cellae, dato que ha hecho pensar en el culto a alguna tríada divina. Un caso similar se dio en el Templo de Nintu, en Khafadye, que fue dotado también de tres capillas y otros tantos patios con accesos independientes.

Muy cercano a este último está el excepcional Templo de Ishtar, en Mari, levantado en su periferia urbana. Ampliado en tres ocasiones, constaba de cella y patio con pórtico de columnas. En esta misma localidad se levantaron, asimismo, dos pequeños templos a otras tantas divinidades -en realidad hipóstasis de Ishtar- llamadas Ishtarat y Ninni Zaza. Ambos estaban dispuestos en torno a patios, con estancias sin altares, pero con podios y estatuillas de orantes. El de Ninni Zaza se hallaba adornado con las tradicionales pilastras y nichos de gran efecto decorativo, desarrollándose en él ritos procesionales en torno a un betilo colocado en el centro de su patio.

Otra novedad de la época de Mesalim fue el templo in antis, cuyos prototipos se localizaron en Tell Chuera. Aquí se conocen tres templos de esta tipología, levantados sobre terrazas de ladrillos. Presentan planta rectangular con antas, escaleras de acceso y rampas laterales con gradas; al fondo, se sitúa el altar con nichos laterales.

En los últimos tiempos del Dinástico Arcaico, la arquitectura religiosa sumeria conoció pocas transformaciones. Quizá la más significativa fuese la reforma del Templo del dios Zuen en Khafadye, al añadirle dos cellae (con lo que totalizaba cuatro), planta en eje acodado y dotarle de dos torres exteriores que encerraban el vano de acceso. Asimismo, algunas fachadas de templos fueron ornamentadas con importantes decoraciones, caso del Templo de la diosa Ninkhursag, en El Obeid, encerrado en una muralla de planta ovalada.

Respecto a la arquitectura civil de la etapa Dinástica se poseen pocos datos. Los restos conservados, aparte de las ruinas de las viviendas de algunas ciudades, que han permitido conocer la planimetría de determinados sectores urbanos, pertenecen básicamente a residencias palaciales que, en cualquier caso, fueron similares a las de los particulares, si bien de mayores proporciones y con complementos ornamentales y estructurales (escaleras de acceso, columnatas, pórticos, corredores, pinturas, etc.). De estos restos los más significativos son los de Eridu, Tell el-Wilayah, Kish y Mari.

En Kish, su Palacio A, de Tell Ingharra, constituye un monumental edificio, con aire militar, construido con ladrillos planoconvexos. Consta de dos cuerpos: uno más antiguo, rodeado por una doble muralla, con grandiosa puerta, torreones y escalera de acceso, y otro más moderno, añadido al sur del primero, articulado en dos estancias con columnas, además de un anejo en el lado nordeste con portal independiente. El primer sector o cuerpo se destinaría a las tareas del control administrativo y el segundo a residencia del "lugal", su familia y su guardia personal. Al norte de estos dos recintos, y muy cercano a ellos, se levantó en el Dinástico Arcaico III otro palacio, fuertemente fortificado (Palacio P), dispuesto en torno a diferentes patios.

Otros restos palaciales se conservan también en Mari, palacio que fue evolucionando hasta alcanzar en el siglo XVIII una gran complejidad arquitectónica. De los restos de su etapa Dinástica Arcaica se han podido detectar, hasta ahora, tres fases constructivas, con estructuras tanto religiosas como civiles, rodeadas todas ellas por dobles murallas.

Como ejemplo de arquitectura funeraria debemos citar las tumbas del cementerio de Kish y, sobre todo, las del cementerio de Ur (aquí con un total de 1850), correspondientes tanto a súbditos como a personas de la realeza que vivieron durante la I Dinastía. Las de los súbditos consisten en una simple fosa rectangular en cuyo fondo se depositaba el cadáver y algunos objetos de uso personal. Las sepulturas reales, en las que se empleaba junto al ladrillo también la piedra, obedecían a distintas tipologías: de cuatro salas con rampa y puertas con arco; de una sola cámara con bóveda de ladrillo; de foso pero sin cámara; y de una sola cámara con patio anterior, hechas indistintamente de piedra o de ladrillo.

De las dieciséis tumbas regias (en la mayoría de las cuales no se ha encontrado el cadáver del personaje principal) son destacables las conocidas como Tumba del Rey, Tumba de la Reina Puabi, Tumba de Meskalamdug y, sobre todo, la Tumba del gran pozo de la muerte, en donde fueron hallados 74 cadáveres.